Los fichajes del fútbol saudí: millones de euros para ser la mejor liga del mundo en 2034

El Príncipe Heredero Mohammed Bin Salman - PHOTO/@Saudi2034bid

La estrategia Visión 2030 incluye al fútbol como un sector estratégico para la economía saudí y quiere potenciar su liga de cara al Mundial 2034

  1. Fútbol: un sector estratégico
  2. Balance negativo
  3. Retos pendientes
  4. Inversión internacional

La Liga de Arabia Saudí se ha convertido en el nuevo destino dorado para los futbolistas que abandonan las grandes ligas europeas, atraídos por los altos salarios que ofrecen los clubes saudíes.

Se trata de una reedición del fenómeno que sucedió hace unos años con la Superliga china, que comenzó a atraer a grandes jugadores y entrenadores europeos y americanos con unas cantidades desorbitadas en traspasos y sueldos. Ese sistema colapsó cuando el Gobierno chino, para hacer frente a la burbuja, gravó a los clubes un impuesto del 100 % por los fichajes, prohibió a las empresas poner nombre a los equipos y estableció topes salariales.

El Gobierno saudí tomó buena nota de todo ello para aplicar su propio proyecto para la Liga saudí. Un proyecto que, como todos los que se están poniendo en marcha en Arabia Saudí durante los últimos años, están inspirados por el plan estratégico Visión 2030, cuyo objetivo es diversificar los ingresos respecto al petróleo y buscar nuevos sectores en los que invertir para obtener distintas fuentes de financiación.

King Salman International Stadium - PHOTO/SAUDI 2034

Fútbol: un sector estratégico

Uno de los objetivos del Gobierno saudí, plasmados en su Visión 2030, es lograr que la Liga saudí esté entre las más potentes del mundo para el año 2034, en el que Arabia Saudí será el país organizador del Mundial de fútbol, el segundo que se disputará en la región del Golfo después del de Qatar 2022.

De esta forma, el fútbol se ha convertido en un elemento más del ‘soft power’ que Arabia Saudí utiliza para lograr relevancia a nivel mundial. Pero eso cuesta dinero y es necesario invertir miles de millones antes de obtener la rentabilidad deseada.

Por eso, desde hace unos años el Gobierno saudí viene realizando una inversión masiva en un sector considerado estratégico como es el fútbol, atrayendo a estrellas de talla mundial mediante elevados salarios; desarrollando la industria del entretenimiento deportivo; creando empleos en sectores relacionados con el fútbol; y atrayendo a patrocinadores y turismo deportivo.

Desde que Arabia Saudí comenzó a apostar por el fútbol, se ha observado un cambio de paradigma: en un primer momento, la estrategia pasaba por atraer a grandes estrellas que ya tenían el nivel para seguir jugando en Europa, pero que aún podían ofrecer espectáculo en una liga mucho menos competitiva.

El jugador italo-argentino Mateo Retegui, fichaje esterella del Al-Qadsiah, que pagó 68,25 millones de euros al Atalanta - PHOTO/AL QADSIAH

Sin embargo, desde hace un par de temporadas han comenzado a desembarcar en la Liga árabe jugadores con un perfil distinto, en la plenitud de su carrera, que han rechazado a equipos punteros de Europa atraídos por los jugosos sueldos que ofrecen los clubes saudíes.

Es el caso del español Gabri Veiga, que despunto en el Celta de Vigo en la temporada 2022-2023 y, en vez de recalar en los importantes equipos europeos que le seguían la pista, fichó con apenas 21 años por el Al-Ahli, donde jugó dos temporadas antes de regresar a Europa, concretamente al Oporto.

A partir de ahí, los clubes europeos se encontraron con la dura competencia de los saudíes a la hora de hacer ofertas por los jugadores de moda. La Liga árabe había dejado de ser un ‘cementerio de elefantes’ para convertirse en un nuevo competidor en el mercado internacional del fútbol.

Según los datos de Transfermarket relativos a los fichajes de la temporada 2025-2026, los 18 clubes que forman la Liga saudí cuentan con un balance negativo de 314,3 millones de euros. Es decir: se han gastado esa cantidad más en fichajes de lo que han ingresado por los traspasos.

Balance negativo

Bien es cierto que ese desfase presupuestario está protagonizado por los equipos más potentes: 10 de ellos cuentan con un balance negativo en el mercado de fichajes, mientras que ocho están en positivo, aunque con exiguas cantidades.

