China: el jugador silencioso

En el panorama geopolítico actual con guerras, conflictos y protestas explotando por todas partes, China es un actor escondido tras los enfrentamientos entre Rusia y Estados Unidos.
La lucha por recursos naturales es el telón de fondo en casi todos los conflictos internacionales actuales y de la historia reciente.
Con el agotamiento acelerado de combustibles no renovables, muchos países están peleando con uñas y dientes para mantener el control de lo restante. Uno de los mayores repositorios mundiales de estos recursos es el continente africano. Las distancias inmensas, el clima adverso e incluso cruel en algunas zonas y la ausencia de infraestructuras hace que dichos recursos estén sin explotar.

A pesar de que se esté vendiendo la “marca verde” por exigencias sociales internacionales, las estructuras sociales, económicas y políticas de muchos países están basadas y sostenidas por la explotación y control de combustibles no renovables. La eliminación de la necesidad de este combustible hundiría no solo dichos países, sino lo que es más importante, su poder. El poder, algo por lo que se hiere, mata y traiciona, es algo a lo que estos países se agarrarán con todas sus fuerzas porque su pérdida tendría consecuencias graves (sanciones económicas entre otros por violar tratados internacionales, tratados de derechos humanos, etc.). La misma desesperación reside también en grandes multinacionales que harán lo posible para salir ganando.
El agotamiento de recursos imparable al que se enfrentan esas empresas y países hace que, cada vez más, vuelvan sus miradas hacia África. En un mercado tan lucrativo como es el combustible junto con otros recursos naturales como numerosos minerales, los gastos incurridos al adquirir esos recursos no son tan disuasorios como lo eran antes.

La nueva África
China, un país estratégico largoplacista, aprovechó la salida de los países colonizadores europeos y el subsecuente estallido de numerosos focos de guerra para establecer lazos con políticos afines a las ideas socialistas o comunistas. China tenía relaciones previas con algunos países, pero en la etapa de la Guerra Fría fue cuando el país asiático fortaleció su posición y creó nuevas relaciones comerciales.
Ryszard Kapuściński, un periodista polaco especializado en el continente africano, informó sobre las actuaciones chinas tras la salida de gobiernos europeos en proceso de descolonización. En países en pleno desatamiento económico, con problemas serios de corrupción y con pilas de cadáveres del tamaño de colinas, el apoyo económico que existía previamente, proporcionado por gobiernos franceses, belgas, portugueses, alemanes, etc., desapareció, dejando en caos a países como Ruanda, Angola, Uganda, entre muchos otros. China pudo proporcionar una multitud de productos básicos a precios muy reducidos que se podían permitir los ciudadanos de estos países. Consiguió que sus economías se sustentaran en ellos, creando relaciones bilaterales.
La Guerra Fría convirtió a África el tablero de ajedrez de los grandes poderes mundiales; hoy en día se encuentra en la misma posición. Con el choque de estos, las actuaciones de China han sido más estratégicas económicamente que las de otros actores. En un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores Chino a finales de 2021, explicó que: “Desarrollar solidaridad y cooperación con países africanos ha sido el pilar de la política exterior china, además de ser una estrategia firme y de larga duración”. A través de las declaraciones y el análisis de las estrategias del país asiático, es aparente que África es el propósito de China para convertirse en la primera potencia mundial, a la vista del público o no.

El beneficio mutuo
En un informe de Casa África sobre la presencia china en el continente africano, encontró que, aunque China tiene una política no intervencionista (anunciado en un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores chino), en 2015 tenía soldados en un tercio de los países africanos y ha empezado a asumir el rol de mediador como, por ejemplo, en el conflicto entre Sudán y Sudán del Sur.
Curiosamente, a pesar de una abundante cantidad de cifras en el comunicado anteriormente mencionado, una cifra está ausente. En 2020, el 21% del comercio exterior africano fue con China y anunció que había “incrementado sus importaciones de productos que no son recursos de África” pero evitó citar la cantidad. Además, llama la atención la necesidad de mencionar esa importación; se podría interpretar como una estrategia para reenfocar su relación con África.
El razonamiento de esas importaciones es facilitar el acceso de productos africanos al mercado chino, pero no aclara el posible beneficio que supone para china dar acceso a sus mercados a un continente con 33 de sus 54 de los países que lo componen considerados por Naciones Unidas (específicamente UNCTAD) países en vías de desarrollo.

