España, con el pie cambiado en el Sáhara

Atalayar_La ministra española de Asuntos Exteriores, González Laya_1

La ministra de Asuntos Exteriores española estaba de gira por Oriente Próximo cuando Trump accionó el botón de publicar su tuit sobre Marruecos y el Sáhara Occidental. El presidente del gobierno estaba en Bruselas participando en un crucial Consejo Europeo en el que estaban comprometidos los 140.000 millones que recibirá España del fondo de recuperación. Y el asesor jefe Iván Redondo estaba en La Moncloa preparando la cumbre bilateral con Marruecos que iba a celebrarse la semana próxima en Rabat, con la delicada tarea de lograr un encuentro entre Pedro Sánchez y Mohamed VI muy dificultoso después de accionarse otro muy perjudicial botón de publicar en Twitter: el del vicepresidente segundo reclamando un referéndum de autodeterminación para los territorios saharuis, contraviniendo la posición de España desde hace años y molestando absurdamente al vecino norteafricano, perjudicando en suma los intereses de nuestro país.

La cancelación de la cumbre entre España y Marruecos no tiene nada que ver con la situación de la pandemia, porque esa situación es la misma (mejor incluso) que hace una semana cuando aún continuaba convocada. Pero el notición mundial lanzado desde la Casa Blanca ha invitado al monarca alauita a modificar sus planes, y dejar con el pie cambiado al gobierno español. Lo más probable es que Mohamed VI no recibiera a Sánchez, y el ridículo institucional sólo iba a ser mitigado por algún acuerdo en inmigración que permitiera a la diplomacia española vender a la opinión pública un mínimo resultado positivo para reducir la avalancha de pateras que salen de las costas marroquíes con destino a Canarias desde hace algunos meses. La ascendencia española de la región saharaui convierte a España en actor protagonista de todo lo que ocurre en ella, y un pronunciamiento como el realizado por la Casa Blanca no va a dejar indiferente a nadie. 

La primera incógnita es la reacción en otros gobiernos occidentales y en la UE. ¿Se producirán reconocimientos en cascada como el de EEUU?. No es extraño que así ocurra. Europa y su errática política exterior común deben pensar en un posicionamiento al respecto. En segundo lugar habría que discernir si se trata de una decisión coordinada con el equipo de Biden, presidente electo que el lunes 14 será designado y el 20 de enero investido. Lo más probable es que así sea, y las dos administraciones saliente y entrante hayan valorado la oportunidad de que este anuncio se realice a algo más de un mes del traspaso de poderes. Trump se va con algunos grandes éxitos en la pacificación del avispero de Próximo Oriente, pese a que la imagen que de la totalidad de su mandato se ofrezca en general en todos los medios. Ha impulsado acuerdos para el restablecimiento de relaciones entre Israel y cuatro países árabes, y ha logrado con su peculiar sentido de la diplomacia enfriar la tensión con Corea del Norte. Sobre Irán, ni siquiera su sucesor va a mejorar la relación de Estados Unidos.