Cultura e historia amazig a través de la joyería
El Legado Andalusí ha inaugurado en el Corral del Carbón la exposición ‘Joyería amazig. Identidad de los pueblos beréberes’, una muestra formada por aproximadamente 200 joyas procedentes de Libia, Túnez, Argelia y Marruecos.
Esta colección única, reunida por el diplomático español Jorge Dezcallar de Mazarredo durante años y tras numerosas visitas a varios lugares de toda la geografía amazig, nos permite sumergirnos en la cultura y la historia de este pueblo -comúnmente llamados beréber- el cual se extiende por todo el norte de África.
Este pueblo indígena del Magreb ha estado presente desde la Antigüedad entre el oasis de Siwa, en Egipto, y el océano Atlántico, así como desde la costa Mediterránea al norte a la cuenca del Níger al sur. Los amazig, que significa “hombre libre”, siempre mantuvieron su identidad y sus costumbres a pesar de la conquista árabe.
La joyería es un elemento profundamente simbólico de los amaziges, por lo que esta exposición ofrece numerosa información sobre este pueblo a través de sus diademas, bandas frontales, colgantes, pendientes, collares, pectorales, fíbulas, amuletos o pulseras.
Todo estos objetivos, principalmente portados por mujeres, explica su larga historia y sus contactos con otros del mediterráneos y del África subsahariana. En este sentido, cabe destacar que los beréberes han desarrollado numerosos lazos con los habitantes de la península ibérica a lo largo de la historia. Estos contactos se intensificaron de manera muy especial durante el período andalusí.
Asimismo, esta exposición ofrece información sobre sus creencias -estas joyas son utilizadas en muchas ocasiones para atraer el bien y repeler el mal-, economía, cultura y hábitos.
“La joyería tiene múltiples usos en el mundo beréber, el primero es embellecer, por supuesto, pero su segunda función, más importante, hace referencia a la identidad”, explica a Le Figaro el exembajador español Jorge Dezcallar de Mazarredo. “Una joya beréber indica la tribu a la que pertenece su propietario, la zona geográfica, el estatus social, el estado civil o incluso el nacimiento de un hijo y su sexo, dependiendo de la ubicación de la piedra preciosa en el collar”, señala.
“También tenían un valor económico importante en la medida en que, en el mundo beréber, las mujeres llevaban consigo sus posesiones, las joyas. Robar a una mujer en el mundo beréber era un delito muy grave, porque era robarle no solo su presente, sino también su futuro”, agrega el diplomático, quien también destaca que estas joyas reflejan “sus creencias preislámicas”.
Las joyas son siempre propiedad de la mujer, ya que se heredan de madre a hija. Las mujeres beréberes reciben estas joyas de manos de sus maridos o de sus suegros cuando se casan y representan para ellas independencia económica, en caso de que surjan problemas o desacuerdos con sus maridos.
En las joyas se pueden apreciar formas triangulares en representación de la diosa Tanit, responsable de la fertilidad, así como amuletos protectores contra criaturas sobrenaturales de la mitología árabe preislámica reproducidas posteriormente en la teología y mitología islámicas.
Lamentablemente, estas joyas ya no se utilizan en la vida cotidiana, solo en celebraciones, bodas, conmemoraciones, lo que refleja también la pérdida de las tradiciones. "Las mujeres de lugares aislados asocian estas joyas con el pasado, con la pobreza que vivieron, y lo que quieren es deshacerse de ellas”, indica Dezcallar.
Junto a todas estas joyas se muestran también nueve obras pictóricas realizadas por el pintor Jesús Conde Ayala, óleos sobre metal inspirados en las piezas que componen esta exposición. A su vez, la muestra se complementa con un magnífico tapiz beréber prestado por la Secret Berbère Gallery.
La exposición también viene acompañada de un catálogo de 348 páginas en el que colaboran algunos de los mayores especialistas sobre la temática, como la profesora de la Universidad de Alcalá, Helena de Felipe; el profesor de la Universidad de Granada, Bilal Sarr; o la profesora de la Universidad de Boston, Cynthia Becker.