El ataque de Bamako refleja la gran amenaza yihadista en Mali y en el Sahel

Soldados de las Fuerzas Armadas de Mali - AFP/ PHILIPPE DESMAZES
El atentado simboliza también el avance de los yihadistas hacia el sur, ya que uno de sus principales objetivos es llegar al golfo de Guinea

El reciente ataque del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GAIM), filial de Al Qaeda en el Sahel, contra instalaciones militares en la capital Bamako supone un duro golpe a la junta militar de Mali, poniendo de manifiesto una vez más la creciente amenaza yihadista en el Sahel y el aumento de la inestabilidad.

El ataque del grupo terrorista contra cuarteles de la policía y un aeropuerto militar se produce en un momento en el que el ejército de Mali y sus aliados rusos, incluido el grupo de mercenario Wagner, están tratando de recuperar el control en algunas áreas del norte del país africano.

La junta militar, que tomó el poder tras dos golpes de Estado en 2020 y 2021, insiste en que la situación está bajo control a pesar del crecimiento de grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda y el Daesh en la región del Sahel desde hace años

No obstante, tal y como subraya Lucas Weber, analista de Technology Against Terrorism, a AFP la ubicación y la naturaleza del ataque “demuestran las grandes capacidades operativas del Grupo de Apoyo al Islam y a los musulmanes y el alcance de su propagación”. 

“También es una indicación del alcance de la incapacidad de los servicios de inteligencia y seguridad de Mali, y los de sus aliados rusos y regionales, para detectar y frustrar planes antes de que sean implementados”, añadió. Asimismo, el ataque también debe servir como advertencia a los países vecinos, ya que este grupo terrorista es capaz de llevar a cabo ataques similares en otras naciones de la región. 

Los malienses se manifiestan contra Francia y en apoyo de Rusia en el 60 aniversario de la independencia de la República de Mali en 1960, en Bamako, Mali, el 22 de septiembre de 2020. La pancarta en francés dice: Putin, el camino al futuro - PHOTO/AP

Los líderes militares de Mali lanzaron una operación masiva en el norte del país, donde grupos separatistas armados y yihadistas han perdido el control de varias regiones desde el año pasado. No obstante, en julio, el Ejército maliense y sus aliados rusos sufrieron una de sus mayores derrotas.

Incluso las autoridades militares malienses admitieron que sufrieron pérdidas humanas “importantes” durante los combates en Tinzouatin, cerca de la frontera con Argelia. También Wagner, a través de un canal de Telegram cercano al grupo, confirmó pérdidas entre sus filas.

Por el contrario, los separatistas -en su mayoría tuareg- celebraron una “victoria sorprendente” y anunciaron la muerte de decenas de rusos, mientras que el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes informó que había matado a 50 rusos y diez malienses.

Esta fotografía sin fecha distribuida por el ejército francés muestra a tres mercenarios rusos, a la derecha, en el norte de Mali. Rusia ha participado en operaciones militares discretas en al menos media docena de países de África en los últimos cinco años utilizando una fuerza mercenaria - AP/ EJÉRCITO FRANCÉS

Hace años, la fuerza francesa Barkhane, la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali (MINUSMA) y fuerzas europeas controlaban la amenaza en el norte de Mali, hasta que la junta militar ordenó su salida y, en cambio, recurrió a Rusia en busca de apoyo.

Desde entonces, el Ejército maliense no ha logrado muchos éxitos, mientras que los mercenarios rusos han sido acusados de crímenes contra la población local.

El ataque, que ocurrió a principios de esta semana, simboliza también el avance de los yihadistas hacia el sur, ya que uno de sus principales objetivos es llegar al golfo de Guinea. Para los grupos terroristas, el norte es su base y refugio mientras planifican su ofensiva hacia el sur. 

Combatientes tuaregs de la Coordinación de Movimientos del Azawad (CMA) - AFP/ARCHIVO

Mali, al igual que sus vecinos Níger y Burkina Faso, parece incapaz de poner fin a esta amenaza. A nivel externo, los países occidentales actualmente son designados como enemigos de las autoridades, por lo que no tienen medios para recopilar información de inteligencia o tomar medidas que puedan frenar el avance del yihadismo.

Sin embargo, la expansión del terrorismo en el Sahel no representa solo un desafío para la región, sino que también lo es para Europa. Por este motivo, las decisiones de Mali y de otros gobiernos del Sahel de aislarse genera preocupación entre las potencias occidentales.

Además de alejarse de Europa, Mali, al igual que los gobiernos golpistas de los vecinos Níger y Burkina Faso, anunció este año su salida de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao), creando en su lugar la Alianza de Estados del Sahel (AES), cercano a Rusia.