A pesar de que China esté invirtiendo en proyectos de energía renovable tanto internamente como en países africanos, el autor Cobus Van Staden, investigador del Instituto Sudafricano de Relaciones Internacionales, expresó que Xi Jinping se está esforzando en reforzar el flujo de aceite y carbón a China: “Mientras que China, por un lado, tiene la capacidad más grande de producción de energía solar y es el país que está instalando más estaciones de energía renovable del mundo, también es el país que más estaciones de energía no-renovable está instalando”. El 25% del petróleo y gas importado a China es africano, el 13% de este es petróleo crudo, convirtiendo a África en su segundo mayor proveedor.
China invierte en África rigiéndose por el principio de beneficio mutuo. El informe de Casa África descubrió que la mayoría de las cooperaciones económicas chinas se hacen a través de préstamos comerciales y créditos, algo que este informe considera que: “Refleja que su [China] prioridad es la cooperación económica más que el desarrollo de la sociedad africana”. Pero, a pesar de esto, los préstamos y ayudas chinas no conllevan condiciones de gobernanza o intervención en comparación con las de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esto hace que en materia de cooperación, China resulte mucho más atractivo para países africanos. Un ejemplo es el “desbancado” del Banco Mundial en Nigeria, cuya principal exportación es petróleo crudo y gas. En países que carecen del capital necesario para pagar los préstamos o créditos chinos, sus recursos naturales abonan esas deudas.

La clave del poder
La magnitud y fortaleza de los lazos chinos con países africanos consolida su posición en el panorama mundial pues el continente tiene el mayor número de recursos naturales del mundo que además están, en su mayoría, sin explotar. Según el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD), África tiene un tercio de las reservas minerales de todo el mundo, incluyendo “un 90% de las reservas de platinoides; un 80% del coltán; un 60% del cobalto; un 70% del tántalo; un 46% de las reservas de diamantes; y un 40% de reservas auríferas”.
Además, junto con sus reservas de combustible, cuenta con 24% de las tierras cultivables del mundo. Su disposición abundante de tres de los principales recursos naturales hace que el control de África tenga más valor que cualquier otro activo disponible. China, en un informe de la IISD llamado Minerales Críticos: Datos Básicos, es el país con la mayor criticidad (importancia económica) junto con el mayor valor estratégico de estos minerales. Esta dependencia en recursos materiales explica la discreción de la estrategia a largo plazo de China en el continente. Esas relaciones con países africanos son el as que se ha metido China en el bolsillo mientras el resto del mundo estaba distraído.
China ha firmado 15 acuerdos de cooperación con 14 países africanos en materia de energía renovable. Los minerales críticos están ligados con el auge del mercado verde, especialmente el aumento en la demanda de vehículos eléctricos (en menos de una década ha subido de 400.000 unidades a 20 millones) y energía renovable.

Según datos de Statista, China lidera la venta mundial de vehículos eléctricos y tiene la proyección en 2027 de vender 7,53 millones en comparación con los 5,55 millones europeos. La realidad es que vehículos eléctricos requieren seis veces más minerales para su producción en comparación con coches convencionales. Además, la Agencia Internacional de Energía (IEA), según la IISD, proyecta que la demanda de cobalto, carbono y níquel se va a multiplicar por 20. También cabe mencionar que una cantidad innumerable de materiales y bienes imprescindibles requieren estos minerales, haciéndolos extremadamente valiosos y altamente deseados.
No es de extrañar la necesidad china de asegurar la principal fuente de minerales y recursos del mundo si quiere alcanzar la posición de líder mundial. Esta intención se ha anunciado en diversos comunicados:
“Cuando China se haga más fuerte y disfrute de un estatus internacional más elevado”. China ocupa la tercera posición como potencia mundial tras Rusia y Estados Unidos, pero teniendo en cuenta sus pacientes estrategias geopolítica y económicas, parece clara su intención de sustituir a Estados Unidos como la principal potencia del mundo.

Los acuerdos comerciales entre China y numerosos países africanos están embellecidos con intenciones y metáforas sobre la mejora de la vida de los africanos pero existe un telón de fondo permanente: la lucha por los recursos naturales
África es la clave para que China domine el mundo sin que nadie se dé cuenta.