Canadá impone aranceles del 100 % a coches eléctricos chinos, elevando la tensión con Pekín

Automóviles eléctricos para exportación esperando ser cargados en el BYD Explorer NO.1, un buque de fabricación nacional destinado a exportar automóviles chinos, en el puerto de Yantai, en la provincia oriental china de Shandong - PHOTO/ AFP
El Gobierno de Trudeau justifica la medida como respuesta a las prácticas comerciales desleales de China, mientras Pekín advierte sobre posibles represalias 

Canadá ha decidido imponer, a partir de octubre, un arancel del 100 % a la importación de coches eléctricos procedentes de China, una medida que ha provocado un profundo malestar en Pekín. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, explicó que esta decisión se alinea con las políticas estadounidenses para frenar la entrada de vehículos chinos subvencionados en América del Norte. Trudeau acusó a China de no cumplir con los estándares ambientales y laborales que respetan otros países, lo que ha justificado, según él, la necesidad de tomar medidas adicionales, como un impuesto del 25 % a las importaciones de acero y aluminio provenientes del gigante asiático.

En este contexto de crecientes tensiones comerciales, tanto Estados Unidos como la Unión Europea han impuesto aranceles similares, del 100 % y del 38 %, respectivamente, a los coches eléctricos chinos, con el objetivo de proteger sus industrias locales frente a la competencia china.

Contenedores de carga se apilan en el puerto de Montreal, en Montreal, Quebec - AFP/GRAHAM HUGHES

El comercio de vehículos entre China y Canadá ha experimentado un notable incremento, pasando de menos de 100 millones de dólares canadienses en 2022 a 2.200 millones en 2023 (unos 1.436 millones de euros). Como indica Al Arab, este aumento se debe, en parte, al inicio de los envíos del modelo Y de Tesla desde su fábrica en Shanghái hacia el puerto de Vancouver, lo que ha impulsado el flujo de coches chinos hacia Canadá.

Para proteger su industria automovilística, que emplea a más de 125.000 personas, el Gobierno canadiense ha invertido significativamente en la transición hacia los vehículos eléctricos y en la creación de una cadena de suministro nacional para las baterías. Este enfoque, que ha atraído a grandes empresas como Goodyear Tire, Honda, Stellantis y Volkswagen, se asemeja a la estrategia estadounidense, respaldada por la Ley de Reducción de la Inflación, que promueve la fabricación ecológica.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, habla con el presidente de China, Xi Jinping, en la Cumbre de Líderes del G20 en Bali, Indonesia, el 16 de noviembre de 2022 - PHOTO/ADAM SCOTT/OFICINA DEL PRIMER MINISTRO via REUTERS

Trudeau, durante una rueda de prensa en Halifax, destacó que la sobreproducción de coches eléctricos en China, junto con las amplias subvenciones gubernamentales, requiere una respuesta firme por parte de Canadá para evitar una "carrera hacia el fondo". Según él, los nuevos aranceles son una reacción a lo que considera una "amenaza extraordinaria" para la economía canadiense.

Por su parte, China ha reaccionado con indignación ante la medida, expresando su "enérgica oposición" y advirtiendo que tomará "todas las medidas necesarias" para proteger sus intereses. Pekín también ha señalado que podría investigar posibles prácticas comerciales desleales por parte de Canadá y otros países occidentales, intensificando así las tensiones comerciales entre ambas potencias.

Stand del fabricante multinacional chino de automóviles eléctricos Nio durante la 20ª Exposición Internacional de la Industria Automotriz de Shanghái  - AFP/HECTOR RETAMAL

Además del arancel del 100 %, que se sumará al actual 6,1 %, Canadá restringirá el acceso a los incentivos para vehículos eléctricos a aquellos fabricados en países con los que tiene acuerdos de libre comercio, lo que excluirá a China. El impuesto adicional sobre el acero y el aluminio chino entrará en vigor el 15 de octubre.

Este conflicto comercial se enmarca en un contexto más amplio de tensiones entre China y Occidente, con acusaciones mutuas de prácticas desleales en sectores clave como las turbinas eólicas, los paneles solares y las baterías. La Comisión Europea, por ejemplo, ha considerado recientemente la posibilidad de imponer aranceles de hasta el 36 % a los coches eléctricos chinos durante cinco años, aunque sigue abierta a negociar una solución alternativa con Pekín.

Ilustración de una miniatura de un automóvil, las palabras Vehículos eléctricos (VE) y las banderas de la UE y China - REUTERS/DADO RUVIC

La Cámara de Comercio China en Bruselas ha condenado estas medidas, acusando a la UE de "proteccionismo" y advirtiendo que solo contribuirán a agravar las tensiones comerciales. Mientras tanto, Estados Unidos también incrementó en mayo los aranceles a las importaciones de coches eléctricos chinos del 25 % al 100 %, en un intento de frenar el avance de China en este sector, un tema que se ha vuelto especialmente relevante en la campaña electoral presidencial que se avecina en noviembre.

Este endurecimiento de las políticas comerciales hacia China refleja una creciente preocupación en Occidente por el impacto de las prácticas comerciales chinas en la competitividad global y en la protección de sus industrias estratégicas. Las medidas adoptadas por Canadá y otras regiones como Estados Unidos y la Unión Europea subrayan un cambio hacia un enfoque más proteccionista, que podría redefinir las relaciones económicas internacionales en los próximos años. Si bien estos aranceles buscan proteger la industria local, también podrían desencadenar represalias y exacerbar las tensiones en un panorama comercial ya de por sí volátil, planteando desafíos significativos para el comercio global y la cooperación entre potencias.