El agricultor “amazigh” defensor del trono
Parafraseando al politólogo francés Remy Leveau, “le fellah marocain défenseur du trône”1, podría afirmar, sin ambigüedad, que el agricultor "amazigh" se ha convertido, a través de las recientes elecciones del 8 de septiembre, en el principal defensor de la monarquía marroquí. ¿Por qué?
A diferencia de la famosa y relevante tesis de Remy Leveau, exasesor del Ministerio del Interior marroquí, quien afirmó que la monarquía se apoyaba en notables rurales (y bereberes) para contrarrestar el poder de la burguesía urbana y la burocracia de las ciudades, con el objetivo de asegurar el mantenimiento de la inmovilidad política, esta vez, podremos saludar al palacio por haber apostado oportunamente por la figura de un gran burgués "amazigh", y que ha tenido el gran mérito de lograr a movilizar a los "agricultores" y a las poblaciones rurales para acudir a las urnas, lo que provocó un aumento en la tasa de participación, y sobre todo permitió destronar a los islamistas del Partido Justicia y Desarrollo (PJD), en el poder desde hace una década.
Lo sorprendente es que casi todos los periodistas, politólogos e investigadores, sean marroquíes (como Mustapha Selhami, Mohamed Tozy, Mounia Bennani-Chraibi, Hassan Aourid, Aboubakr Jamai ...), sean franceses (Pierre Vermeren, David Goeury, Gauthier Rybinski…), ya sean españoles (Francisco Peregil, Ignacio Cembrero…) y otros extranjeros han adelantado varias razones para intentar explicar el desastre electoral de los “Hermanos Musulmanes”, salvo un factor decisivo que todos han minimizado, subestimado o simplemente ignorado, que es el voto étnico. La movilización de este voto étnico de ciudadanos de habla amazigh de las regiones periféricas fue decisiva en la debacle del islamismo político, como también fue decisiva en el fracaso del Partido de la Autenticidad y Modernidad (el PAM, creado por un consejero del rey) por su boicot masivo durante las pasadas elecciones del 6 de octubre de 2016/2966 en el seno de las regiones montañosas, ¡y privándolo de acceder a la Presidencia del Gobierno!
Sin embargo, Mustapha Sehimi, al disertar sobre el escenario óptimo para la futura coalición de Gobierno, propuso que el Sr. Aziz Akhannouch, -presidente del partido ganador, el Reagrupamiento Nacional de los Independientes (RNI) y nuevo jefe del Ejecutivo-, debería integrar en su Gobierno al Movimiento Popular (MP): "Para que el mundo amazigh no se sienta excluido". Lamentablemente, nuestro politólogo sigue ignorando que los tiempos han cambiado profundamente y que el MP ya no es el portavoz de las poblaciones amazigho-parlantes, desde que el Movimiento Amazigh surgió con fuerza en la década de los noventa. Este partido, creado en 1958 para hacer frente a la hegemonía del Partido del Istiqlal (PI), había decepcionado en gran medida a estas poblaciones rurales amazigho-parlantes simplemente porque durante el primer Gobierno del Dr. Saad Eddine El Othmani ocupó las tres carteras ministeriales clave en la promoción de la lengua y cultura amazighs, a saber, Educación Nacional, Cultura y Comunicación, y curiosamente, no hizo nada de nada, salvo oponerse al cambio del nombre de la agencia de prensa oficial del "Magreb Árabe" a "Gran Magreb", para que esté en sintonía con la reforma constitucional del 1 de julio de 2011, ¡que el diputado del RNI Abdellah Ghazi había reivindicado en el Parlamento!
De hecho, la mayoría de las poblaciones de este “mundo amazigh” o más bien de las cinco regiones de habla amazigh (Rif, Atlas Medio, Gran Atlas, Sus y sureste de Asamar), acostumbrada al boicot, y que el PMA quería ganar por su causa durante las elecciones anteriores (con la obvia complicidad del interior que previamente había prohibido la creación de un partido nacionalista amazigh, en este caso el Partido Demócrata Amazigh Marroquí (PDAM) liderado por el fallecido abogado Ahmed Adghirni) ha cambiado de actitud. Gracias a nuestra ambiciosa estrategia y campañas de comunicación en redes sociales2, optó por participar y acudió en masa a los colegios electorales. Votó por varias formaciones, pero una muy buena parte apostó por la formación partidista que era la más atenta a ellas, y que supo integrar ciertas reivindicaciones del Movimiento Amazigh en su programa. Apostó por un voto útil a favor del RNI. (www.facebook.com/Amadalpresse/videos/969558010445702/).
