Estados Unidos e Irán reabren el diálogo en Omán sobre el programa nuclear
En un movimiento inesperado que podría alterar significativamente el panorama geopolítico de Oriente Medio, la República Islámica de Irán y Estados Unidos se preparan para entablar conversaciones sobre el programa nuclear este sábado. Este esfuerzo diplomático, cargado de tensiones y desafíos, podría abrir una nueva vía hacia la distensión o, por el contrario, provocar una escalada peligrosa si no prospera.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Abbas Araqchi, confirmó el inicio de conversaciones "indirectas" con Washington, que se llevarán a cabo en Omán. En un mensaje publicado en redes sociales, Araqchi afirmó que se trata de “una oportunidad y una prueba”. La iniciativa cuenta con un elemento clave: el visto bueno del líder supremo iraní, Alí Jamenei, quien en febrero calificó cualquier negociación con Estados Unidos como “ni inteligente, ni honorable, ni sabia”.
Por otro lado, el presidente estadounidense, Donald Trump, sorprendió al anunciar que la reunión del sábado será “casi al más alto nivel” y “directa”, dejando de lado intermediarios. Durante su encuentro en la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Trump subrayó la importancia de este diálogo y expresó su esperanza de alcanzar un acuerdo. No obstante, también lanzó una seria advertencia, asegurando que si las conversaciones con Irán no tienen éxito, el régimen iraní “estará en gran peligro”. "No pueden tener un arma nuclear”, reiteró.
Este repentino cambio de rumbo en la política estadounidense se produce apenas un día después de que Teherán rechazara tajantemente cualquier contacto directo, acusando a la administración Trump de actuar con contradicción y amenaza constante. En 2018, durante su primer mandato, Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015, lo que sumió a ambas naciones en una prolongada crisis diplomática.
Desde esa ruptura, Irán ha incrementado significativamente sus niveles de enriquecimiento de uranio, superando los límites establecidos por el acuerdo original. Mientras las potencias occidentales acusan a Teherán de buscar capacidades armamentísticas, el régimen iraní sostiene que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos.
En paralelo, crecen los temores de una respuesta militar. Informes de inteligencia han sugerido que Israel, con el respaldo de Washington, podría estar contemplando una acción militar contra instalaciones nucleares iraníes si las negociaciones fracasan. Según fuentes cercanas a la reciente visita de Netanyahu a Washington, uno de los objetivos fue precisamente coordinar posibles escenarios bélicos ante un estancamiento en el diálogo.
Trump, por su parte, ha mantenido una postura dual: reanudó en enero su política de “máxima presión” contra Irán al retomar sanciones, pero también se mostró dispuesto al diálogo. Asimismo, a principios de marzo, reveló que había enviado una carta al líder supremo iraní ofreciendo negociaciones, al tiempo que amenazaba con acciones militares si no se alcanzaba un acuerdo.
Se avecina un momento decisivo para el futuro del programa nuclear iraní y para la estabilidad de toda la región de Oriente Medio. Las conversaciones se desarrollarán en un contexto especialmente tenso, marcado por la actual ofensiva militar estadounidense contra los hutíes en Yemen, una milicia respaldada por Teherán. Más allá de su objetivo declarado de neutralizar las amenazas de los hutíes, esta operación también es interpretada como un mensaje disuasorio directo hacia Irán.