Marruecos afianza al máximo su diplomacia bajo el reinado de Mohamed VI

El rey Mohammed VI preside, en el Palacio Real de Casablanca, un Consejo de Ministros - PHOTO/MAP 
El reino marroquí ha dispuesto una fuerte política exterior en estos últimos 25 años de reinado de Mohamed VI
  1. Sáhara Occidental
  2. Iniciativa Atlántica

Marruecos ha desarrollado una política exterior dinámica y potente en los últimos 25 años de reinado de Mohamed VI.

El monarca alauí ascendió al trono en julio de 1999 y se celebran ahora sus 25 años de reinado. Un periodo de esplendor en el que Marruecos ha crecido mucho en diversos aspectos, incluido el de la política internacional. 

Durante este cuarto de siglo, el rey Mohamed VI ha dispuesto diversas iniciativas diplomáticas que han reforzado el papel internacional del país norteafricano. Así, Marruecos ha aprovechado este importante peso internacional para dos asuntos cruciales para el reino marroquí: la protección de su integridad territorial a través de la inclusión del Sáhara Occidental en su proyecto de futuro del país y la Iniciativa Atlántica de África. 

Campamento de refugiados saharauis de Smara, en Tinduf - PHOTO/BORJA SUAREZ 

Sáhara Occidental

Un gran ejemplo de la fuerte preminencia de Marruecos en el escenario internacional es el gran apoyo que ha obtenido de cara a su propuesta de autonomía para el Sáhara Occidental.

El país norteafricano propone una fórmula de amplia autonomía bajo soberanía marroquí para el Sáhara Occidental respetando todas las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y destacando la gran labor de diálogo político entre todas las partes que desarrolla Staffan de Mistura, el enviado personal del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental.

El objetivo de esta iniciativa es dar una importante capacidad de maniobra a las autoridades saharauis para la autogestión de la Administración propia y desarrollar al máximo la región en todos los ámbitos. Reservando en este caso la política exterior y de defensa para el Estado marroquí. De esta forma, el desarrollo en el Sáhara marroquí tiene que ver con un enfoque de inclusión que garantiza la participación activa de la población local en la toma de decisiones. Las elecciones locales y regionales han demostrado un alto nivel de participación, con tasas que superan la media nacional. Esta participación activa refuerza la legitimidad de los proyectos de desarrollo y asegura que las necesidades y aspiraciones de la población local sean consideradas en la planificación estatal marroquí. 

Gracias a la intensa labor del Ministerio de Asuntos Exteriores liderado por el ministro Nasser Bourita y bajo las directrices del rey Mohamed VI, Marruecos ha logrado el apoyo de más de 100 países para su propuesta de autonomía que estos califican como la “más seria, creíble y realista” de cara a solventar el diferendo saharaui, que dura ya más de cuatro décadas desde la salida de España de la zona como potencia colonial. 

Entre los países que mostraron su más firme apoyo a Marruecos en la cuestión saharaui hay muchas potencias como Estados Unidos, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Alemania, Francia o la propia España. Incluso muchos de ellos ya planificaron sus consulados en enclaves como Dajla y El Aaiún, dentro de las llamadas provincias del sur de Marruecos. 

El gran impulso a esta propuesta vino en diciembre de 2020, cuando el expresidente de Estados Unidos Donald Trump reconoció la marroquinidad del Sáhara a cambio de que Marruecos estableciese vínculos diplomáticos con Israel, siguiendo la estela de los Acuerdos de Abraham, por los que diversos países árabes como Emiratos o Bahréin establecieron en septiembre de ese año relaciones políticas con el Estado israelí con el objetivo de pacificar y desarrollar al máximo la región de Oriente Medio y hacer frente a enemigos comunes que desestabilizan la región, como la República Islámica de Irán. 

David T. Fischer, embajador de Estados Unidos en el Reino de Marruecos, se encuentra ante un mapa de Marruecos autorizado por el Departamento de Estado de Estados Unidos que reconoce el territorio internacionalmente disputado del Sáhara Occidental - PHOTO/AFP 

Durante los 25 años de reinado de Mohamed VI, el Sáhara marroquí ha experimentado una transformación significativa, consolidándose como una región de progreso y estabilidad. En esta línea, el Reino de Marruecos ha implementado una serie de iniciativas y proyectos que han mejorado sustancialmente la calidad de vida de sus habitantes y han reforzado su integración en el tejido nacional y continental.

Desde la reintegración de Marruecos a la Unión Africana en 2017, se ha puesto un énfasis especial en el desarrollo del Sáhara. El lanzamiento del nuevo modelo de desarrollo para las provincias del sur en 2015 marcó el inicio de una serie de proyectos estratégicos destinados a modernizar la región y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.

