Irán lanza un satélite “de investigación” y anticipa que tiene muchos más en lista de espera
- Más satélites para lo que resta de año
- Preocupación por las transferencias tecnológicas al campo militar
Irán ha vuelto a despertar las alertas de los Servicios de Inteligencia de Israel y Estados Unidos y de sus satélites espía al situar en órbita un nuevo satélite de fabricación nacional del que muy poco se sabe.
Teherán lo ha decidido y materializado en un momento de especial tensión política y militar con el Gobierno de Benjamín Netanyahu, cuando siguen sin detenerse los cruentos combates por tierra y desde el aire que asolan a la población de la Franja de Gaza, y continúan los ataques con misiles y cohetes de Hamás, Hezbolá y los hutíes de Yemen sobre territorio de Israel.
Se trata del primer lanzamiento espacial desde la toma de posesión del nuevo presidente de la República Islámica, el cardiólogo de 69 años Masoud Pezeshkian, que el 30 de julio relevó a su antecesor, Ebrahim Raisi, que sufrió un accidente mortal el 19 mayo al precipitarse a tierra el helicóptero militar en que viajaba.
El satélite de nombre Chamran-1 y de algo menos de 60 kilos de peso al despegue ha sido posicionado a 550 kilómetros de altura en la mañana del sábado, 14 de septiembre mediante un lanzador de tres etapas de propulsión sólida Qaem-100, también de producción doméstica y derivado de un misil balístico. Según la agencia oficial de noticias IRNA, Chamran-1 ha sido “diseñado y construido por el Grupo Espacial de Industrias Electrónicas Iraníes (SAIran) en colaboración con la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Islámica Revolucionaria”.
El despegue se efectuó desde la base de misiles de Shahroud, zona de tiro bajo control de la Guardia Islámica Revolucionaria que manda el general Hussein Salami, de 64 años. El complejo está situado al noreste del territorio iraní y el disparo lo dirigió la Fuerza Aeroespacial de la citada Guardia Revolucionaria, organización bajo el mando del general Amir-Ali Hajizadeh, de 62 años.
Más satélites para lo que resta de año
La plataforma recién puesta alrededor de la Tierra ha sido calificada por las fuentes oficiales iraníes como “de investigación”. Esgrimen que su finalidad es “probar los distintos subsistemas y equipos a bordo del satélite, así como verificar la fiabilidad de su sistema de propulsión de producción nacional”. El director de SAIran, Amir Rastegari, ha confirmado que Chamran-1 “está estabilizado en órbita y se desplaza en la trayectoria prevista”.
El disparo del Qaem-100 con Chamran-1 es el segundo con éxito del citado cohete en lo que va de año. El pasado 20 de enero, la Fuerza Aeroespacial lanzó Suraya, de unos 47 kilos, también de fabricación nacional y que igualmente fue descrito como “de investigación” aunque parece ser de comunicaciones. Fue posicionado a 750 kilómetros, altura jamás alcanzada por un ingenio persa.
Pero hay más ingenios espaciales iraníes en lista de espera. El director de la Agencia Espacial de Irán, Hassan Salarieh, anunció el 22 de agosto que “hay 14 diferentes satélites de fabricación nacional preparados para su lanzamiento”. Y añadió que “otra treintena están en proceso de desarrollo, de los que unos 20 son proyectos en colaboración con el sector privado de la nación”.
Hassan Salarieh ha desvelado que “dos ingenios están programados para ser lanzados durante el año en curso. Uno es el satélite de observación de la Tierra de nombre Kowsar, del que dijo que se utilizará “para fines agrícolas, cartográficos y de control de fronteras”. Puntualizó que ha sido desarrollado para obtener una resolución de imágenes “de 3,5 metros por píxel” durante su periodo de vida útil, que estima “en unos dos años”, lo que presupone que será situado en órbita muy baja.
El segundo satélite ya prácticamente a punto se llama Hodhod, y su razón de ser es “probar dispositivos de Internet de las Cosas (IoT) en los ámbitos de la agricultura, el transporte y situaciones de gestión de crisis”. Pero hay que tener cuidado con los anuncios oficiales de Teherán, que en cuestiones espaciales sensibles son fuente de desinformación, ya que es previsible que ambos también sean objeto de utilización para fines de defensa y seguridad.
Preocupación por las transferencias tecnológicas al campo militar
El sector espacial iraní ha experimentado en los últimos años un importante salto cualitativo, cuya continuidad todavía debe confirmar el nuevo presidente Pezeshkian. En opinión de Hassan Salarieh, una vez conseguida la capacidad para lanzar y colocar satélites en órbitas de hasta 750 kilómetros de altitud, “en los próximos años debemos acelerar el crecimiento de nuestra industria espacial”. Lo que Salarieh no ha dicho es que tal aceleración guarda mucha relación con la ayuda tecnológica que presta Rusia y también China y Corea del Norte.
Y es que el espacio ultraterrestre es visto por las autoridades políticas de Teherán como un sector con muy amplias implicaciones geoestratégicas, que favorece la cooperación con sus aliados e integra los esfuerzos nacionales en las vertientes civiles y militares. La preocupación de sus vecinos más moderados y de Estados Unidos e Israel son las mejoras en sus cohetes para posicionar satélites en órbita, como el Qaem-100 que, según Washington, “acortaría el plazo para desarrollar un misil balístico intercontinental”, del que Irán carece.
No es casualidad que la Agencia Espacial de Irán ya haya cumplido 20 años de existencia. Aprobada su creación por el Parlamento de Teherán el 10 de diciembre de 2003, su constitución data del 28 de febrero de 2004. Adscrita al Ministerio de Comunicaciones y Tecnologías de la Información, su vigente programa espacial a diez años tiene por horizonte convertir a Irán en un líder regional en tecnología espacial y servicios de lanzamiento.
El Consejo Supremo del Espacio, órgano encabezado por el presidente iraní, ejerce el control y dicta las directrices de trabajo que debe seguir la Agencia, cuya finalidad es “promover, dirigir y supervisar las actividades relacionadas con el uso pacífico de la ciencia y la tecnología espaciales en Irán”. En el citado Consejo está representado el Ministerio de Defensa y la Guardia Islámica Revolucionaria, que velan por los intereses militares y de seguridad de la nación.
Bajo el mandato del relativamente moderado presidente Hasan Rouhani (2013-2021), Irán desaceleró su entonces vigente programa espacial por temor a aumentar las tensiones con Occidente. Pero su relevo de línea más dura, Ebrahim Raisi, un protegido del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, dio un gran impulso al sector hasta su inesperada muerte a finales del pasado mes de julio. Respecto al nuevo presidente, Masoud Pezeshkian, se desconoce su interés por los asuntos espaciales. Todavía no se ha reunido cara a cara con los presidentes de Rusia, China ni Corea del Norte, que son los soportes de la tecnología espacial de Irán.