La guerra de Sudán se expande en el sur mientras se mantiene el asedio a El Fasher
Los combates entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) se siguen extendiendo por todo el territorio. En las últimas horas, los enfrentamientos entre ambos bandos han estallado en Jebel Moya, región estratégica que une los estados de Sennar y del Nilo Blanco, en el suroeste del país.
La televisión local del estado de Sennar informó que el Ejército había recuperado “con éxito” varios puntos de la zona, así como las aldeas cercanas, algo que las FAR negaron, asegurando mantener el control sobre Jebel Moya.
El impacto de proyectiles a las afueras de la ciudad han provocado un desplazamiento masivo de población, sumándose a los más de 8 millones de desplazados y refugiados que ha causado la guerra desde su inicio en abril de 2023.
Estos combates se producen en medio de la expansión de las FAR en el sur, desde el estado de Gezira hacia Sennar. Esta campaña, que comenzó en diciembre, ha estado envuelta en acusaciones por violaciones de derechos humanos.
Mientras se amplían los focos de combate, los enfrentamientos siguen en El Fasher, capital del estado de Darfur del Norte. Las FAR ya invadieron otras ciudades de la región el año pasado, agravando la situación humanitaria y de seguridad ante la escasez de alimentos, medicinas y agua, informa Al Ain.
El Fasher es ahora uno de los puntos que más preocupación causa dentro del país debido al asedio impuesto por las FAR antes de comenzar a bombardear y librar batallas contra el Ejército y sus aliados.
De acuerdo con datos de Médicos Sin Fronteras, los combates en El Fasher han provocado la muerte de al menos a 226 personas. Naciones Unidas también apunta que unas 130.000 personas han huido de la ciudad desde abril.
En este sentido, el Consejo de Seguridad de la ONU ha adoptado recientemente una resolución en la que pide a las FAR que pongan fin a su asedio a El Fasher. La resolución, propuesta por Reino Unido, recibió 14 votos a favor y ninguno en contra. Rusia se abstuvo.
“Presentamos esta resolución para ayudar a asegurar un alto el fuego localizado alrededor de El Fasher y crear condiciones más amplias para apoyar la reducción de las tensiones en todo el país y, en última instancia, salvar vidas”, declaró la embajadora del Reino Unido, Barbara Woodward.
Desde el comienzo del conflicto en Sudán, hace más de un año, la Organización Mundial de la Salud estima que alrededor de 16.000 personas han muerto y 33.000 han resultado heridas. La guerra también ha desplazado a más de 9 millones de personas y dejado a unos 5 millones en riesgo de hambruna.
Por otro lado, el sistema de salud en Sudán ha colapsado casi por completo. Jartum estima que las pérdidas en este sector ascienden aproximadamente a 11.000 millones de dólares.
A pesar de no contar con la misma cobertura mediática que otras guerras, Sudán es, en palabras de Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, “la mayor crisis humanitaria sobre la faz del planeta”.
Los combates llegan a Libia
Mientras el conflicto se amplía en el sur, así como en otras partes del territorio sudanés, los enfrentamientos se han extendido en los últimos días también a Libia, donde miles de mercenarios sudaneses han combatido durante años dentro de las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar. No obstante, tras el estallido de la guerra en Sudán, muchos han regresado para apoyar a los diferentes bandos en el conflicto.
Los combates han tenido lugar entre la facción del Movimiento de Liberación de Sudán, dirigida por el gobernador de Darfur, Minni Minawi -aliada del Ejército sudanés-, contra un grupo de desertores del llamado Consejo Revolucionario del Despertar (CRD), milicia a las órdenes de Musa Hilal.
Aunque esta organización también está alineada con el Ejército, esta facción, liderada por el general Mohamed Bakhit Ajab Al-Dor, apoya al otro bando de la guerra, las FAR.