La comunidad internacional movilizará 100.000 millones de dólares para África
La cumbre internacional, convocada el 18 de mayo en París, estaba dedicada a la recuperación de las economías africanas, gravemente afectadas por las consecuencias de la crisis sanitaria. Pero, ante todo, fue un llamamiento para apoyar a África en el acceso a la vacunación. "La prioridad inmediata es vencer la pandemia", escribieron los líderes participantes en el evento en su comunicado final.
En la cumbre de París participaron una treintena de jefes de Estado y de gobierno africanos y europeos, así como los dirigentes de las principales instituciones internacionales del planeta, se reunieron el martes en París. Inicialmente estaba previsto que acudiera el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, pero anuló su viaje por la crisis de migrantes en Ceuta.
La forma en que la COVID-19 está afectando a países desarrollados lanza los peores presagios de lo que se cierne sobre el continente africano. Un continente que, acaba de decir adiós tras años de lucha a otro virus, el del ébola. La forma en la que los organismos internacionales y los países con más capacidades apoyen a aquellos con sistemas sanitarios más frágiles será clave para que la mortandad de esta pandemia no se dispare allí. Duplicar la ambición del mecanismo internacional Covax para vacunar este año al 40% de la población africana fue una de las principales ambiciones de los participantes en la cumbre para la financiación de ese continente.
En materia sanitaria, África parece haber sorteado lo peor de la pandemia, con apenas 130.000 muertos oficialmente contabilizados por el coronavirus en todo el continente. África es un continente relativamente indemne en términos de salud, con 130.000 muertes por COVID-19, según cifras oficiales, de un total mundial de casi 3,4 millones. Pero está pagando un precio económico y social muy alto, porque no ha sido capaz de lanzar planes de recuperación de carácter faraónico como los países más ricos. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, consideró que habría que ampliar todavía más la ambición de vacunación de los africanos (se calcula que ahora están inmunizados alrededor del 2,9 %) para que se llegue al 60 % de la población a mediados de 2022.
En el aspecto económico, las cosas son muy distintas. Más allá de la cuestión de las vacunas, otro de los principales puntos abordados fue el estudio de mecanismos para la movilización de los llamados derechos de giro del FMI (DTS) en favor de África y de poner en marcha un plan global de recuperación para el continente, una especie de "New Deal" africano, como lo describieron los participantes. En un momento en que la mayoría de los países ricos ya han adoptado planes de financiación masiva por valor de cientos de miles de millones de euros, muchos temen que las economías africanas se queden rezagadas -con todas las consecuencias sociales y migratorias que ello conlleva- si no se hace nada para ayudarles a superar la crisis actual.
Esta empezará con negociaciones en todas las capitales para cumplir la promesa de 100.000 millones de dólares, que deben provenir del FMI. El organismo tiene que aprobar en junio emitir Derechos Especiales de Giro (DEG, la moneda nominal del FMI) por 650.000 millones de dólares (535.000 millones de euros). África tiene derecho a 33.000 millones de dólares, 24.000 millones de ellos para los países subsaharianos. Una cifra claramente insuficiente ante los desafíos de la región.
La geopolítica de la diplomacia tiene el poder de cambiar el mundo en el que vivimos. Afectada económica y socialmente por la pandemia de COVID-19, África experimentó una recesión en 2020 tras un cuarto de siglo de crecimiento continuo. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se necesitarían hasta 285.000 millones de dólares de financiación adicional en el periodo 2021-2025 para que los países africanos puedan reforzar su respuesta a la pandemia.
La pobreza e inseguridad alimentaria, el subdesarrollo o la corrupción se han instalado a las puertas de países africanos. A estos acontecimientos hay que añadir las crisis multidimensionales provocadas por el terrorismo y el crimen organizado transnacional. Los países africanos temen que este conflicto aumente las fragilidades y tensiones presentes en la región y que estas amenazas se vean multiplicadas por la presencia de potencias extranjeras.
La pandemia de la COVID-19 dejará muchas lecciones por aprender en ámbitos muy diferentes: desde el sanitario al laboral, pasando por las cuestiones relacionadas con la logística, pero también con el liderazgo y la comunicación, éstas últimas, lecciones imprescindibles para todas las crisis. Así como, la solicitud de mayor coordinación entre Estados europeos llega en un momento en el que el flujo migratorio en el Mediterráneo central empieza a intensificarse como cada año con la llegada del verano.