La filosofía de las enseñanzas del Islam (13)

PHOTO/JITEN DADLANI - Islam

La Razón de la Aparición del Santo Profeta (lpbD) en Arabia.

La sabiduría divina determinó que la luz de la última guía divina surgiera de Arabia. Los árabes son descendientes de Ismael, desterrado de Israel y dejado por la sabiduría divina en el desierto de Paran (Faran), que en árabe significa “dos fugitivos”. Los descendientes de Ismael fueron expulsados de los Bani Israel (los Hijos de Israel) por el mismo Abraham, y no participaron en la ley de la Torá, ya que estaba escrito que no heredarían de Isaac.

De este modo fueron abandonados por aquellos que fueron sus allegados, y no tuvieron relaciones con ningún otro pueblo. En todos los demás países se hallaron indicios y señales de culto y de mandamientos que coincidían en indicar que sus pueblos habían recibido en el pasado enseñanzas de los profetas. Arabia era el único país en que tales enseñanzas seguían totalmente desconocidas, y por lo tanto era el más atrasado de todos los países. A Arabia le llegó el turno al final, y recibió el don de la legislación profética universal, permitiendo a todos los países compartir de nuevo las bendiciones del Profeta (lpbD), y eliminando todos los errores que entretanto se habían extendido entre los pueblos. El Santo Corán es el Libro Perfecto que emprendió la totalidad del proyecto de la reforma humana, y por lo tanto no se dirige a un solo pueblo. Se propone la reforma de toda la humanidad, y expone todos los estadios del desarrollo humano. Enseña a los salvajes los modales y costumbres de la humanidad, y a continuación les inculca las cualidades morales elevadas. No hacen falta, por lo tanto, más libros que el Santo Corán. 

Lo que el mundo debe al Sagrado Corán

El don del Santo Corán a la humanidad consiste en exponer la distinción entre el estado natural del hombre y sus cualidades morales, y no contentarse con conducir al hombre desde su condición natural hasta el palacio elevado de las cualidades morales superiores, sino también en abrir las puertas de la comprensión sagrada que eleva al hombre a la excelencia espiritual. De este modo, expone de manera ejemplar los tres tipos de enseñanza que ya hemos mencionado. Por comprender todas las enseñanzas necesarias para la formación religiosa, afirma haber cumplido con esta función hasta la perfección. Dice:

“Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia con vosotros y os he elegido al islam como religión”. (5:4)

Esto significa que en el Islam se alcanza el apogeo de la religión, en el que el hombre se debe entregar plenamente a Dios, buscando la salvación mediante el sacrificio de sí mismo por amor a Dios, y no por otro medio, y demostrando este móvil y determinación en su comportamiento. En este estadio todas las excelencias alcanzan su perfección. Así, el Santo Corán nos presenta el Dios a quien los filósofos no supieron identificar. El Corán adopta dos métodos para alcanzar la comprensión de Dios. El primero consiste en fortalecer e iluminar la razón humana, con el fin de aducir razones en apoyo de la existencia de Dios, para que el hombre no incurra en el error. El segundo es el método espiritual del que trataremos en la tercera consideración.

Pruebas de la existencia de Dios

A continuación destacaremos las excelentes e incomparables pruebas de la existencia de Dios contenidas en el Santo Corán. Dice así:

“Dijo: “Nuestro Señor es Aquel que a cada cosa dio su forma correcta y después la guio a su función adecuada?”. (20:51)

Si tenemos en cuenta el contenido de este versículo y consideramos la forma del hombre, y de todos los animales de la tierra y el mar, y de los pájaros, nos sorprende el poder de Dios, que ha dado a cada cosa su forma apropiada. Este es un tema muy amplio, y pedimos a nuestros oyentes que mediten profundamente acerca de él.