Entre los clubes que más se han endeudado están el Al-Qadsiah (balance negativo de más de 116 millones de euros, en un mercado en el que han fichado a 19 jugadores y solo han traspasado a cinco); el Neom (-89,19 millones, 14 altas y seis bajas); el Al-Hilal (-67,45 millones, 15 altas y seis bajas); y el Al-Nassr (-55,86 millones, 16 altas y cinco bajas).

Por el lado contrario, los clubes más saneados en este mercado de fichajes han sido el Al-Ettifaq (+18,97 millones de euros, 25 altas y 19 bajas); el Al-Fateh (+10,9 millones, cuatro altas y 11 bajas); el Al-Fayha (+3,4 millones, 11 altas y 10 bajas); y el Al-Riyadh (+2,96 millones, 23 altas y 17 bajas).

Como se puede ver, se trata de un mercado enormemente activo, con una cantidad de altas y bajas de jugadores que sería impensable en los equipos europeos.

Las enormes inversiones de algunos clubes han permitido la llegada de importantes jugadores, que han preferido el atractivo económico de la Liga saudí a las ofertas de los clubes europeos. En este mercado, los nombres más atractivos han sido:

  • El italo-argentino Mateo Retegui, traspasado del Atalanta al Al-Qadsiah por 68,25 millones de euros).
  • El uruguayo Darwin Núñez, del Liverpool al Al-Hilal por 53 millones de euros.
  • El portugués Joao Felix que, después de ganar la Liga con el Atlético de Madrid, pasó sin pena ni gloria por Barcelona, Chelsea y Milán, hasta que recaló en el Al-Nassr por 30 millones de euros.
  • El francés Enzo Millot, traspasado del Stuttgart al Al-Ahli por 28 millones de euros.
  • El también francés Kingsley Coman, fichado por el Al-Nassr al Bayern de Munich por 25 millones de euros.
  • Theo Hernández, traspasado del Milán al Al-Hilal por 25 millones de euros.

A ellos hay que añadir otros importantes jugadores que, habiendo terminado su contrato, han llegado como agentes libres a la Liga saudí, como el caso del internacional español Íñigo Martínez, desvinculado del F. C. Barcelona para fichar por el Al-Nassr.

El uruguayo Darwin Núñez, traspasado por el Liverpool F. C. al Al-Hilal por 53 millones de euros - PHOTO/AL HILAL

Retos pendientes

Las elevada apuesta del Gobierno saudí por el fútbol, con la celebración del Mundial 2034 como hito estrella, es arriesgada y aún está lejos de ofrecer los resultados esperados.

Uno de los problemas a los que se enfrenta es el de la reutilización de las infraestructuras que se están construyendo de cara al Mundial: el Estadio Rey Salmán de Riad, con capacidad para 92.760 espectadores, y los otros 14 estadios, con más de 45.000 localidades cada uno, serán los escenarios de los partidos de la Liga saudí en el futuro.

Sin embargo, a día de hoy, la asistencia media de espectadores a los partidos de la liga local es de menos de 10.000 por partido, una cifra ridícula en comparación con los aforos de las nuevas instalaciones.

Si quiere hacer del fútbol un sector estratégico, el Gobierno saudí debe movilizar al público para que asista a los estadios.

Inversión internacional

Otra de las formas en las que Arabia Saudí está sirviéndose del fútbol como elemento del ‘soft power’ es su presencia a escala internacional. Desde hace años, han apostado por atraer grandes eventos deportivos (fútbol incluido) a su territorio, con la organización de competiciones como la Supercopa de España o la Supercoppa de Italia.

El fondo saudí PIF es el propietario del equipo inglés Newcastle. En la imagen, aficionados de este equipo en las gradas de St James Park, su estadio - PHOTO/Redes sociales

Por otro lado, Arabia Saudí está presente en el accionariado de importantes clubes de fútbol mundiales. El más destacado es el Newcastle United inglés, controlado desde 2021 por el fondo de inversión pública saudí (PIF), con el príncipe heredero Mohamed bin Salman a la cabeza. Su inversión en este equipo de la Premier League ya está dando sus frutos: la temporada pasada se clasificó para la Champions League, además de ganar la Carabao Cup (la Copa de la Liga de Inglaterra), su primer título desde 1955, tras derrotar al Liverpool en la final disputada en el Estadio de Wembley.

En España, la empresa aérea saudí Riyadh Air (también propiedad de PIF) patrocina al Atlético de Madrid desde 2023, poniendo su nombre en las camisetas y en el estadio Metropolitano a razón de 300 millones de euros por nueve temporadas. Además, en los últimos meses se ha especulado con la posibilidad de que el fondo saudí aumente su inversión directa en el club, incluso llegando a controlar un paquete accionarial mayoritario.