Así, por ejemplo, en la región del Sus, el PJD obtuvo el mayor número de votos, 203.138 de 967.944, es decir, el 22%, seguido por el PAM (20%) y el RNI (15,5%) en las elecciones de 2016/29663. Pero esta vez, las poblaciones amazigho-parlantes penalizaron profundamente la formación de la Hermandad Musulmana del PJD relegándola al octavo lugar, obteniendo solo 18 escaños frente a los 196 escaños ganados por el RNI. Según los datos estadísticos publicados por la wilaya de Agadir relacionados con los resultados de estas elecciones legislativas a nivel de la prefectura de Agadir Ida Utanan por ejemplo, el RNI se impuso con más de 50.832 votos contra solo 5.386 del PJD. ¡casi diez veces más! Asimismo, en la región de Asamar, que a menudo votaba al Movimiento Popular, se inclinó a favor del RNI.
Por otro lado, ya nivel nacional, el voto rural se diferencia notablemente del voto urbano. Este último votaba abrumadoramente a favor del PJD, pero la mala estrategia del PJD de apostar por la abstención para asegurar un tercer mandato, y contar con la complicidad del secretario general del PAM, el abogado Abdellatif Ouahbi, para sellar alianzas preelectorales no dio los resultados que esperaban. Por el contrario, favoreció en gran medida su vertiginosa caída, a pesar de la movilización de ciertas estrellas y la campaña de guerra sucia de descrédito y de continuas y falsas noticias en contra del Amghar Aziz Akhannouch por parte de sus milicias electrónicas (y también las del PMA). En última instancia, el PJD no pudo movilizar a las masas urbanas (y a las poblaciones de habla árabe) debido a su gestión gubernamental, que destruyó en gran medida el poder adquisitivo de la clase media, empobreció aún más a las clases desfavorecidas y arruinó los pequeños comerciantes (por permitir que el mercado nacional se inunde con productos turcos y con tiendas de BIM), y que con la Pandemia, sus ministros, a diferencia de los de RNI, no tomaron casi ninguna medida para frenar el daño socioeconómico provocado por la pandemia de la COVID-19.
Desde siempre he defendido que los vientos de cambio a favor de la transición democrática en Marruecos solo podían venir de las montañas, de estas regiones de habla amazighe, marginadas y abandonadas, como el ejemplo de la independencia que se había arrancado a la colonización franco-española justo en el momento en que los jóvenes amazighies se alistaron en el Ejército de Liberación Nacional de Marruecos en 1955. Ya en mi artículo de ‘La Monarquía Marroquí y Imazighen’4, había subrayado que: “La vieja política del Majzen, que aún persiste en depender de las élites políticas tradicionales, retrógradas y medievalistas, está categóricamente condenado a acumular más fracasos. Los jóvenes amazighies tienen ante sí un gran desafío que asumir si quieren aspirar a vivir en un Estado moderno y abierto, es el de involucrarse de manera más decidida, organizándose políticamente, en el destino de su país, reemplazando a la vieja élite rural clientelista. Porque los vientos de democratización en Tamazgha siempre vienen de sus montañas y es hora de que los viejos fieles súbditos de "la monarquía absolutista" sean sustituidos del escenario político por los jóvenes ciudadanos que defienden el estado de derecho".
Pues, poco antes de cuatro meses de la muerte del difunto rey Hassan II, el periodista español Pedro Canales había escrito en El País del 14 de marzo de 1999, a raíz de un seminario internacional sobre el tema del Islam y la cultura amazigh que la Fundación David Montgomery Hart --que presido – había organizado en la ciudad de Granada, que: “Es la primera vez que las dos principales corrientes políticas y socio-culturales marroquíes someten a debate público sus posiciones. En la perspectiva de una transición democrática que se inicie con la sucesión al trono en Marruecos, la conjunción de estas fuerzas puede dar estabilidad al futuro político del país magrebí”. Esta declaración había provocado la alarma en el palacio, y precisamente la unión de estas fuerzas movilizadoras a posteriori y junto a los jóvenes de los movimientos de izquierda, desencadenaron el Movimiento del 20 de febrero de 2011/2961. Un movimiento revolucionario que tuvo como resultado la reforma constitucional y el reconocimiento del idioma amazighe como idioma oficial, pero que desafortunadamente permitió el ascenso al poder de los islamistas, porque eran la fuerza más organizada. ¡Y desde entonces, estos islamistas "supuestos moderados" en el poder no han hecho nada más que bloquear el expediente amazigh, las reivindicaciones y los derechos de los Amazighs!
