Iñaki Villaluenga Orue, propietario del Hotel Mandy: “Para instalarse en Marruecos hay que tener profesionalidad y trabajar como lo harías en España”
Iñaki Villaluenga, restaurador, lleva tres décadas establecido en Marruecos, con diversos negocios, desde textil a restauración. En los últimos años se ha hecho un nombre tras adquirir el Hotel Mandy, en Tetuán: un hotel restaurante paradisíaco que se ha convertido en un atractivo turístico en la zona. Iñaki ha atendido a Atalayar para compartir su experiencia durante este tiempo.
¿Cómo se estableció en Marruecos?
Vine con mi madre hace 28 años: ella tenía una empresa de confección en Bilbao y yo me encargaba de la logística. De ahí pasamos al sector de la hostelería, con un restaurante en Tánger, hasta que, 12 años después, compramos el Hotel Mandy y nos vinimos a Tetuán.
¿Cómo les acogieron entonces en Marruecos, un país que era muy diferente al que tenemos actualmente?
La acogida fue muy buena. La gente de aquí es espectacular: a nivel laboral te respetan mucho y la verdad es que estamos muy contentos en Marruecos. Poco a poco, hemos ido mejorando el negocio durante 18 años, haciendo progresos y la gente lo valora y agradece.
Según su experiencia, ¿qué debe tener en cuenta alguien que quiere venir a Tetuán a poner en marcha un negocio?
Lo primero, profesionalidad y saber a lo que se viene. Y luego, trabajar de la misma forma que se haría en España o en cualquier otro país del mundo: hay que hacer las cosas bien e ir directos.
¿Cómo fue el comienzo del Hotel Mandy?
Vimos que estaba en venta, lo estudiamos y lo compramos entre mi madre y yo. El proyecto estaba aprobado, con la licencia de alcohol también incluida, así que empezamos poco a poco con la construcción durante años, hasta que ya casi lo hemos terminado.
Para quien no lo conozca, ¿qué es el Hotel Mandy?
El Hotel Mandy cuenta con un pub, un restaurante con dos plantas y bungalows de 48 metros cuadrados cada uno, con su piscina. Tenemos clientes que vienen desde Ceuta a comer. Estamos muy contentos.
En verano, el atractivo del Hotel Mandy es especial, porque también tiene muchas atracciones nocturnas…
En verano hay mucha vida nocturna: el pub está abierto hasta la una de la madrugada, con música; en la piscina ofrecemos música en directo, comida, tapas… El invierno es más tranquilo.
En Tánger tenía otro restaurante, que vendió para trasladarse a Tetuán. ¿Cómo han sido los trámites para ir creando el hotel en cuanto a impuestos, licencias…?
El local del restaurante de Tánger no era mío, era alquilado. Me costó un poco arrancar, porque aquí la cocina es muy diferente a la cocina del País Vasco o de España. Al final te amoldas a ellos y ellos a mí. Estuve dos años levantando el restaurante allí hasta que compramos el hotel.
En cuanto a las licencias, hay que pagar la licencia de alcohol, que va subiendo año a año, pero no es una cosa tan exagerada. Y luego, a nivel de impuestos y demás, lo mismo: los seguros sociales no son tan caros como en España, lo que lo hace un poco más llevadero. Eso ayuda bastante.
¿El secreto del restaurante Mandy es el producto de primera calidad?
Sí, claro: lo que me gusta a mí es lo que quiero dar a mis clientes. Toda la gestión de compra la hago personalmente. Procuro ir variando poco a poco la carta. Es una carta un poco española, un poco mediterránea, un poco vasca… Acabo de incorporar un menú sidrería, con bacalao y otros productos.
La verdad es que los clientes están muy agradecidos y el marroquí se está amoldando a comer cosas que no había comido antes.
Dentro de la región Tánger-Tetuán-Alhucemas, el Hotel Mandy tiene un prestigio y una clientela que usted se ha trabajado durante años.
Sí, es una referencia. Tenemos clientes de Casablanca, que vienen cuando atracan en el puerto deportivo de Marina Smir, un puerto espectacular en esta zona. La gente que viene en barco nos pide comida para llevar y así vamos ampliando nuestra clientela.
Incluida gente del entorno del rey Mohamed VI, que pasa sus veranos aquí en Tetuán, ¿no?
Sí, alguno ha venido a comer aquí. Y también tenemos clientes que vienen de Italia y otros países.
¿Dónde compra la carne, los chuletones o el pescado y el marisco? ¿Son productos locales?
La carne es un producto 100 % marroquí. Servimos muchísimos chuletones, entrecots, solomillos… Las gambas son especiales, proceden de la zona de Rincón; las lubinas también vienen del mar Mediterráneo, igual que los centollos. Todo es producto nacional y de calidad.
¿Qué le recomendaría a un inversor o empresario español que se plantee hacer negocios en esta región norte de Marruecos?
Lo primero, tener ganas de hacer cosas; y luego, hay que tener un poco de paciencia para arrancar, porque a veces cuesta mucho, igual que en todos lados. Pero si lo haces bien y eres profesional, seguro que vas a salir adelante.
¿Cómo es el personal marroquí con el que trabaja? ¿Está bien formado?
La formación es muy buena: los clientes están muy contentos con los camareros que tenemos y aprecian que sigan los mismos camareros en la empresa durante muchos años. Eso es una buena señal. La plantilla ahora mismo es magnífica y no la cambio por nada.
¿Qué atractivo tienen los bungalows del Hotel Mandy?
Son bungalows de 48 metros cuadrados, con muy buenas vistas. Tenemos delante el Mediterráneo, con los pueblecitos de Rincón y de Martíl, a seis kilómetros un paseíto. Y tenemos la montaña también, que ofrece rutas de quad.
¿Volvería a emprender un negocio en Marruecos?
Por supuesto, viendo lo que hemos conseguido durante los años que llevamos. Incluso mi madre también, con su negocio. Estoy muy contento y de aquí no me muevo. De hecho, mi mujer es marroquí y tengo dos niñas tetuanís.
¿Cree que en España hay demasiados estereotipos sobre Marruecos y que el país ha progresado en los últimos años?
Marruecos ha pegado un subidón enorme a nivel de infraestructuras y de todo. La zona del sur, Dajla y demás, está creciendo una barbaridad. Es un país con un gran potencial económico en el mundo.
¿Cómo es su experiencia en torno a la seguridad?
Durante los años en los que llevo trabajando, jamás he tenido ningún problema. Tienes que tener tu seguridad, por supuesto, pero nada más.
¿Y en cuanto a la seguridad jurídica también?
Sin problemas. Yo he venido aquí a trabajar como en el restaurante que teníamos en España. No vengo a inventar nada, ni a hacer nada. No engaño a nadie, hago las cosas como tengo que hacerlas y a trabajar.
¿Qué le diría a un conocido con su experiencia si quisiera instalarse también en Marruecos?
Que tenga muy claro a lo que viene y que haga lo que sabe. Que se asesore bien y rodee de gente competente, como en cualquier otro sitio. Yo animaría a la gente a que viniese.