Rusia e Irán buscan mantener su presencia en la región ante un posible acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán

Desde varios hace meses se ha planteado un posible acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán, lo que podría poner fin a uno de los conflictos más longevos de la antigua Unión Soviética.
El pasado mes de abril, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, aseguró que un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán estaba "más cerca que nunca”, destacando que en ambas partes existía “voluntad política” para llevarlo a cabo.
Por su parte, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, acordó devolver cuatro aldeas fronterizas que formaban parte de Azerbaiyán cuando los dos países eran repúblicas de la Unión Soviética a pesar de las protestas internas en Armenia exigiendo la dimisión de Pashinyan.
No obstante, a pesar de los avances, todavía existen varios obstáculos que dificultan un acuerdo de paz. Ambas naciones necesitan reajustar su frontera común y ultimar los detalles relacionados con esa posible paz después de más de 30 años de disputa.
La guerra entre los dos países estalló en la región de Nagorno-Karabaj (denominada Artsaj por los armenios) a finales de los años 1980. Esta es la disputa más larga del espacio postsoviético, considerado uno de los llamados “conflictos congelados” en la periferia de Rusia.
Nagorno-Karabaj, reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán, estuvo controlado por separatistas armenios respaldados por Ereván hasta septiembre de 2023, cuando Bakú lanzó una ofensiva militar con el fin de recuperar esta región y sus alrededores. La victoria azerí obligó a miles de armenios a huir de la zona pero no puso punto y final al conflicto, ya que todavía existen reclamos territoriales que amenazan con una nueva escalada.

Es por ello que ambas partes tratan de alcanzar un acuerdo, así como varios países que han actuado como mediadores durante años, como Estados Unidos, Francia, Rusia o Irán.
Moscú, por su pasado histórico, siempre ha estado muy involucrado en este conflicto. No obstante, en los últimos meses su influencia ha ido disminuyendo. Tanto Azerbaiyán como Armenia acordaron retirar a las fuerzas rusas de Nagorno Karabaj, donde estaban estacionadas para asegurar la paz desde el final de la guerra en 2020. Asimismo, las autoridades armenias decidieron suspender su participación en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar liderada por Rusia.
Mientras las relaciones entre Ereván y Moscú se deterioran significativamente, Armenia se acerca a la Unión Europea. Bruselas incluso ha dado luz verde a un posible proceso de adhesión por parte del país del Cáucaso. Una resolución del Parlamento Europeo relacionada con los vínculos entre la UE y Armenia señala que si Armenia desea postularse para convertirse en candidata a miembro de la Unión Europea, “las instituciones de la Unión Europea deben apoyar esto paso”.
Estos acontecimientos plantean un posible cambio del equilibrio geopolítico en el Cáucaso Meridional y Asia Central a favor de Occidente, algo que las potencias regionales tratarán de evitar.
Para abordar esta situación y las consecuencias, OQB.COMMUNICATIONS ha organizado una sesión informativa con varios expertos de diferentes países.
Tal y como señala Volodymyr Kopchak, analista geopolítico ucraniano, los centros de poder regionales -Moscú, Teherán y Ankara- no están interesados en la presencia o fortalecimiento de la influencia de centros de poder no regionales en la zona. En este punto, resalta que para Moscú es importante retrasar o ejercer de mediador en el proceso de paz entre Bakú y Ereván con el objetivo de impedir la firma de un tratado de paz en la que estén involucrados Washington y Bruselas.

Asimismo, a pesar del acercamiento entre Armenia y Occidente, Kopchak recuerda que, debido a la actual dependencia total -especialmente económica- de Armenia hacia Rusia, “es necesario que Ereván maniobre entre diferentes centros de poder para garantizar la preservación y supervivencia del régimen gobernante”.
En esto coincide, Zeev Khanin, jefe del Programa de Investigación de Conflictos Postsoviéticos (PSCRP) del Centro Begin-Sadat, quien apunta que "el deseo de Ereván de reorientar la política exterior hacia Occidente a expensas de Rusia “parece inconsistente al menos hasta ahora”.
“En la práctica, Ereván mantiene su asociación militar, diplomática y, sobre todo, económica con Moscú”, agrega.

Por su parte, la República Islámica de Irán, otro actor determinante en la región, ha tratado de llenar el vacío que ha dejado Rusia en el Cáucaso tras el comienzo de la invasión de Ucrania.
En este sentido, Gela Vasadze, politólogo georgiano y director regional del Centro Georgiano de Análisis Estratégico (GSAC) apunta que, a día de hoy, “la principal prioridad de Irán sigue siendo reforzar su posición en Armenia y buscar relaciones estables con Azerbaiyán”. Vasadze también matiza que tanto Rusia como Irán “seguirán siendo una amenaza existencial para Azerbaiyán y Armenia”.
Respecto a la posible adhesión de Armenia a la UE y su acercamiento con Bruselas y Washington, Khanin considera que “Occidente no está seguro de que las intenciones de Ereván sean lo suficientemente serias”, “La tendencia al acercamiento con Ereván parece más un factor de presión diplomática sobre sus oponentes geopolíticos que una voluntad real de lanzar el proceso de adhesión de Armenia a la OTAN y a la UE”, explica.