La fiebre de la soberanía nacional alcanza a la invisible pero real guerra electrónica

- El REW 31, un Regimiento al completo dedicado a la guerra electrónica
- EW nacional con capacidades reales, tecnología eficaz y colaboración
La guerra electrónica juega un papel tan determinante e incluso decisivo en las actuales guerras, conflictos armados y en la preservación de la soberanía nacional que el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante Teodoro López Calderón, ha fijado sus ojos y puesto su dedo índice en el desarrollo de sistemas combatientes en el invisible espectro electromagnético.
Hasta tal punto es así que el Consejo de Ministros del martes, 29 de julio, el último antes de las vacaciones de verano, ha dado luz verde al Ministerio de Industria para que, con carácter URGENTE, de comienzo al proceso de concesión de préstamos directos a industrias españolas ‒que todavía no se nombran‒, para que se pongan manos a la obra en hacer realidad nuevos, innovadores y soberanos sistemas de guerra electrónica, concepto que la referencia pública de la Moncloa evita citar.

El JEMAD ha explicado y hecho ver a la ministra de Defensa, Margarita Robles, y a su secretaria de Estado, Amparo Valcarce, que en la amplia Lista Integrada Priorizada del Objetivo de Capacidades Militares que necesitan las Fuerzas Armadas, resulta imprescindible asignar financiación suficiente a los críticos programas de EW. Por fortuna, la mayoría figuran entre los primeros veintena puestos de la citada Lista, y han sido recogidos por el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa aprobado por el Gobierno el 22 de abril.

Y es que el elevado desarrollo de la tecnología digital, la Inteligencia Artificial y los continuados avances en computación cuántica han aumentado de forma exponencial los ataques, interferencias y denegaciones de uso sobre los sistemas radar, las comunicaciones y la navegación vía satélite. A lo anterior se añade el amplio uso del enmascaramiento electrónico, así como la detección y recopilación de inteligencia mediante señales electromagnéticas. Tal situación ha impuesto a las principales Fuerzas Armadas del mundo que la guerra electrónica ‒EW por su acrónimo en inglés, Electronic Warfare‒ se posicione en vanguardia de las operaciones militares.
Para el general del Aire Salvador Álvarez Pascual, el que fuera subdirector de Programas de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y es el actual director de Estrategia del grupo tecnológico Oesia, la EW es como “la columna vertebral de las comunicaciones, la navegación y la selección de objetivos”. Abarca todas las tecnologías del espectro electromagnético, lo que incluye las invisibles ondas de radio, microondas, radiaciones infrarrojas, ultravioleta y rayos X, presentes en cualquier escenario de conflicto bélico, por ejemplo, en Ucrania y Oriente Medio.

El REW 31, un Regimiento al completo dedicado a la guerra electrónica
El Comité Militar de la OTAN y su Comité Asesor de Guerra Electromagnética (NEWAC) reconocen que dominar el amplio espectro de frecuencias que inundan los Teatros y Zonas de Operaciones resulta clave para garantizar la superioridad en cualquier frente de combate y su retaguardia.
En España, la política industrial que se ha puesto en marcha en el ámbito de la DGAM, del Centro de Sistemas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CESTIC) que encabeza el teniente general del Ejército José María Millán, y de la nueva dirección general de Estrategia e Innovación de la Industria de Defensa (DIGEID), a cuyo frente está el teniente general del Aire Miguel Ivorra, quiere lograr un muy elevado grado de autonomía nacional en sistemas EW. Su finalidad es alcanzar una capacidad nacional sólida, interoperable y alineada con la estrategia europea de autonomía tecnológica.
Se pretende conseguir a través de la simbiosis entre la ya existente tecnología nacional en el plano de la EW, las capacidades industriales y, por supuesto, el talento que generan las universidades, la especialización y la experiencia. Empresas españolas como Centum, Epicom, Escribano, GMV, Indra, Inetum, Integrasys, Sener, Tecnobit y TRC, por citar algunas de las más destacadas, están inmersas en el programa de guerra electrónica “Santiago II” o en iniciativas y diseños emergentes nacionales, a la espera de convertirse en programas en el seno de la DGAM o la DIGEID.

