Los conflictos mundiales y la necesidad de justicia (III)

Comunidad Ahmadía
[Ce volet est la suite du précédent : LES CONFLITS MONDIAUX ET LE BESOIN DE JUSTICE (II)]

Ha habido muchos informes publicados que sugieren que un elevado número de jóvenes musulmanes se han radicalizado al embargarles un sentimiento de injusticia al ver como se atacan sus creencias en los países occidentales. Ésto no les justifica ni les sirve de excusa en modo alguno, y siguen siendo culpables y responsables de sus actos. Sin embargo, el sentido común dicta que no debemos echar combustible a una llama encendida. Al contrario, debemos buscar el entendimiento mutuo, respetar las creencias de los demás e intentar buscar un denominador común. A este respecto, el Sagrado Corán ha sentado un principio de gran sabiduría y valor en el capítulo 3, versículo 65 donde enuncia: 

“Venid a una palabra que es igual entre vosotros y nosotros.” 

Aquí el Corán ha sentado un principio de oro en favor de la paz, donde afirma que las personas deberían centrarse en aquellos temas que los unen. Con respecto a las grandes religiones, la figura unificadora es el propio Dios Todopoderoso, pero esto no significa que una persona religiosa no pueda tener nada en común con una persona no religiosa. Por tanto, el Corán nos ha enseñado como construir una sociedad pacífica y multicultural, donde la gente de todas las fes y creencias pueda convivir conjuntamente. Los ingredientes clave son el respeto mutuo y la tolerancia. Acorde a ello, en otro lugar, el Corán ha instado a los musulmanes a no hablar en contra de los ídolos o las deidades de otros, pues como reacción, lanzarán maldiciones sobre Al’lah produciendo un ciclo de ofensa perpetua. 

Como ya saben, la temática del evento de esta noche es: “LOS CONFLICTOS MUNDIALES Y LA NECESIDAD DE JUSTICIA”. Ya he dicho durante muchos años que la falta de justicia ha azotado cada segmento de la sociedad provocando el desorden. La falta de justicia también se puede observar en las Naciones Unidas, hasta tal punto, que aquellos con vínculos cercanos a las Naciones Unidas manifiestan abiertamente sus deficiencias y su fracaso en cumplir con su objetivo principal de mantener la paz internacional y la seguridad. Por ejemplo, en un artículo publicado por el New York Times, el antiguo Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas, Anthony Banbury escribió: “Me encantan las Naciones Unidas pero están fracasando. Hay mucha burocracia y pocos resultados. Muchas de las decisiones se toman por motivos políticos, en lugar de adoptar los valores y los objetivos de la ONU o de la situación sobre el terreno … Para que la ONU continúe y prospere se necesita una transformación completa, para lo cual un panel externo debería examinar el sistema y recomendar cambios”. 

Similarmente, durante los últimos años, ciertos gobiernos han tomado decisiones políticas injustas e insensatas que han tenido un efecto negativo en la paz y la estabilidad del mundo. Un columnista conocido, Paul Krugman, también escribió recientemente en el New York Times sobre la guerra de Iraq del 2003: “La guerra de Iraq no fue un error inocente, no fue una operación emprendida en base a una información que al final resultó errónea ... Las justificaciones públicas de la invasión no fueron más que pretextos, y además falsos”. 

La razón por la que he dado estos ejemplos es para ilustrar que es erróneo reclamar que los musulmanes son la única causa del incremento de conflictos observados en el mundo. Mientras que es innegable que ciertos países musulmanes son el epicentro de las crueldades y guerras de hoy en día, no se puede decir que el resto del mundo está unido y es inmune a este desorden. Por ejemplo, existen numerosos informes y afirmaciones que señalan tensiones  crecientes entre Estados Unidos y China, e incluso la posibilidad de que tenga lugar una guerra entre ellos. De hecho, se ha difundido ampliamente que un consejero cercano al presidente Trump ha dicho que no hay duda de que se producirá una guerra entre Estados Unidos y China en los próximos 5 a 10 años. Similarmente, en enero, el “South China Morning Post” ha citado a un militar chino de alto rango diciendo que una guerra entre Estados Unidos y China no era “sólo un eslogan”, sino que se estaba volviendo una “realidad práctica”. De manera similar, las tensiones entre Rusia y Occidente continúan latentes y amenazan con intensificarse en cualquier momento. De hecho, mientras las tensiones continuaban aumentando, el ex-ministro de Asuntos Exteriores alemán Frank-Walter Steinmeir habló personalmente en contra de las actividades militares de la OTAN cerca de la frontera rusa. El pasado junio dijo: “Lo único que no deberíamos hacer es agravar la situación con intimidaciones y alardes belicosos. Cualquiera que piense que un desfile simbólico de tanques en la frontera este de la alianza traerá seguridad está equivocado. Sería prudente no dar pretexto a renovar las confrontaciones antiguas”. Coincido con la afirmación del ex ministro de Asuntos Exteriores de que las naciones no deben provocarse entre sí para reivindicar su poder, sino que deben adoptar la diplomacia e intentar resolver las diferencias amistosamente y sin necesidad de amenazas mutuas. Tristemente, con el paso del tiempo parece que estamos perdiendo la habilidad de escuchar y tolerar perspectivas y visiones opuestas. Es esencial abrir canales de comunicación y facilitar el dialogo, de lo contrario, el malestar del mundo continuará empeorando.  

