Erdogan aumenta la presión sobre la oposición con nuevas detenciones
La tensión sigue en aumento en Turquía tras la detención del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, la semana pasada. Este hecho ha desatado las mayores protestas en el país en más de una década, con manifestaciones en distintas ciudades que han sido reprimidas con firmeza por las autoridades.
Imamoglu, principal rival político del presidente Recep Tayyip Erdogan, fue arrestado junto a más de un centenar de personas, entre ellas políticos, periodistas y empresarios, bajo acusaciones de corrupción. Entre los detenidos también se encuentran un asesor clave y dos alcaldes de distrito de Estambul, uno de los cuales ha sido reemplazado por un funcionario designado por el Gobierno.
Desde la prisión de Silivri, al oeste de Estambul, Imamoglu ha negado las acusaciones, asegurando que se trata de una persecución política. Además, la Universidad de Estambul anunció que revocaría su título universitario debido a presuntas irregularidades, lo que podría poner en jaque su elegibilidad para la presidencia, ya que la Constitución turca exige estudios superiores para ejercer el cargo. Los abogados de Imamoglu ya han adelantado que apelarán la decisión.
La situación se torna más compleja con las intenciones de la fiscalía de acusarlo también de "ayudar a una organización terrorista armada", aunque el tribunal turco ha declarado que, por el momento, no considera necesario formular esa imputación.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP), principal formación opositora, ha respaldado firmemente a Imamoglu. A pesar de su arresto, el partido lo ratificó como su candidato presidencial para las elecciones de 2028 en una votación simbólica el pasado domingo, en la que participaron cerca de 15 millones de personas, según su líder, Ozgur Ozel.
Ozel también alzó la voz contra la censura impuesta por el Gobierno en redes sociales. "Hoy intentan suprimir las redes sociales. Acéptelo, señor Tayyip (presidente Erdogan): no puede suprimir la voz del pueblo", escribió en su cuenta de X, donde también agradeció a la plataforma "por su actitud valiente, democrática y liberal”.
A pesar de las prohibiciones y otras medidas de presión por parte del Gobierno, las protestas se han extendido a lo largo de todo el país. Desde la detención de Imamoglu el miércoles, miles de personas han salido a las calles en al menos 55 de las 81 provincias de Turquía, según un recuento de la agencia de noticias francesa AFP.
Las manifestaciones, que se prolongaron por cinco noches consecutivas, han sido enfrentadas con gases lacrimógenos y balas de goma, y han resultado en numerosas detenciones. Según cifras oficiales del ministro del Interior, Ali Yerlikaya, más de 1.133 personas han sido arrestadas desde el inicio de las protestas.
Yerlikaya ha defendido las acciones del Gobierno, alegando que las movilizaciones "abusaron del derecho a manifestarse" y que los manifestantes intentan "alterar el orden público, incitar a eventos callejeros y atacar a nuestra policía". En un extenso comunicado, advirtió que "la aterrorización de nuestras calles y la amenaza a la paz y la seguridad de nuestra nación no serán toleradas".
Entre los detenidos también se cuentan nueve periodistas que cubrían las protestas, según informó el Sindicato de Periodistas de Turquía. Uno de ellos es un fotógrafo de AFP.
Mientras el país vive momentos de alta tensión, las voces críticas denuncian que el Gobierno de Erdogan está endureciendo la represión para debilitar a la oposición de cara a los próximos comicios. La detención de Imamoglu y el clima de protestas han colocado a Turquía en el foco internacional, mientras crece la preocupación por el futuro democrático del país.