Marruecos esquiva los aranceles de Trump

El presidente estadounidense Donald Trump pronuncia un discurso sobre los aranceles en el Jardín de Rosas de la Casa Blanca en Washington, D.C., EE. UU., el 2 de abril de 2025 - REUTERS/ CARLOS BERRIA
Rabat se beneficia de su alianza con Washington en medio de las tensiones comerciales globales

Mientras que países del norte de África como Argelia y Túnez se enfrentan a aranceles del 30% y 28% respectivamente por parte de Estados Unidos, Marruecos sobresale como una notable excepción, con un arancel reducido del 10%. Esta distinción no es casual ni una simple preferencia económica. De acuerdo con varios analistas, refleja un nivel profundo de la relación estratégica entre Rabat y Washington, forjada a lo largo de décadas de estrecha cooperación política, económica y militar.

Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países en 2006 -el único que Estados Unidos ha firmado con un país africano-, los lazos bilaterales han ido consolidándose. Aunque el balance comercial favorece ampliamente a la potencia norteamericana (más de 5.300 millones de dólares en exportaciones frente a 1.900 millones en importaciones desde Marruecos en 2024), el trato preferencial hacia el Reino no se entiende solo desde el prisma del déficit o superávit, sino como la manifestación de una asociación estratégica ampliada.

Tal y como explica a Al-Arab Mohamed Al-Sharqi, analista económico, estos bajos aranceles aduaneros aplicados a Marruecos no son solo el resultado de acuerdos económicos, “sino la materialización de una relación estratégica que se ha visto fortalecida en los últimos años por posiciones políticas claras”

Un pilar esencial de esta alianza es la designación de Marruecos como “aliado importante no perteneciente a la OTAN” en 2004, una categoría reservada para socios con los que Estados Unidos mantiene vínculos militares y de seguridad sólidos. Esta posición se reforzó aún más en 2020, cuando Washington reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, una decisión reiterada recientemente por el Departamento de Estado tras un encuentro entre el canciller marroquí Nasser Bourita y su homólogo estadounidense Marco Rubio.

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio - PHOTO/ SAUL LOEB via REUTERS

La ubicación geoestratégica de Marruecos le otorga un valor adicional para los intereses estadounidenses en un momento de crecientes tensiones con China y varias economías europeas. De hecho, informes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos describen a Marruecos como un “mercado estable y creciente” y un centro de distribución clave para África, particularmente en productos alimentarios, dada la fuerte demanda interna y el desarrollo de la industria local.

Esta visión es compartida por el gobierno marroquí. En este sentido, el portavoz Mustafa Baitas afirmó recientemente que “Marruecos está siempre dispuesto a fortalecer el acuerdo de libre comercio, de manera que cumpla su papel como puerta de entrada económica y de inversión a África y el mundo árabe”.

La dimensión de seguridad de la relación bilateral también es significativa. Marruecos participa en los ejercicios militares "African Lion", dirigidos por el Comando África de EE. UU. (AFRICOM), y mantiene una cooperación fluida en lucha antiterrorista, inteligencia e iniciativas contra el crimen transnacional. Esta confianza mutua se refleja indirectamente en la política arancelaria, pues Estados Unidos tiende a proteger a sus aliados prioritarios en los ámbitos militar y estratégico.

Ejercicios militares African Lion 2024 - PHOTO/X/@FAR_Maroc_

Los analistas coinciden en que Marruecos puede capitalizar esta “discriminación positiva” como una victoria diplomática que refuerza su imagen de socio confiable tanto en Occidente como en el Sur Global. Además, las ventajas arancelarias ofrecen una oportunidad concreta para fortalecer las exportaciones marroquíes en sectores clave como el textil, los fosfatos y la agroindustria.

Por otro lado, el doctor Al-Hussein Ghazwi, director del Departamento de Asuntos Culturales de la Organización de Cooperación Islámica, destaca en Al-Arab el papel de Marruecos como promotor de una “cooperación Sur-Sur” efectiva y defensor de un enfoque que privilegia “soluciones africanas para los problemas africanos”. En este contexto, Ghazwi considera que Rabat se posiciona como un socio capaz y pionero en un continente marcado por múltiples desafíos: terrorismo, tráfico de personas, cambio climático, debilidad institucional, corrupción y violencia política.

El rey Mohamed VI preside una reunión del Consejo de Ministros en el Palacio Real de Rabat - PHOTO/MAP

Marruecos ha impulsado una política africana multifacética basada en su diplomacia pública y religiosa, orientada a profundizar sus lazos con el continente y proyectar una imagen de estabilidad y liderazgo regional. Esta estrategia encaja perfectamente con los intereses estadounidenses en una África cada vez más inestable y fragmentada.

En un contexto internacional donde Estados Unidos busca reconfigurar sus redes de influencia frente a potencias emergentes, encontrar aliados estratégicos como Marruecos que ofrezcan estabilidad, ubicación privilegiada y visión compartida se vuelve una prioridad clave.