En realidad, los líderes del PJD, así como los del PAM y de partidos de izquierda y de extrema izquierda como la USFP, siempre han tomado a los votantes de habla amazigh como mercenarios políticos, personas que defienden sus ideologías, sus posiciones y sus intereses en detrimento de sus propios intereses y legítimos derechos.
Sin embargo, como afirmó mi amigo, colega y profesor, el fallecido antropólogo norteamericano David M. Hart, los rifeños y, por extensión, los amazighs, son musulmanes pragmáticos. Los islamistas pueden engañarlos una vez con su "negocio basado en la religión" y su discurso moralizador hipócrita, una segunda vez, ¡pero no una tercera! Llega un momento en que los jóvenes y los agricultores amazighíes realmente toman conciencia de su identidad, de sus derechos y de las cuestiones electorales. En consecuencia, estos miles de jóvenes de estas regiones abandonadas, formados en diversas universidades, como la de Uxda, Agadir, Warzazate, Errachidia, Meknes, Marrakech, Béni Mel-lal, con su presencia en redes sociales como Facebook, han posibilitado el despertar de la conciencia colectiva y política de los “agricultores amazighies”. Como resultado, se involucraron consciente y activamente en el cambio político y pacífico del Gobierno, a pesar de la prohibición de la creación de partidos políticos con tendencia al "nacionalismo amazigh". Agricultores, comerciantes y jóvenes del “mundo amazigh” se movilizaron de manera pragmática, castigaron al PJD y votaron a favor de los partidos laicos y liberales, y más particularmente, a favor de un partido renovado que supo escucharlos.
En conclusión, las poblaciones amazigho-parlantes, en su gran mayoría, han elegido decididamente y entregado su confianza a un líder amazigh que es Amghar Aziz Akhannouch, y que, además, tiene más legitimidad histórica y política porque su padre formó parte de la resistencia armada a favor de la independencia de Marruecos5. Este último manifesto: “Estoy orgulloso de ser amazigh. Orgulloso de pertenecer a esta comunidad trabajadora que ha dado lugar a tantos emprendedores y comerciantes en Marruecos. Sin embargo, donde viven los amazighs, a menudo son los territorios más difíciles. De donde yo vengo, en Tafraout, provincia de Tiznit, región de Sus Massa, hay rocas, un paisaje muy hermoso, pero las fuentes de ingresos son raras. Es la capacidad de trabajo de los habitantes lo que les permite afrontar la situación. La Constitución de 2011 deseada por Su Majestad ofrece respuestas reales a lo que se llama la causa amazigh. Desafortunadamente, los decretos de implementación llegan muy tarde. Tenemos que poner manos a la obra”6. Y esperemos que su gobierno se ponga realmente manos a la obra en este asunto pendiente.
Rachid RAHA. Amghar de la Asamblea Mundial Amazighe
Notas:
(1)- Remy Leveau, le fellah marocain défenseur du trône, Presse de la Fondation des Sciences Politiques, Paris 1976
(2)- https://amadalamazigh.press.ma/%D8%A7%D9%84%D8%B1%D8%A7%D8%AE%D8%A7-%D9%8A%D8%AF%D8%B9%D9%88-%D8%A7%D9%84%D8%A3%D9%85%D8%A7%D8%B2%D9%8A%D8%BA-%D8%A5%D9%84%D9%89-%D8%A7%D9%84%D8%AA%D8%B3%D8%AC%D9%8A%D9%84-%D9%81%D9%8A-%D8%A7%D9%84/
(3)- https://tafra.ma/ya-til-un-vote-tachelhit/
(4)- http://www.rachidraha.com/Monarchie.html
(5)- www.facebook.com/Amadalpresse/videos/374403540811676/
(6)- Jeune Afrique n°3034 du 3 mars 2019