La Alianza Atlántica y el principio de Defensa Colectiva

El principio de Defensa Colectiva, recogido en el artículo 5 del tratado fundacional de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), representa la piedra angular de su fundación y el lazo de unión entre los Estados miembros de la Alianza.

Este principio establece que un ataque armado contra uno o varios países miembros de la OTAN, acecido en Europa o América del Norte, “se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas”. Así, la Defensa Colectiva se convierte en un derecho y un deber que los países de la Alianza se comprometen a garantizar.

Hasta el momento, el artículo 5 ha sido invocado una única vez, en el año 2001, tras los atentados terroristas del 11-S contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington.

El 2 de octubre de 2001, el secretario general de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), Lord Robertson, se dirigía a la Comunidad Internacional para anunciar, por primera vez en la historia, la invocación del artículo V del Tratado de Washington:

El principio de Defensa Colectiva, recogido en el artículo V del tratado fundacional de la OTAN, representa la piedra angular de su fundación y el lazo de unión entre los Estados miembros de la Alianza.

El Tratado de Washington fue firmado en 1949 por diez países (Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido) de ambos lados del océano Atlántico dando origen a la Organización del Tratado Atlántico Norte, una alianza basada en el compromiso de defenderse mutuamente en caso de agresión armada a cualquiera de sus Estados miembros.

Así, nació la primera alianza entre países de América del Norte y Europa Occidental, basada en el derecho inherente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado, recogido en el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas².

En la actualidad la OTAN está formada por 30 Estados, incluyendo la adhesión de España en 1982, dispuestos a respaldar los principios del tratado fundacional y velar por la seguridad de la Alianza.

La OTAN opera en base a la premisa de “uno para todos, todos para uno”. Este principio se encuentra reflejado en el artículo V del Tratado de Washington, el principio de “Defensa Colectiva”:

“Las partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas y, en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva, reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, asistirá a la Parte o Partes así atacadas, adoptando seguidamente, individualmente y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer y mantener la seguridad en la región del Atlántico Norte”³.

El artículo V del Tratado se complementa con el artículo VI que estipula en qué situaciones un ataque será considerado “ataque armado contra una o varias de las Partes”. El artículo hace referencia a los ataques dirigidos contra el territorio de cualquier Estado miembro de la Alianza, o bajo su jurisdicción; y contra sus Fuerzas Armadas: 

“Contra el territorio de cualquiera de las Partes en Europa o en América del Norte, contra los departamentos franceses de Argelia, contra el territorio de Turquía o contra las islas bajo la jurisdicción de cualquiera de las Partes en la zona del Atlántico Norte al norte del Trópico de Cáncer.

Contra las fuerzas, buques o aeronaves de cualquiera de las Partes que se hallen en estos territorios, así como en cualquier otra región de Europa en la que estuvieran estacionadas fuerzas de ocupación de alguna de las Partes en la fecha de entrada en vigor del Tratado, o que se encuentren en el Mar Mediterráneo o en la región del Atlántico Norte al norte del Trópico de Cáncer”⁴.

Los Estados miembros de la OTAN se comprometen a garantizar la defensa colectiva de la Alianza a través de la asistencia y apoyo necesarios. La intervención de cada aliado se considera obligación y responsabilidad individual. Asimismo, es determinada por cada Estado en función de la coyuntura actual y las circunstancias particulares.

La respuesta no debe ser necesariamente militar. Se llevará a cabo de forma coordinada y en función de los recursos disponibles. Sin embargo, cada Estado se encargará de decidir su contribución teniendo en cuenta el objeto del artículo V “restablecer y mantener la seguridad del espacio del Atlántico Norte"⁵.

Hasta la fecha, el artículo V se ha invocado únicamente en una ocasión, en septiembre de 2001.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en el World Trade Center de Nueva York, Estados Unidos, perpetrados por la organización terrorista yihadista Al-Qaeda, la esfera internacional tuvo que hacer frente a un evento que marcaría un punto de inflexión en la política de Seguridad Internacional.

Un atentado de tales magnitudes requería una respuesta eficaz y efectiva. Así, tras el estudio de los acontecimientos, la OTAN invocaba por primera vez en la historia la aplicación del artículo V de su tratado fundacional, la Defensa Colectiva.

Con estas palabras, 24 horas después de la comisión de los atentados, se declaraba la autoría de Al Qaida y se categorizaba el atentado como un ataque armado contra la Alianza Atlántica:

Desde su eclosión a nivel global, el fenómeno del terrorismo había sido categorizado por la OTAN como una amenaza a su seguridad. Sin embargo, la comisión de los atentados del 11-S y la expansión de la actividad terrorista supuso el compromiso de la Alianza con la lucha antiterrorista y el inicio de una campaña reactiva, promoviendo las primeras operaciones militares fuera de la zona euroatlántica y adaptando sus capacidades a las necesidades emergentes.

La respuesta de la OTAN ante los ataques y su apoyo a Estados Unidos se tradujo en el lanzamiento de dos operaciones y la aprobación de un paquete de ocho medidas dirigido a combatir la amenaza terrorista.

