La influencia de Irán y Hamás fuera de Oriente Medio
A medida que la ofensiva terrestre israelí contra Hamás avanza en la Franja de Gaza, la República Islámica de Irán moviliza a sus grupos afines de Oriente Medio del llamado “Eje de resistencia”. Además de Hamás -que después de un mes de guerra continúa lanzando misiles contra Israel-, Hezbolá, los hutíes de Yemen y milicias en Siria también atacan territorio israelí.
Mientras que el grupo chií libanés lo hace contra el norte de Israel, una de las zonas más calientes del país de donde miles de civiles han tenido que evacuar, los hutíes atacan con drones o misiles cuyo objetivo es la ciudad costera de Eilat, a orillas del mar Rojo.
Los ataques de Hezbolá han provocado la muerte de tres civiles israelíes y seis soldados y han hecho de las comunidades del norte de Israel lugares inhabitables por el momento. Los ataques de los hutíes contra Eilat, por el contrario, no han logrado su objetivo y han sido interceptados. No obstante, la ciudad israelí -que alberga a un gran número de ciudadanos del sur que se han visto obligados a dejar sus hogares- sí ha sufrido un ataque directo desde Siria.
El país de Bachar Al-Assad, aliado de Irán, cobija a milicias respaldadas por Teherán que durante la guerra han lanzado varios cohetes contra territorio israelí que han caído sobre terrenos inhabitados. No obstante, el reciente ataque contra Eilat, realizado con un dron, impactó contra un colegio.
Además de movilizar a sus grupos ‘proxy’ en Oriente Medio, la República Islámica de Irán también está desplegando sus tentáculos en todo el mundo con el fin de ganar influencia y establecer un bloque anti-israelí.
En este sentido, tal y como señala Banafsheh Keynush en Middle East Institute, si la guerra entre Israel y Hamás continúa intensificándose en el futuro, convirtiéndose potencialmente en un conflicto regional más amplio, “el impacto podría extenderse a todos los continentes, dado el esfuerzo conjunto de Irán y Hamás que lleva décadas para contener el poder israelí cuando y donde sea posible”.
Estos esfuerzos se llevan a cabo desde África hasta América Latina, donde algunos países como Colombia y Chile ya han retirado a sus embajadores de Israel por la actual guerra. Por su parte, Bolivia ha suspendido las relaciones con Jerusalén.
Los países de América del Sur que han tomado estas medidas tienen en común varios aspectos. Todos están gobernados por ejecutivos de izquierda y mantienen buena relación con Irán, especialmente Bolivia. Teherán ha respaldado al expresidente Evo Morales y luego al partido socialista del presidente Luis Arce.
“Teherán vincula la lucha del país sudamericano contra la opresión de clase y étnica de sus comunidades indígenas con sus propias enseñanzas revolucionarias para promover una visión antiimperialista y pro-palestina”, explica Keynush.
Por otro lado, tanto en Colombia como Chile hay importantes comunidades árabes, mientras que la actividad de Hezbolá ha aumentado durante la última década. A pesar de que el expresidente colombiano Iván Duque expulsase a miembros del grupo libanés y lo calificase como organización terrorista, el giro a la izquierda con Gustavo Petro ha cambiado la postura de Bogotá.
Asimismo, Petro se ha mostrado muy crítico con la operación israelí en Gaza, al igual que otros presidentes como el brasileño Lula da Silva que, por el contrario, no han atacado tan fervientemente a Rusia durante su invasión a Ucrania.
“En América Latina , Irán ha apoyado la “Marea Rosa” –un giro político hacia gobiernos de izquierda en toda la región– para contener la influencia estadounidense e israelí y ha tratado de trabajar con líderes de izquierda y la considerable diáspora árabe”, señala Keynush. La analista también recuerda que, a lo largo de los años, empresas y entidades vinculadas a Hezbolá han sido identificadas repetidamente en América del Sur.
En este punto, cabe señalar especialmente la zona de la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina, donde simpatizantes de Hezbolá y Hamás han desarrollado sus operaciones, vinculándose también con el crimen organizado.
Debido a esta situación. los 35 miembros de la Organización de Estados Americanos designaron a Hamás como organización terrorista en 2021, pero Teherán ha seguido construyendo redes a través de las comunidades árabes locales de la región.
Otras zonas donde la República Islámica de Irán y sus grupos trabajan por aumentar su influencia es África del Norte. En esta región, especialmente en Argelia y Túnez, se ha aprovechado el fuerte sentimiento anti-israelí y la defensa de la causa palestina. Argel, por ejemplo, ha sido acusado de enviar drones iraníes al Frente Polisario, grupo que también mantiene relaciones con Hezbolá.
Durante la actual guerra, en la región no solo se han producido protestas contra Israel, sino que también se han cometido actos antisemitas, como la quema de una sinagoga en Túnez.
Por otro lado, en otras partes del continente africano, como Sudáfrica, "el respaldo de Irán a los movimientos anticoloniales y antiapartheid puede haber alentado a Pretoria a colaborar con Hamás en los años siguientes”, indica Keynush.
Todo esto pone de manifiesto que la guerra no se limita a Oriente Medio y que Irán está dispuesto a combatir a Israel donde sea. Por ello, muchos medios de comunicación vinculados al régimen iraní ya se están haciendo eco de las tácticas de Teherán a nivel internacional, asegurando que Eje de la resistencia está “cambiado el mapa geopolítico del mundo”.