Una de las empresas que más compite por resaltar la importancia táctica y estratégica de la EW es TRC. En un reciente foro organizado por la empresa sobre el futuro de la guerra electrónica en España, su consejero delegado, Alfredo Estirado, ha subrayado que la dependencia de los Ejércitos y la Armada del espectro electromagnético “es total” y que “si no lo controlas, no tienes capacidad de mando, ni superioridad frente al enemigo”. “La verdadera amenaza es la que no se ve ‒advierte Estirado‒, por lo que se necesita tecnología que no sólo escuche, sino que interprete señales y patrones para anticiparse a los riesgos”.
Es por ello que el Ejército cuenta con una unidad militar especializada en el empleo de todo el abanico de dispositivos, sensores, tecnologías y sistemas dedicados a la EW. Es el Regimiento de Guerra Electrónica 31 (REW 31), con sede en El Pardo, en las inmediaciones de Madrid, cuya jefe es la coronel Isabel Montalbán, quien recalca que las Fuerzas Armadas tienen “una estrategia conjunta, criterios comunes y una visión clara para lograr la máxima interoperabilidad” respecto al desarrollo, fabricación y utilización de sistemas de EW.

EW nacional con capacidades reales, tecnología eficaz y colaboración
Para el responsable del Centro de Control de Apoyo Logístico del REW 31, el teniente coronel Jesús Rodríguez Olmedo, los actuales Teatros de Operaciones son “transparentes y, por tanto, están expuestos”. Puntualiza que los “disparos electrónicos” no suelen oírse, pero “las señales están por todas partes”, porque el campo de batalla está repleto de sensores independientes o interconectados de todo tipo. Lo resume con la afirmación de que “quien domine el espectro, domina los escenarios de combate”, por lo que “los nuevos desarrollos de EW nacionales necesitan sostenerse con capacidades reales, tecnología eficaz y colaboración constante entre los Ejércitos, la Armada y la industria”.
En el ámbito naval, las señales del espectro electromagnético son imprescindibles desde hace más de ocho décadas. Desde el conocimiento del capitán de Corbeta Carlos León, de la sección de armas y guerra electrónica de la División de Logística, la Armada “vive de las señales y necesita controlarlas y, si no lo haces, no sobrevives”, motivo por el que la EW “es transversal a todas nuestras capacidades”.
Desde la perspectiva de la directora de Producto de TRC, Paula Martín, “ya no basta con integrar tecnología extranjera”. Para responder a las necesidades reales de nuestros clientes “tenemos que desarrollar soluciones propias, hechas en casa y con talento nacional, que se sostengan con capacidades reales, tecnología eficaz y colaboración constante”. Es el caso de CRBERUS, la plataforma de mando y control escalable y modular que integra sistemas innovadores de EW, cuyo desarrollo está en manos de TRC, que cuenta con el asesoramiento y apoyo del REW 31.

Otro ejemplo reciente de apuesta por la EW es el Centro Especializado en Defensa que Indra ha levantado en Vigo, en donde sus técnicos ponen a punto software para sistemas de defensa electrónica terrestres y navales. También vuelcan su talento en desarrollar el futuro Sistema de Mando y Control Estratégico de la Unión Europea.
Es muy importante aclarar que la guerra electrónica no debe confundirse con la ciberdefensa. En términos generales, las operaciones cibernéticas utilizan técnicas denominadas “de piratería informática” para infiltrarse en las infraestructuras y sistemas informáticos de un objetivo, con el fin de obtener inteligencia o degradar sus capacidades. En cambio, la EW trata de impedir el acceso de fuerzas enemigas al espectro electromagnético propio, para lo que bloquea las señales entre distintas tecnologías con objeto de dejarlas inoperativas.