La primera operación antiterrorista, conocida como Eagle Assist, se lanzó en el mes de octubre de 2001 y concluyó en mayo de 2002⁷. Siete aviones de vigilancia AWACS de la OTAN fueron desplegados para patrullar el cielo de Estados Unidos. En total, se llevaron a cabo 360 vuelos.

El 26 de octubre de ese mismo año, se lanzó la segunda operación antiterrorista como respuesta a los atentados del 11-S. La operación, conocida como Active Endeavour , consistió en el despliegue de las Fuerzas Navales Permanentes de la OTAN para patrullar el Mediterráneo Oriental, vigilar la actividad marítima y disuadir la posible actividad terrorista en la zona. En marzo de 2004, el ámbito de aplicación se expandió por todo el Mar Mediterráneo.

En julio de 2015, el Consejo del Atlántico Norte aprobó la sustitución de la Active Endeavour⁸ por la Operación Sea Guardia, una misión “No Artículo 5”⁹  que continúa en la actualidad con la participación de España como Estado Miembro de la Alianza.

Las ocho medidas implementadas por la Alianza Atlántica para dar respuesta a los ataques perpetrados por Al-Qaeda en Estados Unidos y hacer frente a la amenaza terrorista a nivel internacional fueron las siguientes:

1. Mejorar el intercambio de información y la cooperación, tanto bilateralmente como en los órganos apropiados de la OTAN, en relación con la amenaza terrorista y las medidas que deben adoptarse para combatirlo.
2. Proporcionar asistencia, individual o colectiva, a los Aliados y otros países que puedan ser objeto de amenazas terroristas como consecuencia de su apoyo a la lucha antiterrorista de la OTAN. 
3. Adoptar medidas necesarias para garantizar la seguridad de las instalaciones de Estados Unidos y otros países aliados en su territorio.
4. Reforzar los recursos y medios de los países aliados necesarios para apoyar las operaciones de lucha contra el terrorismo.
5. Autorizar los sobrevuelos militares de los aviones de Estados Unidos y otros países aliados que se encuentren en el marco de operaciones antiterroristas, de conformidad con los acuerdos de tráfico aéreo y las normas nacionales. 
6. Proporcionar el acceso a Estados Unidos y otros países aliados a los puertos y aeródromos nacionales de los Estados miembros de la OTAN para apoyar la lucha antiterrorista. 
7. Compromiso de desplegar las Fuerzas Navales Permanentes de la OTAN por el Mediterráneo Oriental para disuadir y demostrar sus capacidades.
8. Compromiso de desplegar las Fuerzas Aéreas de Alerta Temprana de la OTAN para apoyar la lucha antiterrorista¹⁰.

Desde la primera invocación de la Defensa Colectiva, los Estados miembros de la Alianza Atlántica han tenido que hacer frente de forma conjunta a la amenaza terrorista en sus diferentes formas y a otras amenazas para la seguridad internacional, desde el calentamiento global, pasando por el incremento de ciberataques hasta la pandemia mundial de la COVID-19.

Con el paso del tiempo, el tablero de juego internacional se ha caracterizado por un escenario cambiante y complejo con la intervención de diversos actores, estatales y no estatales; y la aparición de nuevas amenazas de carácter híbrido.

El compromiso de la OTAN para con sus Estados miembros se ha traducido en la respuesta a sus demandas y necesidades. Con respecto a la invocación del artículo V, la Alianza continúa desarrollando actividades y operaciones en el marco de sus actividades para garantizar la paz del espacio atlántico.

A petición de Turquía, miembro desde 1952, la OTAN ha puesto en marcha en diversas ocasiones medidas englobadas en el principio de Defensa Colectiva. Las más recientes fueron en 2003, con la aprobación de un paquete de medidas defensivas y disuasorias durante la crisis de Irak, conocido como la Operación Display Deterrence¹¹. En 2012, con el despliegue de sistemas de misiles Patriot en respuesta a la situación de crisis en Siria.

En la actualidad, España participa en la misión defensiva Active Fence de la OTAN cuyo principal objetivo es proteger a Turquía de posibles ataques con misiles balísticos procedentes de Siria¹².

En 2014, la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia y el aumento de la amenaza terrorista a nivel global protagonizado por organizaciones yihadistas como el Estado Islámico (Daesh) provocaron el mayor incremento de operaciones de Defensa Colectiva de la OTAN desde la Guerra Fría.

Entre las medidas llevadas a cabo, se ha triplicado la Fuerza de Respuesta de la OTAN; se han desplegado más de 5.000 efectivos como la punta de lanza de la Alianza; se han desplegado brigadas militares internacionales en Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía; y se ha intensificado la vigilancia aérea sobre los Países Bálticos y el Mar Negro.

En 2016, los Estados miembros se reunieron en la Cumbre de Varsovia reconociendo, por primera vez en la historia, la ciberdefensa como un nuevo espacio operativo común para garantizar la seguridad del ciberespacio y el desarrollo de operaciones cibernéticas a través de la aportación de servicios y capacidades de los aliados.

