El presidente del Movimiento Europeo en España analizó la situación comunitaria en el programa ‘De cara al mundo’ de Onda Madrid

Francisco Aldecoa: “La Conferencia sobre el Futuro de Europa tiene la responsabilidad de hacer posible el cambio político que ha empezado en la UE”

Francisco Aldecoa

Francisco Aldecoa, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense, presidente del Movimiento Europeo en España y director de la Representación de la Sociedad Civil de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, hizo un repaso en los micrófonos de ‘De cara al mundo’ sobre los retos y desafíos que afronta la Unión Europea. 

Ahora mismo el futuro de Europa representa un reto y un desafío, ¿cómo se plantea usted el futuro de Europa?

Los cambios profundos en Europa se han producido desde las elecciones al Parlamento Europeo del 19, donde empieza un nuevo ciclo político. Este nuevo ciclo se manifiesta de varias formas, por ejemplo, en que la presidenta de la Comisión fue elegida el 28 de noviembre por cerca del 70% de la Cámara, algo que no tiene precedente. Por ello, ha tenido una legitimidad de origen fuerte, que sumado a la toma de medidas de carácter federal para hacer frente a la COVID-19, donde además de medidas sanitarias se han tomado también medidas políticas y sociales, ha conseguido una legitimidad aún mayor. Por otro lado, lo más relevante es el acuerdo entre las instituciones, los famosos 750.000 millones, la mitad de lo que se pedía, de los que a España le tocan 140.000 millones. Sin embargo, lo más importante es ver que se han vivido pasos federales importantes, ya que esa decisión es una decisión federal porque se reparte en función de las necesidades, no en función del PIB u otras consideraciones. Lo mismo se puede decir en torno al fondo de Nuevas Generaciones y la forma en que se mancomuna la deuda siendo una decisión más acertada, porque ante una situación tan extraordinaria se exigían medidas extraordinarias, estas medidas parece que empiezan a hacer efecto. Desde nuestro punto de vista, ha empezado el cambio político en Europa bastante profundo, eso hace que la Conferencia sobre el Futuro de Europa tenga una nueva responsabilidad, hacer posible este cambio, haciendo unas mejoras en el modelo político e incluso en los tratados.

¿Cuáles son las mejoras que se deben afrontar?

Actualmente son muchas, por el momento la Conferencia lo que hace es reunir por primera vez a representantes de la sociedad civil y de los ciudadanos y a los representantes de las instituciones. Este nuevo ejercicio es la primera vez que se hace en algún sitio antes de reformar los tratados o de tomar medidas. Las dos legitimidades representadas por la democracia representativa y la democracia participativa se reúnen para hacer propuestas. De momento hay una agenda con nueve puntos de los cuales todavía no se saben bien las posiciones. La próxima semana se reunirá el segundo pleno de la Conferencia, todavía no hay propuestas, pero sí tenemos el temario y las perspectivas, que son la democracia. En relación con el tema de Polonia, que se habla bastante sobre ello, habrá que reformar el artículo 7 para hacer más efectivo el modelo social. La guía es la Unión Europea, que por ejemplo no tiene apenas competencias en materia laboral, es un tema donde la cumbre es la toma de decisiones importantes de acuerdos entre sindicatos, trabajadores y empresarios, donde tratar en conjunto temas como el salario mínimo o la duración de las jornadas laborales, asuntos que hasta ahora eran temas estrictamente nacionales. Por otro lado, en materia económica, parece que damos el paso hacia una unión bancaria y fiscal, en materia de salud, que tanto nos ha afectado esto estos meses a causa de la COVID-19, parece que habrá una competencia en materia de salud, o por lo menos existe esa necesidad. Actualmente, están los temas, hay hasta nueve temas como por ejemplo la juventud europea, la política exterior, la defensa o las migraciones. La Conferencia trata de hacer frente a esta nueva situación de forma material, bajo una fórmula jurídica.

Hay veces que tenemos miedo a las palabras o a una nueva forma de organización, usted ha hablado de dar un paso hacia un modelo más federal. ¿Podemos aspirar a ser los Estados Unidos de Europa?

A mí esa expresión no me gusta, y no me gusta sobre todo porque produce confusión. Si hablamos de Estados Unidos parece que vamos a crear un nuevo Estado, eso no está en la naturaleza de las cosas. El proyecto europeo, desde el 48 en La Haya y tras la Declaración Schuman, es crear una federación europea, no un super Estado, sino una situación intermedia, una federación donde siguen existiendo los Estados y estos ceden competencias en los temas en que puede ser más útil que se ejerzan de manera común. Eso es en lo que el sistema europeo actual necesita reforzarse además de ámbitos como los que hemos hablado. Ahora es necesario una unión fiscal, una política de sanidad, aspectos en los que hemos visto que se ejercen mejor de forma común, eso es el federalismo.

