Rubiales y el eterno bochorno del fútbol español: negocios turbios, denuncias y el último beso
Luis Rubiales ha hecho bueno a Ángel María Villar. Se veía venir. El Gobierno del PP, por acción u omisión, decidió que había que quitar de la presidencia de la RFEF a Villar en 2017. Días antes de que Pedro Sánchez ganase la moción de censura a Mariano Rajoy en mayo de 2018, Luis Rubiales fue elegido presidente del fútbol español. Un sindicalista y exjugador que tenía un objetivo: reinar en Las Rozas.
Mientras la justicia intenta ganarle la partida a Villar, sin demasiado éxito más que la humillación pública, de momento, Rubiales suma un nuevo escándalo que puede llevarle a abandonar su cortijo profesional.
El beso en la boca a Jennifer Hermoso tras la final del Mundial femenino ha dado la vuelta al mundo. Esa mano derecha agarrándose la entrepierna a escasos metros de la reina Leitizia y la infanta Sofia ha hundido a un superviviente de sus propias miserias.
El manual de supervivencia de Sánchez tiene una segunda parte escrita por ‘Rubi’ como le llamaba su socio Piqué. Puede que ese beso sea el último y que acabe con su carrera, pero es más probable que el sabor que deje sea el de la victoria para que quede claro que ‘su’ fútbol le apoya. Y aquí no ha pasado nada.
Todo empezó en el Mundial de Rusia de 2018. El seleccionador nacional, Julen Lopetegui firmaba como entrenador del Real Madrid días antes del inicio del torneo. Florentino Pérez le quitaba a Rubiales al técnico vasco y el de motril lo cesó de manera fulminante un día antes del primer partido ante Portugal. Fernando Hierro se hizo cargo de la selección que acabó eliminada en octavos ahogada en un juego de toque sin fin.
Aquello dio lugar a la Federación de los valores. Rubiales puso en marcha un comité de ética con Ana Muñoz en la vicepresidencia. Apenas un año después dimitió por las presiones a las que se sometía cada diligencia que intentaba abrir como aquellas palabras de Busquets y Piqué contra los árbitros antes de un Clásico.
Las relaciones con Javier Tebas, presidente de LaLiga han sido tan malas que han rozado los tintes mafiosos. Ambos directivos se han acusado veladamente de cometer irregularidades propias de la camorra, aunque siempre han mantenido de fondo diferencias como los partidos los lunes, la Supercopa en Arabia o los partidos de liga en Estados Unidos.
Los problemas con el cargo de seleccionador volvieron a aparecer en la etapa de Luis Enrique. El asturiano tuvo que abandonar el puesto por problemas familiares y su lugar lo ocupó Robert Moreno. Cuando Luis Enrique tomó la decisión de volver, tanto Rubiales como Molina enredaron la situación con mentiras y medias verdades que dejaron muy tocada la imagen de la RFEF.
Los negocios turbios con Piqué parecían definitivos para la salida de Rubiales. La empresa del entonces jugador del Barça gestionaba la Supercopa de Arabia y el conflicto de intereses era absoluto porque, en función de qué equipos jugasen el torneo, tanto el defensa como el presidente se embolsaban más o menos dinero. Las conversaciones filtradas y los audios de WhatsApp destaparon un contubernio impropio que se saldó con una rueda de prensa de Rubiales donde habló de drogas en el maletero y desvió la atención explicando cómo era su vida cuando era niño y se partió las piernas en Motril.
Dentro de la RFEF, Rubiales ha sido denunciado por cobrar ayudas para hacer obras en su vivienda, grabar conversaciones con políticos, contratar a una modelo como secretaria, espiar al líder del sindicato de jugadores o por organizar orgías con cargo a la RFEF tal y como desveló su tío, Juan Rubiales al que dio trabajo en Las Rozas como jefe de presidencia hasta que la relación explotó.
Antes de que España se proclamase campeona del mundo de fútbol femenino, la RFEF también tuvo problemas con las jugadoras. Quince de ellas pidieron el cese del seleccionador Ángel Vilda al que Rubiales mantuvo. Nunca trascendieron los motivos de unas y otros. Y mucho antes de todo esto, Rubiales intentó hacerse con el control del fútbol femenino para evitar que LaLiga F gestionase este deporte.
Rubiales se mantiene en la RFEF gracias a los apoyos de las territoriales y del fútbol sala, pero también gracias a hombres fuertes como Florentino Pérez que guarda mejor relación con él que con Javier Tebas.
En el caso del fútbol sala, Rubiales siguió la senda marcada por José María García, una persona de máxima influencia, y arrebató este deporte a la LNFS para conducirlo a la clandestinidad. Los nombramientos en esta área han sido escandalosos con un escandaloso trasvase de exdirigentes de Movistar Inter, el club que dirige García, a la RFEF que han desembocado en ayudas económicas descaradas a este equipo y la consiguiente adulteración de su propia competición.
El personal contratado por la RFEF paga los favores de la campaña para que Rubiales llegara al poder y para mantenerlo. Periodistas convertidos en responsables de comunicación y asesores personales del presidente que se ven desbordados cada vez que su jefe mete la pata. Portavoces asalariados que recorren medios de comunicación manguera en mano para apagar fuegos con gasolina.
Todo en Las Rozas es un circo. El director hace funambulismo encima de una cuerda que está a punto de romperse. Pero siempre hay una red debajo.