A día de hoy, la OTAN garantiza la Defensa Colectiva, no solo como respuesta a peticiones o eventos puntuales, sino a través de Fuerzas Permanentes en servicio activo que contribuyen a los esfuerzos de la Alianza.

Las Fuerzas Permanentes de la OTAN contribuyen de forma ininterrumpida a garantizar la seguridad del espacio atlántico. Entre ellas, se encuentran las fuerzas permanentes navales y aéreas, los sistemas de defensa integrados y el sistema de defensa contra misiles balísticos.

La Fuerza Naval Permanente de la OTAN desarrolla diferentes tareas, desde maniobras hasta misiones operativas, tanto en tiempos de crisis como en tiempos de paz.

Las fuerzas aéreas llevan a cabo misiones de vigilancia que permiten a la OTAN detectar cualquier violación o infracción que se produzca en su espacio aéreo y tomar las medidas oportunas. Por otro lado, el sistema integrado de defensa aérea permite protegerse de posibles ataques aéreos y comprende el sistema de defensa contra misiles balísticos de la OTAN. 

El concepto de Defensa Colectiva fue acuñado en 1949 respondiendo a los riesgos y desafíos de la época post Segunda Guerra Mundial con el objetivo de garantizar la seguridad ante un ataque armado contra los Estados miembros de la Alianza Atlántica y sus aliados.

La Defensa Colectiva ha permitido hacer frente a las amenazas y desafíos de carácter transnacional que han emergido a partir de la segunda mitad del siglo XX evolucionando a la par que las sociedades.

Sin embargo, la consolidación de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, los avances industriales y el impacto de amenazas internacionales híbridas han sacado a relucir la importancia de recategorizar el concepto de Defensa Colectiva y adaptarlo a un nuevo concepto de seguridad. En pleno siglo XXI,  la aparición de nuevos espacios comunes como el ciberespacio, la presencia de nuevos actores en el tablero de juego internacional y la creación de nuevas armas de destrucción químicas y biológicas plantean un escenario más complejo y la necesidad de redefinir los parámetros de un “ataque armado”.

Sin olvidar que muchas amenazas consideradas tradicionales o “del pasado” volverán en el futuro mutando y convergiendo con las contemporáneas. Quién se iba a imaginar que en el año 2020 la sociedad viviría una pandemia mundial que desembocaría en una de las crisis sanitarias más críticas de la historia. O que unos piratas robarían y secuestrarían barcos poniendo en riesgo la cadena de suministro de recursos de Europa.

Pino Penilla Marquínez, analista de Ciberinteligencia y coordinadora del área de Defensa Nacional de Sec2crime/Secretaria General del Consejo Atlántico Juvenil Español (COAJE- YATA SPAIN).

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2. NACIONES UNIDAS. Carta de las Naciones Unidas [en línea] [2021] [consulta: 2 de abril de 2021] Disponible en: https://www.un.org/es/about-us/un-charter
3. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. Topics: Collective defence - Article 5 [en línea] [NATO, 2021] [consulta: 5 de abril de 2021] Disponible en: https://www.nato.int/cps/en/natohq/topics_110496.htm
4. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. Le Traité de l'Atlantique Nord [en línea] [NATO, 1949] [consulta: 5 de abril de 2021] Disponible en:  https://www.nato.int/cps/fr/natohq/official_texts_17120.htm 
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6. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. NATO Speeches. Online Library: Statement by NATO Secretary General, Lord Robertson [en línea] [NATO, 2001] [Consulta: 2 de abril de 2021] Disponible en: https://www.nato.int/docu/speech/2001/s011002a.htm
7. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. Nato update: Statement by the Secretary General on the conclusion of Operation Eagle Assist [en línea] [NATO, 2002] [consulta: 6 de abril de 2021] Disponible en: https://www.nato.int/docu/update/2002/04-april/e0430a.htm 
8. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. La revista de la OTAN: Operación Active Endeavour [en línea] [NATO, 2010] [consulta: 5 de abril de 2021] Disponible en: https://www.nato.int/docu/review/Topics/ES/OAE.htm 
9. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. Missions: Operation Sea Guardian [en línea] [Northwood][ Maritime Allied Command, 2021] [consulta: 7 de abril de 2021] Disponible en: https://mc.nato.int/missions/operation-sea-guardian
10. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. Topics: Collective defence - Article 5 [en línea] [NATO, 2021] [consulta: 5 de abril de 2021] Disponible en: https://www.nato.int/cps/en/natohq/topics_110496.htm 
11. NORTH ATLANTIC TREATY ORGANIZATION. NATO Update: Conclusion of Operation Display Deterrence [en línea] [NATO, 2003] [consulta: 8 de abril de 2021] Disponible en: https://www.nato.int/docu/update/2003/05-may/e0503a.htm
12. GOBIERNO DE ESPAÑA. Ministerio de Defensa: Misiones en el exterior, Apoyo a Turquía [en línea] [Madrid]: Ministerio de Defensa de España, 2021[consulta: 8 de abril de 2021]. Disponible en: https://www.defensa.gob.es/misiones/en_exterior/actuales/listado/ayudaturquia.html