La base fundamental del Brexit ha sido que no tienen por qué ceder su soberanía, en mi caso, soy más partidario de pensar que el término correcto es compartir más que ceder soberanía, compartir en busca de unos objetivos comunes que nos benefician a todos. 

Quizás son las dos cosas, para poder mantener la soberanía que tenemos la debemos ejercer en común. Está claro que de manera individual no podemos hacer frente a temas como el que hemos vivido ahora con la salud. Estas situaciones se deben afrontar en común. Ahora empezamos a hablar de la soberanía europea, a Macron le gusta la expresión “soberanía europea”, en otras latitudes como Alemania les gusta menos. Al final hay que encontrar un camino común. 

Entonces, tarde o temprano llegaran avances importantes... 

Creo que sí, en un plazo de seis meses a un año se van a dar esos avances por tres razones: la primera porque en Europa la sociedad está muy unida, al contrario que en Estados Unidos donde están completamente divididos en dos bandos, aquí no. Puede existir algún problema específico en algún país como es el caso de Polonia, pero estoy seguro de que en las próximas elecciones habrá un cambio en el Gobierno, en todo caso el 80% de la población quiere seguir en la Unión Europea. La segunda razón es que las fuerzas políticas mayoritarias están completamente unidas. Estoy convencido de que como ocurrió el nombramiento de la propia presidenta de la Comisión, donde el 70% tuvo un consenso común, estos serán los que elaboren las nuevas propuestas.  Por último, la tercera razón son los Gobiernos, a pesar de que aquí están dando por hecho que hay una enorme división entre los Gobiernos de los Estados, tan solo hay uno o dos con dificultades.

Una de las novedades de la Conferencia es la participación ciudadana. Qué relevancia tiene que esa ciudadanía, tenga voz y aporte ideas y propuestas para que se les tenga en cuenta. Siempre se ha acusado a la Unión Europea de iniciar los procesos desde arriba, desde la clase política y dárselo todo cocinado a la ciudadanía. Ahora, la ciudadanía tiene opción de poder participar en esa cocina que es el proyecto europeo. 

El proyecto europeo desde sus orígenes nace de abajo arriba, de la sociedad civil hacia la Conferencia. Ahora hay dos formas, a través de la sociedad civil y a través de los ciudadanos. Yo debo decir bien claro que el sistema de paneles de 800 representantes no me acaba de gustar, no creo que sea representativo. Además, me preocupa que se da la circunstancia de que, a los representantes, que en principio no vamos a saber los nombres, se les haya elegido a través de un sistema de sorteo. No acabo de entenderlo, sobre todo, porque los cambios profundos no se van a hacer a través de esas propuestas sino a través de la sociedad civil organizada. Sin embargo, hay propuestas como la declaración de 10.000 jóvenes en el Parlamento Europeo que tienen mucha sustancia, esa va a servir de base para las discusiones. A mí lo que me llama la atención es que en España los medios de comunicación, la opinión pública e incluso los políticos, están de espaldas a este proceso de relanzamiento del proyecto europeo, cuando la novedad es por primera vez que Europa está influyendo. 

Siempre he estado del lado de lo bueno que tiene la Unión Europea, si no existiera habría que inventarla, porque es una de las mejores cuestiones que hemos vivido en el último siglo de cara a la humanidad.

No tengo la menor duda, sobre todo, que se están tomando decisiones muy positivas para los ciudadanos en ese sentido. Por ejemplo, el tema de Afganistán, todo el tiempo se está repitiendo que ha sido un fracaso de Occidente, y no se contempla en que la única Embajada que sigue allí, defendiendo los intereses europeos, es la de la Unión Europea. Se han ido los Estados Unidos y se han ido todos los países miembros, pero allí se ha hecho una labor importantísima en materia de cooperación al desarrollo humanitario. Los temas militares habrán salido mal, pero los temas en lo que Europa es protagonista, que ha sido vertebrar a la sociedad civil en el exterior, donde seguramente todo eso lo irán desmontando, pero de momento han quedado 600 escuelas allí. Antes de que Estados Unidos tuviese las conversaciones de Doha la UE no ha parado de conversar porque está ahí, es más, se va a duplicar la cooperación al desarrollo de la Unión Europea.