El ministro de Estado de Asuntos Exteriores del país árabe criticó el uso perverso del islam por parte de Turquía y sus aliados de Qatar y los Hermanos Musulmanes en favor de una política beligerante y expansionista

Emiratos denuncia el comportamiento inaceptable de Turquía en Libia

REUTERS/NEIL HALL - El ministro de Estado de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, Anwar Gargash

Anwar Gargash, ministro de Estado de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos (EAU), instó a la comunidad internacional a poner freno a Turquía por su actividad inaceptable en la guerra civil de Libia, donde participa alineado con el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), radicado en la capital Trípoli y dirigido por el primer ministro Fayez Sarraj, en la contienda que le enfrenta al Ejército Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés), dirigido por el mariscal Jalifa Haftar y asociado al otro Ejecutivo oriental de la ciudad de Tobruk. 

Anwar Gargash se opuso frontalmente a la utilización por parte de Turquía de la interpretación interesada del islam, en colaboración con sus socios de Qatar y los Hermanos Musulmanes, para desestabilizar el mundo árabe y para aumentar su poder en la esfera de Oriente Medio y el norte de África de cara a favorecer un mayor expansionismo otomano orientado a potenciar su posición geoestratégica y obtener beneficios económicos de los ricos recursos naturales regionales. Prueba de esta maniobra es el pacto suscrito por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, con Fayez Sarraj a finales del año pasado por el que se definió el apoyo militar al GNA y el reparto de zonas económicas de interés en el arco mediterráneo. 

En un artículo de opinión publicado en el medio francés Le Point, Gargash acusó a Recep Tayyip Erdogan de escoger la antigua posición imperial de Turquía como competidor y adversario tanto para Europa como para el mundo árabe. "Erdogan ha dejado en claro que no desea ser un puente entre Europa y el mundo árabe", escribió Gargash.

El comentario publicado del ministro emiratí llegó poco después de que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, acusase a la nación euroasiática de llevar masivamente yihadistas a Libia, calificando la intervención de Ankara de "criminal". Se ha publicado ya mucho por parte de varios medios sobre la utilización turca de mercenarios a sueldo adscritos a grupos vinculados con asociaciones terroristas como Daesh o Al-Qaeda, tanto en los conflictos de Siria como de Libia. 

Las tensiones entre Ankara y París se acrecentaron todavía más la semana pasada cuando Francia denunció una intervención "extremadamente agresiva" de los barcos turcos contra un buque de la Marina gala que participaba en una misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el Mediterráneo.

Gargash manifestó que el incidente fue un momento de arrogancia que rompió no solo los protocolos formales e informales entre los aliados de la OTAN, sino que dificultó la posibilidad de negar la gravedad de lo que Turquía está haciendo en Libia o su estrategia expansionista. 

Libia sigue padeciendo una cruenta guerra civil desde 2014 que enfrenta al GNA y al LNA en una confrontación que se ha convertido en un escenario de juegos de poder entre potencias extranjeras presentes sobre el terreno y que tienen intereses propios. Así, por un lado, el Gobierno de Trípoli, reconocido internacionalmente por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde 2016, recibe el citado sustento de Turquía, Qatar e Italia; mientras, por otro, el LNA de Jalifa Haftar es apoyado por Rusia, Francia, Arabia Saudí, Emiratos y Egipto. El país norteafricano es rico en petróleo y está dividido entre las administraciones rivales en el este y el oeste, dentro de un conflicto que atrajo a potencias foráneas por su posición y atractivos recursos naturales. 

Anwar Gargash enfatizó sobre el uso de Turquía de una interpretación perversa del islam en colaboración con Qatar y la Hermandad Musulmana para sembrar el caos en el mundo árabe y llevar a cabo su expansionismo "neo-otomano". 

“Solo en los últimos meses, Erdogan ha utilizado refugiados en Siria y Libia para ejercer presión sobre Europa; ha colaborado con Irán para bombardear a los kurdos pro-occidentales en Irak y ha tratado activamente de explotar la inestabilidad en África para su propio beneficio", señaló el ministro de Estado de Asuntos Exteriores de EAU.  "Con respecto a Libia, la comunidad internacional debe enviar un mensaje claro e inequívoco a Turquía de que su comportamiento es inaceptable", aclaró. 

El ministro emiratí pidió la implementación del plan que presentó el presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, "que incluye conversaciones en Ginebra, la elección de un consejo de liderazgo, la disolución de las milicias y la salida de todos los combatientes extranjeros de Libia". Pero el plan de Al-Sisi fue rechazado totalmente por el GNA, bajo el respaldo de Qatar y Turquía, llevando a cabo nuevos avances militares contra las fuerzas de Jalifa Haftar. "Sin una solución política construida sobre bases sólidas y apoyada por el pueblo libio, y sin una retirada de todas las fuerzas extranjeras, este conflicto continuará hasta que se destruya la estructura de la sociedad", explicó Gargash.

“EAU confía en que la gran mayoría de los libios quieren poner fin a esta guerra. No creemos que el pueblo libio haya apoyado los intentos de Al-Qaeda y Daesh de hacerse cargo de grandes partes de Libia”, aseguró Gargash, quien indicó también que “el interés principal de EAU en Libia es asegurarse de que las potencias externas no puedan usar el país como palanca para desestabilizar el mundo árabe".