Seguridad global

La Conferencia sobre Seguridad en Múnich es la cita anual para el análisis de la situación internacional y es el marco elegido tradicionalmente para lanzar mensajes relevantes y celebrar reuniones sin el férreo protocolo oficial. Las reflexiones de los responsables políticos permiten leer entre líneas y entre bastidores, que es siempre lo más trascendente, aunque tardemos tiempo en enterarnos de su verdadero contenido y alcance, la cruda realidad. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, insistió en algo evidente y que debe situarnos en lo que de verdad es importante en este momento que es la seguridad global. Stoltenberg está en la recta final de su amplio y fructífero mandato al frente de los aliados, siempre comandados por el Hermano mayor norteamericano, a pesar de la grandeur francesa del quiero y no puedo, y está prestando el servicio que necesita la organización atlántica al resaltar que el conflicto en Ucrania no se reduce a la seguridad europea sino que se trata de la seguridad global e incluye a China como una amenaza al señalar que otra guerra puede iniciarse en el Pacífico y su dimensión tendría consecuencias impredecibles y nada agradables. En Munich se han dado cita los dirigentes de Francia, Alemania, Reino Unido, de la Unión Europea y sus ministros de Asuntos Exteriores junto con los de Estados Unidos y China. Podemos destacar algunas conclusiones de estas últimas horas en la Conferencia. La reunión informal de los responsables de la diplomacia de Estados Unidos y China mantiene abierto el diálogo, pero las declaraciones públicas resultan bastante hostiles y poco esperanzadoras de lograr una reducción de la escalada de la tensión provocada por la destrucción de los globos espías o metereológicos que sobrevolaban el cielo norteamericano que es una simple escenificación de las graves diferencias entre Pekin y Washington. Preocupación porque el ministro chino reclamó a los europeos que reflexionen porque hay fuerzas interesadas en que la guerra continúe en Ucrania y el secretario de Estado acusaba a China de proporcionar armas a Putin, después de que la resucitada vicepresidenta Kamala Harris acusara a Moscú de crímenes de lesa humanidad durante su invasión en el Donbás ucraniano.