La segunda prueba de la existencia de Dios que nos proporciona el Santo Corán es que Dios es la causa final de todas las causas. Dice:

“Y que a tu Señor van todas las cosas en última instancia”. (53:43)

La observación nos demuestra que el universo entero forma parte de un sistema de causa y efecto. Este sistema se halla en las raíces de todo el conocimiento. Ninguna parte de la creación existe fuera de este sistema. Hay cosas que son raíces de otras, y hay cosas que son ramas. Una causa puede ser primaria, o puede ser efecto de otra causa, que a su vez es efecto de otra causa, etc. Ahora bien, resulta imposible que en este mundo finito, este sistema de causas y efectos sea infinito, sin límites. Tenemos que reconocer que debe acabar en una causa final. Esta causa final es Dios. Este versículo expone sucintamente el argumento, y afirma que el sistema de causa y efecto acaba en Dios.

Otra prueba de la existencia de Dios contenida en el Santo Corán es que:

“No corresponde al sol alcanzar a la luna, ni la noche puede adelantarse al día. Todos ellos flotan en una órbita”. (36:41)

Si este sistema no tuviera un regulador, todo acabaría en caos. Esta prueba resulta muy convincente para los astrónomos. Son tantos los cuerpos celestes que ruedan por el espacio que la más mínima desviación de sus órbitas provocaría la destrucción del mundo. Sin duda, el hecho de que estos cuerpos no choquen ni modifiquen su velocidad, ni se desvíen de su curso, ni se desgasten durante un período tan largo, ni sufran ninguna avería en su maquinaria, constituye una manifestación impresionante del Poder Divino. De no funcionar bajo la supervisión de un Autor Supremo, ¿cómo se explica que un sistema tan inmenso siga en marcha sin ayuda alguna durante innumerables años? 

En otra parte del Santo Corán, Dios Altísimo alude a esto con las palabras:

“¿Tenéis acaso dudas respecto a Al’lah, Hacedor de los cielos y de la tierra?”. (14:11).

Presenta otra prueba sutil de Su existencia en las palabras:

“Todo lo que hay en ella (la Tierra) perecerá. Y solo permanecerá la Persona de tu Señor, Dueño de la Gloria y el Honor”. (55:27-28)

Suponiendo que la Tierra fuera reducida a la nada, y los cuerpos celestes destruidos, y todo se extinguiera por una explosión que borrara todo indicio de dichos cuerpos, la razón y la conciencia pura dictarían que tras toda la destrucción sobreviviría Uno que no podría ser destruido, que permanecería inmutable en Su estado original. Este Uno es Dios, Quien ha creado todo lo mortal y Quien es inmune a la mortalidad.

Otra prueba de Su existencia que Dios nos revela en el Santo Corán es que  Dios preguntó a las almas:

“¿Acaso no soy vuestro Señor?” Respondieron: “Sí, somos testigos de ello”. (7:173)

En este versículo, Dios Altísimo expone, en forma de pregunta y respuesta, la característica que ha conferido a las almas; que por su propia naturaleza ningún alma puede negar la existencia de Dios. Los que niegan a Dios lo hacen porque no encuentran pruebas de Su existencia según sus propios caprichos. Y sin embargo, reconocen que para cada cosa que se crea, debe haber un creador. No hay en el mundo nadie tan necio como para afirmar, si cae enfermo, que su enfermedad no tiene una causa. Si el sistema del universo no estuviera compuesto de causa y efecto, no sería posible prever la venida de un tornado, o un eclipse solar o lunar, o que un paciente muriera a cierta hora, o que una enfermedad se viera agravada por otra al llegar a cierta fase. Por esta razón, un filósofo que niega la existencia de Dios, en realidad la está afirmando, porque él, como nosotros, busca las causas de los efectos. Esto constituye hasta cierto punto un reconocimiento, aunque dista de ser perfecto. Además, si a quien negara la existencia de Dios se le pudiera insensibilizar, de tal modo que pasara bajo el dominio completo de Dios, desechando todos los deseos, impulsos y emociones de su vida en este mundo, entonces reconocería la existencia de Dios, y no la seguiría negando. Esto está constatado por eminentes expertos. El versículo arriba citado también indica que la negación de la existencia de Dios sólo constituye una manifestación de la vida terrenal de los hombres, ya que la verdadera naturaleza del hombre admite plenamente Su existencia.

(lpbD) – la paz y las bendiciones de Dios sean con él.

[Continuaremos con la entrega 14, donde expondremos el tema de “Los atributos de Dios”].