Sin árbitros y sin traductores: las dos decisiones de la UEFA que nadie entiende en el fútbol español
La UEFA no vive sus mejores momentos con el fútbol de España.
El Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid hicieron mucho daño al organismo presidido por Aleksander Ceferin cuando se embarcaron en la Superliga. El Atlético se bajó del barco a los pocos días mientras que el Barça sigue navegando entre dos aguas. El Real Madrid es la bestia negra de la UEFA y de nada sirve a unos y a otros recordar que el conjunto blanco fue uno de sus fundadores en 1954.
En los últimos años los de Ancelotti y Zidane han levantado varias Copas de Europa pese al ninguneo de la UEFA en sus medios oficiales. Los rumores apuntan a una mano negra en la elección del Balón de Oro que fue para Rodri cuando todo el mundo se esperaba que lo recogiera Vinicius. De ahí la negativa del club presidido por Florentino Pérez de viajar a París a recoger el resto de los premios que le concedieron al actual campeón de la Champions.
Pero hay dos asuntos menos que, sin embargo, ponen en duda la posición de la UEFA con el fútbol español. Una misteriosa sanción a los árbitros y el cambio de postura con las traducciones al Barça desde que Flick llegó al banquillo del conjunto catalán. Todo esto ocurre sin que nadie desde Nyon se haya pronunciado sobre el caso Negreira ni haya puesto en marcha ningún tipo de expediente al club.
Roberto Rosetti, el máximo responsable de los colegiados decidió tomar una decisión salomónica sin escuchar a las partes tras una filtración que ha debido molestar mucho al organismo arbitral europeo. En una de sus reuniones previas al inicio de temporada uno de los ejemplos que se expuso a los colegiados fue la mano de Cucurella en el partido ante Alemania de la Eurocopa y donde España acabó ganando a la anfitriona. Para los responsables del arbitraje europeo esa jugada debió ser sancionada como mano y penalti.
Cuando la UEFA supo de que alguien había filtrado este punto, decidió ir a por colegiados españoles y dejarlos dos jornadas sin arbitrar. Hernández Hernández, Martínez Munuera y Sánchez Martínez solo han pitado un partido mientras que otros compañeros llevan tres jornadas por los campos de Europa. La desconfianza en el gremio español es total desde UEFA de ahí que Gil Manzano fuera el único colegiado español en la Eurocopa con tan solo un partido en toda la competición. El “neverazo” fue implacable y los árbitros no se han querido pronunciar por miedo a represalias.
El otro extraño comportamiento de la UEFA atañe al Barcelona. El conjunto de Flick vive una temporada tensa en las ruedas de prensa porque el técnico alemán no habla español y prefiere expresarse en inglés. Esto obliga a la presencia de un traductor en los partidos de Liga que siempre viaja con el equipo y traduce del catalán o del español al inglés y la respuesta en la misma lengua que se ha formulado la pregunta. El problema llega cuando el Barcelona juega Champions y la UEFA no quiere saber nada de una segunda lengua de traducción para evitar largas comparecencias ante los medios. Al parecer, ha exigido a los azulgrana que escojan una segunda lengua al margen del inglés y, como no, han decidido que sea el catalán. Eso complica mucho el trabajo de los periodistas que, si no hablan inglés, no tienen forma de saber qué dice Flick porque el servicio de traducción solo es de catalán a inglés.
Esta caótica situación que presenta la UEFA es bien acogida por el Barça y ese entorno nacionalista que rodea al equipo y que no hace más que aislar al club en un idioma que nadie habla fuera de nuestras fronteras con la excusa de que no hay dinero para más traductores.
La UEFA ha señalado al fútbol español y nada parece fácil. El Real Madrid sigue esperando que sus socios sean recompensados por los graves altercados que sufrieron en la final de París de 2022, pero nadie parece preocuparse por un país que ha perdido galones en Europa.