El Banco Mundial lanza un paquete de ayuda financiera para asistir al Líbano

Oficinas del Word Bank en Washington DC, Estados Unidos - Depositphotos
El Banco Mundial va a sacar hacia adelante unos fondos para ofrecer financiación al Líbano, que se encuentra ante un notorio debilitamiento, incrementado por las destrucciones causadas tras su reciente guerra con Israel 

La crisis económica que enfrenta el Líbano desde 2019, que se consumó con el desplome del sistema bancario, ha sido agravada por los conflictos entre Israel y Hezbolá, especialmente ante la presencia de un inestable alto al fuego tras la guerra de 14 meses y sus efectos en las infraestructuras libanesas. Incluso, el Banco Mundial afirmó que las necesidades de reconstrucción han aumentado a 11.000 millones de dólares tras estos enfrentamientos militares.  

El ministro de Finanzas del Líbano, Yassine Jaber, ha comunicado que se ha firmado el acuerdo entre el Banco Mundial y el Gobierno de la República libanesa se ha dirigido eminentemente a la modernización del devastado sector eléctrico, todo ello con un periodo de reembolso del préstamo de hasta cinco décadas.  

Este plan ha estado en conversaciones desde hace un largo periodo de tiempo y conforma parte de un amplio abanico de paquete de ayuda con valor de aproximadamente 1.000 millones de dólares con 250 millones en forma de préstamo que podrían ascender a 400 millones. Las áreas que competen a estos préstamos y sus correspondientes cantidades asignadas han sido: para el sector eléctrico 250 millones de dólares, para el sector hídrico 256 millones, para agricultura 200 millones y para cuestiones sociales 200 millones.  

Para el Banco Mundial es una prioridad importante reformar el sector eléctrico por las pérdidas ocasionadas para la electricidad estatal, un problema que lleva presente desde hace décadas. A esto se le suma que los problemas económicos no han podido ser solventados por los distintos gobiernos que han estado en el poder a causa de los imperantes problemas sistémicos de corrupción, decadencias estructurales y las múltiples crisis políticas. La respuesta de la comunidad internacional frente a esta crítica situación ha sido dirigir a los mandatarios a implementar reformas radicales en los sectores vitales para consolidar la recepción de una ayuda financiera efectiva.  

Edificio del Banco Central del Líbano en Beirut - REUTERS/ MOHAMED AZAKIR

Los cortes de energía son la preocupación más determinante, aún más por su vínculo con la escasez de combustible. Asimismo, la lira libanesa, la moneda nacional del Líbano se encuentra derrumbada, ocasionando que la población libanesa dependa de generadores privados que son costosos y contaminantes o que simplemente sufran esperas de hasta 12 horas sin electricidad. La crisis eléctrica, los inflados precios del combustible y el desplome de la lira y de los tipos de cambio son solo algunas de las inquietudes prioritarias.  

La República libanesa presenta siete centrales eléctricas, además de las cinco en estado de pausa, pero solamente dos están en funcionamiento y proveen de dos horas de actividad durante el día y la misma cantidad por la noche. De esta manera, se ha creado un significante problema de cobertura energética, especialmente tomando en cuenta que la mayor cobertura se ubica en el año 2004 con un rango de 22 horas.  

El Ministerio anunció que, aunque se afirma que se pretende llevar a cabo reformas de valor en la gestión del sector, la fuerte inestabilidad que atraviesa el país y la región en su conjunto levanta sospechas sobre la posibilidad del cumplimiento de estas expectativas.  

Parlamento en Beirut - REUTERS/ MOHAMED AZAKIR

No obstante, el préstamo actúa como un impulso para potenciar un control nacional operativo, y también como apoyo para rehabilitar los sistemas de contabilidad, facturación y cobro del sector eléctrico y promover la creación de granjas de energía solar. Este último aspecto define el rumbo hacia la energía renovable, en especial en referencia a la relevancia del mercado solar.  

Precisamente, se pretende desarrollar un plan de energía renovable para el intervalo de 2024-2030 mediante el cual se pretende solventar las necesidades energéticas a través de la energía fotovoltaica como base productora del 55 % de la energía total del Estado. Esta aspiración se ve dificultada por los problemas de financiación y la intensa dependencia en las fuentes tradicionales de combustible y gas natural, aunque puede ser un ambicioso paso hacia la transición energética y revolucionario para la producción de electricidad y el problema del racionamiento.  

El sector eléctrico actúa como el epicentro de los desafíos económicos y financieros que confronta el país árabe mediterráneo y la causa de la degradación de la operatividad del sector; sin embargo, abordar también toda la gama de problemas vitales que afectan a la Administración del país es imprescindible para el desarrollo y reconstrucción y para afrontar los desafíos políticos y de seguridad presentes.