La respuesta del islam a problemas del mundo contemporáneo
La ausencia de Paz
La enfermedad más simple e importante del mundo actual es la ausencia de Paz.
En el mundo actual, el hombre en su conjunto ha alcanzado un elevado estándar de progreso material que ha sido posible por el avance de la ciencia y la tecnología en todas las esferas de las exigencias humanas y a un ritmo vertiginoso.
Sin duda que las secciones más afortunadas de la sociedad humana, conocidas como Primer y Segundo Mundo disfrutan en gran medida de los frutos del progreso científico de la era contemporánea, y también el Tercer Mundo se ha beneficiado hasta un cierto punto. Los rayos del progreso han penetrado incluso en los lugares más recónditos donde una parte de la sociedad humana aún vive en el pasado remoto.
Sin embargo, el hombre no está feliz y contento. Existe un creciente desasosiego, temor, sospecha, falta de confianza en el futuro y desagrado con la herencia recibida del pasado.
Estos son algunos de los elementos importantes que desafían a la naturaleza del mundo contemporáneo. Este, como respuesta genera una profunda insatisfacción en el hombre tanto en lo que se refiere a su pasado como a su presente. De manera particular afecta al proceso formativo de la mente de las generaciones jóvenes. El hombre se halla en la búsqueda de la paz.
La contribución del islam a la paz del mundo
La palabra “islam” significa literalmente paz. En esta palabra sencilla, se reflejan todas las enseñanzas y actitudes islámicas de la manera más bella y concisa. El islam es una religión de paz. Sus enseñanzas garantizan la paz en cada esfera del interés y aspiraciones humanas.
Para los distintos capítulos que se van a publicar, hemos separado ciertas áreas en las que el mundo contemporáneo se encuentra en necesidad de orientación:
La paz y armonía interreligiosa.
La paz social en general.
La paz socioeconómica.
La paz económica.
La paz en la política nacional e internacional.
La paz individual.
La paz y la armonía interreligiosa.
اِنَّاۤ اَرۡسَلۡنٰکَ بِالۡحَقِّ بَشِیۡرًا وَّنَذِیۡرًا ؕ وَاِنۡ مِّنۡ اُمَّۃٍ اِلَّا خَلَا فِیۡہَا نَذِیۡرٌ
En verdad, te hemos enviado con la verdad, como Portador de la buena nueva y como Amonestador; y no existe ningún pueblo en la tierra de cualquier edad al que no se haya enviado un Amonestador procedente de Dios (C.35: Al Fatir:25)
اِنَّ الَّذِیۡنَ اٰمَنُوۡا وَالَّذِیۡنَ ہَادُوۡا وَالصّٰبِـُٔوۡنَ وَالنَّصٰرٰی مَنۡ اٰمَنَ بِاللّٰہِ وَالۡیَوۡمِ الۡاٰخِرِ وَعَمِلَ صَالِحًا فَلَا خَوۡفٌ عَلَیۡہِمۡ وَلَا ہُمۡ یَحۡزَنُوۡنَ
En verdad, los que han creído en Muhammad como Mensajero de Dios, y los judíos, sabeos y cristianos: todos los que creen en Al-lah y el Último Día y hacen buenas obras, no les sobrecogerá el temor ni serán afligidos (C. 5: Al-Maida: 70)
Los valores religiosos han quedado obsoletos
Al examinar el escenario religioso global, nos damos cuenta de inmediato que en el terreno de la religión existe hoy día una situación paradójica. La religión está perdiendo su influencia a la vez que aumentando la misma en diferentes áreas. En ciertas partes de la sociedad, en casi todas las religiones, parece existir un fuerte retroceso en la dirección de los dogmas, con una rigidez medieval e intolerancia ante la oposición.
