La inmigración, clave en la crisis franco-marroquí
Las relaciones diplomáticas entre Francia y Marruecos han estado tensionadas desde que el país galo decidió vetar la entrada y rechazar las visas de ciudadanos marroquíes que querían ingresar en Europa. Pese a que Francia niega la mayor y confirma que las medidas en materia de inmigración se vieron reducidas, los marroquíes continúan reportando rechazos injustificados.
Un nuevo informe del profesor Mehdi Alioua y la investigadora francesa Jeanne Noug destaca la importancia de la inmigración en la crisis diplomática franco-marroquí. Si bien muchos análisis se centran en el papel de la política a alto nivel y cuestiones como el expediente del Sáhara Occidental en el deterioro de las relaciones, las restricciones de visas impuestas por Francia a los marroquíes desempeñan un papel importante, según un informe publicado por la Universidad de Oxford a principios de esto año.
El artículo explica que, si bien Francia redujo el número de visados bajo el pretexto de no cooperar en la repatriación de los ciudadanos marroquíes, la falta de cooperación del país norteafricano “no fue tan impresionante como la de Francia”. Asimismo, los investigadores señalan que la retirada diplomática tuvo lugar en el contexto de las elecciones presidenciales francesas de 2022. Los partidos de derecha franceses han puesto un gran énfasis en el discurso de seguridad e inmigración en la política francesa.
También argumentan que la capacidad de reasentar efectivamente a los inmigrantes bajo la Obligación de Abandonar el Territorio Francés (OQTF, por sus siglas en francés) se vio como una justificación para que el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, “protegiera” a Francia de la amenaza percibida de la inmigración.
Los autores del informe señalaron que los acontecimientos “pueden conducir a un Estado permanente de excepción” en el que las poblaciones están sujetas a políticas que, inicialmente son excepcionales, pero que eventualmente se convertirían en procedimientos “rutinarios y estandarizados”. En la publicación se matiza que esto no afectaría exclusivamente a la inmigración procedente del país alauí, sino que se encuentra dentro de las políticas de inmigración galas, por lo que las restricciones de visado o las dificultades a la hora de cruzar la frontera afectarán a todos por igual.
La situación muestra que los derechos de movilidad son clave para muchos que empiezan a criticar la naturaleza del proceso de visa. Además de la crisis de visados, las relaciones entre Francia y Marruecos, socios políticos y económicos históricamente cercanos, se han visto afectadas por otros problemas políticos y sociales en los últimos años.
El más importante de ellos es la ambigua posición de Francia sobre el conflicto del Sáhara Occidental y, como otros países europeos, subraya que no reconoce ni apoya los planes de autonomía de Marruecos.
Desde la Casa Real marroquí se informó en distintas ocasiones que esta cuestión está adquiriendo cada vez más peso en la política exterior de Marruecos. La reciente reacción de los medios y del público franceses al terremoto del 8 de septiembre tensó aún más la situación, con informes donde Marruecos rechazaba la ayuda francesa. Para los autores del informe estos hechos derivaron en el planteamiento de si la nación norteafricana “puede sobrevivir por sí sola sin depender de su predecesor”.
Mientras tanto, a pesar de las afirmaciones de los funcionarios franceses de que los recortes de visas son cosa del pasado y que las relaciones han vuelto a la normalidad, muchos marroquíes continúan denunciando denegaciones injustas de visas y mal trato en los centros de visas.