Francia se enfrenta a la expansión de los Hermanos Musulmanes
Distintas voces en Francia llevan tiempo alertando sobre el creciente número de miembros de los Hermanos Musulmanes en el país y el gran peligro que esto representa en materia de seguridad, estabilidad y democracia, así como en el ámbito demográfico.
En un informe, la investigadora gala Hélène de Lauzun reveló que desde 2019 el número de miembros de la organización islamista ha aumentado, pasando de 50.000 a 100.000, basándose en datos de un experto de la inteligencia francesa citado por Le Journal de Dimanche.
La investigadora alerta sobre la penetración del movimiento en la vida francesa, aumentando casi a diario. En diez años, el porcentaje de mujeres musulmanas que llevaban el hijab se duplicó, lo que se considera un proceso de islamización cultural “indudablemente coordinado”. También hay otros aspectos que demuestran este proceso de islamización cultural, como la creciente importancia de la vestimenta islámica como la abaya, las exigencias religiosas en el lugar de trabajo y en las piscinas y el aumento de lo que se conoce como el “comercio halal”.
En medio de esta situación, y consciente del peligro, el presidente francés, Emmanuel Macron, instó recientemente a dos altos cargos del Gobierno a preparar un informe sobre el Islam político y los Hermanos Musulmanes que se presentará el próximo otoño. Este trabajo está supervisado por un diplomático que ocupó numerosos cargos en países árabes, según confirmó la investigadora gala.
El Gobierno francés justificó la elaboración de este informe a través de un comunicado de prensa del Ministerio del Interior basándose en las preocupaciones sobre el papel de los Hermanos Musulmanes y su ideología contraria a los principios de la República Francesa.
Según el comunicado del Ministerio, esta misión estará encabezada por el diplomático retirado François Goyette, que fue embajador en varias naciones árabes -incluidos Emiratos Árabes Unidos, Túnez, Libia y Argelia- y el gobernador Pascal Courtad. Juntos deberán preparar “un informa sobre la influencia del Islam político en Francia”.
El ministro del Interior, Gerald Darmanin, mencionó en el comunicado una “carrera contra el tiempo” y “una batalla cultural/institucional contra una organización malvada”. El aumento de la influencia de los Hermanos Musulmanes ha sido considerada por Darmanin como un “desafío”, ya que el movimiento “no utiliza el terrorismo, sino que utiliza métodos más suaves, pero funciona eficazmente para convertir gradualmente a todos los segmentos de la sociedad a las filas islámicas”.
El ministro alertó a la ciudadanía, en concreto “a quienes cooperan con los Hermanos Musulmanes sin saberlo, entre la población pero sobre todo entre los actores públicos”, como jueces, representantes electos y académicos.
Darmanin reveló que quería inspirarse en la política de Austria hacia los Hermanos Musulmanes. Viena incluyó a la organización en la lista negra en 2021, calificándola como un “grupo extremista vinculado a delitos por motivos religiosos”. Desde entonces, en Austria está prohibido llevar o distribuir símbolos de la organización, convirtiéndose en el primer país europeo en adoptar una postura tan férrea contra el grupo islamista.
En declaraciones al periódico Le Journal du Dimanche, el ministro del Interior considera fundamental convencer a la opinión pública y a los responsables de la toma de decisiones de la necesidad de actuar contra la organización y apoyar cualquier acción que Francia pueda emprender contra los Hermanos Musulmanes.
Esta organización ve en Francia un potencial objetivo, ya que es el país europeo con mayor número de musulmanes, superando ya los 6 millones de personas.
“Los Hermanos Musulmanes ha trabajado para crear un imperio financiero e intelectual desde 1978 con el objetivo de profundizar su presencia y fortalecer su influencia en la sociedad francesa”, señala el Centro Europeo de Estudios de Inteligencia y Antiterrorismo. La institución advierte también de la “relación de intereses con una serie de partidos políticos dentro de Francia”.
Francia cuenta con más de 250 asociaciones islámicas en todo su territorio, incluidas 51 organizaciones que trabajan a favor de los Hermanos Musulmanes. Estos grupos, de acuerdo con el Centro Europeo de Estudios de Inteligencia y Antiterrorismo “participan en actividades políticas y trabajan en nombre de grupos extremistas” cuyo objetivo es expandirse entre los musulmanes franceses y establecer un sistema de califato.
Durante años, los diferentes gobiernos franceses han buscado mecanismos para hacer frente a esta expansión, formando especialistas en el Islam moderado en Francia y garantizando al mismo tiempo que cumplan los requisitos para la integración en la sociedad francesa. En este sentido destacan los esfuerzos para promocionar la lengua francesa, proteger la diversidad cultural, el respeto al patrimonio, la historia, los derechos del país, y los principios y valores.
Macron, por su parte, lleva años luchando contra lo que el describe como “aislacionismo islámico” en los barrios pobres franceses, donde se crea una “contrasociedad” dominada por la ley islámica.
París ha tomado medidas en los últimos años para limitar la expansión islámica en su territorio. En julio de 2021, por ejemplo, las autoridades aprobaron la ley “Principios para promover el respeto de los valores de la República” a pesar de las polémicas y las acusaciones de islamofobia.
Esta ley contempla la clausura de las mezquitas y asociaciones afiliadas a los islamistas. De la misma forma, también impone restricciones a la libertad de las familias de impartir educación a sus hijos en el hogar y prohíbe el uso del hijab en las instituciones de educación preuniversitaria.
La investigadora francesa Hélène de Lauzon también propone una serie de medidas que las autoridades francesas deben tomar, señalando que la disolución de la organización se considera imposible porque el grupo no existe oficialmente.
No obstante, a pesar de ello, la sombra de los Hermanos Musulmanes se cierne sobre muchas organizaciones con sede en territorio francés, como la Asociación Musulmana Francesa, cuyo presidente, Ammar Al-Asfar, anunció en 2017 que pertenecía a su escuela de pensamiento de los Hermanos Musulmanes.
También el Fondo de Dotación de la Asociación Musulmana Francesa reconoció públicamente su vínculo con los Hermanos Musulmanes en su informe de actividades. De Lauzon asegura que el Gobierno francés tiene los medios necesarios para disolver algunas de estas organizaciones, pero carece de voluntad para hacerlo.