Malestar en Armenia por la gestión gubernamental del conflicto con Azerbaiyán

El frustrado intento de golpe de estado que tuvo lugar el pasado 25 de junio en Armenia ha vuelto a poner de actualidad el conflicto territorial con Azerbaiyán a propósito de la región de Nagorno-Karabaj. Según el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, en el intento de golpe de estado estaría implicado el arzobispo Bagrat Galstanyan, una figura destacada de la Iglesia Apostólica Armenia y opositor al Gobierno.
Galstanyan ya había liderado en 2024 un movimiento de protesta contra Pashinyan por su gestión del conflicto territorial con Azerbaiyán. El arzobispo fue acusado de haber planeado, junto a varios miembros de su entorno, una toma del poder por medios no contemplados en la Constitución. Según el Comité de Investigación de Armenia, el grupo habría adquirido herramientas y recursos con el fin de ejecutar actos terroristas y desestabilizar el país. Las autoridades han iniciado procedimientos legales contra 16 sospechosos y detenido a 14 personas, incluido el propio arzobispo. Pashinyan calificó el supuesto complot como “un siniestro plan a gran escala del clero oligárquico criminal” y denunció su intención de alterar el orden constitucional de la República.

Del conflicto histórico al colapso político en Armenia
Tras décadas de conflicto por el control de Nagorno-Karabaj (una región ubicada en el suroeste de Azerbaiyán, con población mayoritariamente armenia) el enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán ha atravesado distintas fases marcadas por guerras, treguas y negociaciones fallidas.
El primer conflicto estalló entre 1988 y 1994, cuando los armenios del enclave exigieron su incorporación a Armenia, lo que desembocó en una guerra tras la disolución de la URSS, con fuerzas armenias ocupando tanto Nagorno-Karabaj como territorios aledaños. Aunque se alcanzó un alto el fuego en 1994, la paz fue inestable durante las siguientes décadas.
En 2020, una nueva guerra culminó con un acuerdo negociado por Rusia, mediante el cual Armenia cedió el control militar de la región, aunque conservó el acceso por el Corredor de Lachín. Sin embargo, en 2023, Azerbaiyán lanzó una ofensiva que consolidó su control total, provocando la huida de más de 100.000 armenios étnicos y la disolución ‘de facto’ de la autoproclamada república.
Las tensiones se reactivaron en 2024, con ambas naciones acusándose mutuamente de “limpieza étnica” ante la Corte Internacional de Justicia. Aunque en 2025 se anunció un acuerdo de paz, Azerbaiyán se negó a firmarlo hasta que Armenia reformara su Constitución, lo que llevó al primer ministro Nikol Pashinyan a proponer un referéndum en 2027. La aceptación de la soberanía azerbaiyana sobre Nagorno-Karabaj y las crecientes tensiones internas alimentaron protestas masivas en Ereván, generando un clima político inestable que derivó en llamados a la dimisión de Pashinyan y denuncias de un posible intento de golpe de Estado.

Detenciones masivas
El Comité de Investigación de Armenia informó de que se llevaron a cabo registros en los domicilios del arzobispo Bagrat Galstanyan y de unos 30 de sus colaboradores, en el marco de las investigaciones por un presunto intento de golpe de estado.
Las autoridades acusan al arzobispo de haber adquirido medios y herramientas para ejecutar actos terroristas con el objetivo de tomar el poder, como parte de lo que Pashinyan calificó en Telegram como “un siniestro plan a gran escala del clero criminal oligárquico para desestabilizar la república”. Frente a estas acciones, el diputado Garnik Danielyan, cercano al líder religioso, rechazó las acusaciones y denunció que se trata de maniobras propias de un “régimen dictatorial”.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, expresó su esperanza de que Armenia siga siendo un país próspero, respetuoso de la legalidad y amigo de Rusia. Aunque Ereván es un aliado tradicional de Moscú, las relaciones entre ambos países se han enfriado en los últimos años debido al acercamiento armenio a Occidente. Peskov añadió, además, que Rusia espera que no se produzca una nueva escalada entre Armenia y Azerbaiyán, señalando que ambas partes están cerca de firmar un acuerdo de paz.

Protestas de 2024
En junio del año pasado, miles de personas se congregaron en la Plaza de la República de Ereván en junio de 2024 para exigir la dimisión del primer ministro Nikol Pashinyan, tras su decisión de ceder pueblos fronterizos a Azerbaiyán, medida que fue percibida como una concesión sin contrapartidas. Una movilización que fue liderada por el detenido arzobispo Bagrat Galstanyan, cuyo objetivo de forzar la salida del jefe de gobierno, en el poder desde 2018.