En el aspecto moral, la religión está en retirada; el delito es habitual; la verdad desaparece con rapidez; la equidad y la administración de la justicia se encuentran al borde de la desaparición; son ignoradas las responsabilidades sociales y el individualismo egoísta gana fuerza incluso en países que, por otro lado se autoproclaman religiosos. Estos y otros muchos males sociales son signos positivos de que la sociedad en decadencia moral está a la orden del día. Si los valores morales de cualquier religión son la vida y alma de la propia religión, la estrangulación progresiva de estos valores conduce a la inevitable conclusión de que, mientras el cuerpo de la religión es resucitado, el alma se esfuma rápidamente del cuerpo. Por lo tanto, lo que observamos hoy en la religión, en el denominado resurgimiento religioso, es equivalente a la resucitación de cuerpos muertos, que caminan como zombis.
En otras áreas, un largo estancamiento y la falta de un desarrollo motivador genera apatía entre la gente con inclinación religiosa. No acontecen los sucesos milagrosos que esperan. El fenómeno estrafalario de una intervención sobrenatural sobre los sucesos del mundo, que cambie al mundo según su deseo no se cumple. Desean ver el cumplimiento de extrañas profecías para dar crédito a su fe. Y sin embargo nada se materializa. Este es el tipo de personas que proporcionan pasto a nuevos cultos que crecen sobre el humo de sus frustraciones. La urgencia de escaparse del pasado origina un deseo de llenar el hueco con algo nuevo.
Además de estas tendencias destructivas, otro fenómeno extremadamente turbador, que quizá está relacionado con el resurgimiento de los dogmas religiosos, está amenazando la paz del mundo. Con el auge de tales dogmas, se origina un ambiente tóxico que ataca gravemente al sano espíritu de diálogo y libre flujo de ideas. Por si esto fuera poco, iniciativas deliberadas de políticos sin escrúpulos, siempre dispuestos a explotar situaciones límite para su propio provecho, son puestas en marcha para deslucir la imagen de la propia religión.
Además, las rivalidades y enemistades históricas interreligiosas tienen su baza en el juego. De la misma manera, los así llamados medios “libres” son controlados, en general, por manos invisibles, en lugar de jugar con libertad un papel neutral en los asuntos mundiales. Por lo tanto, cuando los “medios” de un país con mayoría perteneciente a una religión, se une a la batalla de denostar la imagen de una religión rival, el escenario se vuelve muy complejo. La primera víctima de esta mêlée es, sin duda, la religión “per sé”.
Nos sentimos profundamente afectados y preocupados por lo que está ocurriendo hoy día al mundo de la religión. Existe una profunda necesidad de que las religiones hagan un esfuerzo genuino y serio para eliminar el malentendido que existe entre las mismas. Yo creo que el islam puede aceptar este reto con distinción, de manera que satisfaga plenamente todas las demandas y exigencias.
Para facilitar un mejor entendimiento, hemos dividido el tema en diferentes secciones.
Por ejemplo, creemos que para que una religión sea útil en el establecimiento de la paz en el mundo, si pretende unir de forma universal a la humanidad, es esencial que ella misma acepte la universalidad de la religión en el sentido que de los seres humanos, sea cual sea su color, raza, o denominación geográfica, son todos criaturas del mismo Creador. Como tales, tienen la misma capacidad para recibir la instrucción divina -si en algún momento se concedieron instrucciones divinas a una parte de la sociedad humana-. Este punto de vista evita el concepto de monopolización de la verdad por parte de ninguna religión.
Todas las religiones, cualquiera que sea su nombre o sus doctrinas, dondequiera que se encuentren y cualquiera sea la época a la que pertenezcan, tienen el derecho de afirmar la posesión de alguna verdad divina. Además, hemos de admitir que, a pesar de las diferencias en las doctrinas y enseñanzas, las religiones, muy posiblemente, han tenido un origen común. La misma Autoridad Divina que dio origen a cierta religión en un área concreta del mundo debe haber cuidado de igual forma de las necesidades religiosas y espirituales de otros seres humanos en otras partes del mundo, pertenecientes a épocas diversas. Éste es, exactamente el Mensaje del Santo Corán, la Sagrada Escritura del islam.