En cualquier caso, he citado varios informes que sugieren que nos estamos dirigiendo hacia una futura guerra y hacia un derramamiento de sangre. A nivel nacional e internacional estamos viendo una polarización y actitudes agresivas entre unos y otros. En vez de señalar con el dedo y culparnos unos a los otros, es el momento de buscar soluciones. En mi opinión hay una solución preconcebida que puede tener un impacto instantáneo e iniciar el proceso de sanar al mundo. Me refiero a la venta internacional de armas, que creo que debe restringirse y frenarse.  Todo sabemos que las naciones occidentales, para alimentar sus economías, están vendiendo armas al países extranjeros, incluidas aquellas naciones que están involucradas en guerras y en conflictos armados. Por ejemplo, hace solo unas semanas, se difundió ampliamente que la nueva administración de los Estados Unidos estaba firmando un nuevo acuerdo con Arabia Saudí para la venta de tecnología de misiles dirigidos de precisión. Además, un informe de las Naciones Unidas publicado el año pasado indicaba  que, cuando se trata de venta de armamento, no se aplican las normas habituales del Derecho. Encontró una lista de compañías, individuos y países que han estado infringiendo desde hace tiempo el embargo internacional de armas a Libia y suministrando armas a diferentes facciones del país. Por ello, incluso donde existen ciertas limitaciones, estas no se están imponiendo correctamente.  

Mientras que el interés primario de todas las naciones debería ser el bienestar de la humanidad y el logro de la paz, la triste realidad es que los intereses de las empresas y la búsqueda de la riqueza tienen mayor prioridad que estas preocupaciones. Evidenciando este estrecho egoísmo, un conocido presentador de la CNN dijo recientemente que poner freno a la venta de armas puede resultar en una pérdida de trabajos para las compañías de defensa americanas. Durante una entrevista en directo dijo: “Hay muchos puestos de trabajo en juego. Ciertamente si muchos de estos contratistas de defensa dejan de vender aviones de guerra u otros equipamientos sofisticados a Arabia Saudí, se perderán muchos puestos de trabajo, y de ingresos, aquí en Estados Unidos”.  Además, a veces se argumenta que la venta de armas puede “promover” la paz,  ya que las armas pueden actuar como “elemento disuasorio”. En mi opinión, este enfoque no tiene sentido y solo promueve aún más la producción y venta de armas extremadamente peligrosas. De hecho, justificaciones como ésta han provocado que el mundo se vea envuelto en una carrera armamentística sin fin. Para el beneficio de la humanidad, los gobiernos no deben temer que sus economías sufran si se detiene el comercio de armas. Al contrario, deben pensar sobre el tipo de mundo que desean dejar como legado para aquellas personas que les siguen. Muchas de las armas que se utilizan en los países musulmanes, e incluso aquellas que utilizan los grupos terroristas como Daesh, se producen en Occidente o en Europa del Este y ya es hora de implementar efectivamente las sanciones adecuadas. Si se adopta este paso, creo sinceramente que puede tener un impacto significativo en un corto plazo. En caso contrario, es mejor no pensar en lo que podría suceder.  

Comunidad Ahmadía

No necesito elaborar sobre el tema porque los artículos que he citado hablan por sí solos y apuntan en dirección a otra guerra a gran escala. Ningún país o grupo debe hacerse ilusiones de que está a salvo porque cuando comienzan las guerras, estas evolucionan rápidamente y a menudo inesperadamente. Si reflexionamos sobre la Segunda Guerra Mundial, observaremos que varias naciones estaban determinadas a no involucrarse, pero finalmente fueron arrastradas a ella a medida que las alianzas y los bloques cambiaban continuamente. Actualmente, varios países han adquirido armas nucleares y, aunque se usase una sola de estas armas, las consecuencias serían inimaginables y perdurarían mucho después de que nos hayamos ido. En lugar de dejar atrás un legado de prosperidad para las futuras generaciones, seremos culpables de dejar atrás únicamente desesperación y aflicción. Nuestro regalo al mundo será una generación de niños discapacitados, nacidos con defectos y con discapacidades intelectuales. ¿Quién sabe si sus padres tan siquiera sobrevivirán para cuidarlos y alimentarlos? Por tanto, debemos tener siempre presente que si seguimos nuestros propios intereses a cualquier precio, se privará al prójimo de sus derechos, lo cual desembocará irremediablemente en conflictos, guerras y miseria. Todos debemos reflexionar y entender que estamos al borde de un precipicio y debemos reconocer el propósito de nuestra creación.  

Como he mencionado al principio, el Fundador de la Comunidad Musulmana Ahmadía apareció para forjar un vínculo entre el hombre y Su Creador y  para unir a la humanidad y, por ello, rezo fervientemente para que el mundo entre en razón antes de que sea demasiado tarde. Mi mensaje al mundo es que mire al futuro y no solamente al presente. ¡Que nuestro legado sea de esperanza y oportunidad para nuestros hijos, en lugar de sobrecargarlos con las horribles consecuencias de nuestros pecados! 

Con estas palabras, pido a Dios que otorgue sentido común a los habitantes del mundo y que las nubes negras que se ciernen sobre nosotros den paso a un futuro próspero y prometedor. ¡Que Dios se apiade de la humanidad! ¡Amén! Gracias. Mi más sincero agradecimiento a todos los invitados”. 

(lpbD) – que la paz y las bendiciones de Dios sean con él. 

(lpD) – que la paz sea con él.