Uno de los pilares del desarrollo integral en el Sáhara ha sido la mejora de la infraestructura de transporte y conectividad, como la construcción de la autovía Tiznit-Dajla. Esta carretera no solo facilita el comercio y la movilidad dentro del Sáhara, sino que también conecta la región con el resto del país, mejorando el acceso a mercados y servicios.

La inversión en energías renovables ha sido otro componente clave del desarrollo en el Sáhara. Las centrales solares Noor El Aaiún y Noor Boujdour, junto con los parques eólicos en Tarfaya, Foum El Oued y Akhfennir, no solo suministran energía sostenible a la región, sino que también posicionan a Marruecos como líder en energías limpias en África. El objetivo declarado de Marruecos es que en 2050 las energías renovables supongan el 52% el mix energético nacional. 

Puesto de control fronterizo entre Marruecos y Mauritania en Guerguerat, ubicado en el Sáhara Occidental - AFP/FADEL SENNA

Estos proyectos han atraído inversiones significativas y han generado empleo, contribuyendo al crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental de la región.

En esta línea, uno de los objetivos principales de Marruecos es atraer inversión exterior directa promocionando el territorio nacional y dando grandes oportunidades a todos aquellos inversores internacionales, y nacionales también, para favorecer la llegada de divisas y la proliferación de negocios en el país norteafricano. 

De hecho, el gran motor de esta planificación es la Nueva Carta de Inversiones de Marruecos de 2022, que, bajo las directrices del rey Mohamed VI, prevé un gasto estatal de 45.000 millones de euros para modernizar el país y favorecer un tejido industrial y productivo atractivo para todos aquellos interesados en invertir y hacer negocio en un floreciente mercado como es el de Marruecos; destacando el importante papel de los Centros Regionales de Inversión, como el del norte de Marruecos de la región de Tánger-Tetuán-Alhucemas. Una Nueva Carta de Inversiones que fomenta la inversión y aplica medidas fiscales incentivadoras y atractivas. 

La actividad económica y comercial de la zona del sur se verá potenciada con el desarrollo o modernización de diversas infraestructuras de nivel, con el puerto de Dajla Atlántico como gran exponente. Se espera que este puerto se convierta en un “hub” logístico para el comercio internacional llegando a los estándares del gran referente portuario marroquí y africano que es ya en la actualidad el imponente puerto de Tánger Med al norte. 

Además del compromiso económico con el Sáhara Occidental, también existe un compromiso social, sanitario y educativo. Se busca generar mucho empleo en el territorio y desarrollar todo tipo de infraestructuras educativas y sanitarias para la población. El compromiso de Marruecos con el desarrollo humano se refleja en la creación de infraestructura educativa y sanitaria de primer nivel en el Sáhara. La Universidad Mohamed VI en El Aaiún y el Centro Hospitalario Universitario con capacidad para 500 camas son ejemplos notables de esta inversión. La primera escuela de medicina en las provincias del sur y numerosos centros de formación profesional han mejorado significativamente los índices de desarrollo humano, ofreciendo a la población local acceso a educación y atención sanitaria de alta calidad.

Técnicos marroquíes explicando el proyecto del nuevo puerto de Dajla - ATALAYAR/GUILLERMO LÓPEZ 

Iniciativa Atlántica

Dentro del plan de desarrollo para el Sáhara, Marruecos también pretende aprovechar esta dinámica para apoyar la Iniciativa Atlántica de África, en la que el reino marroquí juega un papel importante.

La visión del rey Mohamed VI dispuso la necesidad de que diversos países africanos, sobre todo de la depauperada región del Sahel, pudiesen tener un acceso al océano Atlántico para mejorar sus economías e incrementar sus intercambios comerciales gracias a la puerta abierta hacia el Atlántico que permite llegar a tener conexiones relevantes con América y otros puntos de interés de la geografía mundial. 

La propuesta del rey Mohamed VI de reforzar la fachada atlántica marroquí en toda su extensión de norte a sur, incluyendo la zona del Sáhara, busca mejorar exponencialmente la dinámica económica del continente africano abriendo una importante puerta de acceso para países menos favorecidos en ese sentido, como los de la región del Sahel. 

3ª reunión ministerial del Proceso de los Estados Africanos Atlánticos, con la participación de 21 países de la costa atlántica - PHOTO/MAROC DIPLOMATIE 

Este proyecto, cuyo objetivo es proporcionar a diversas naciones africanas una importante salida marítima, está recibiendo mucha atención y elogios recientemente debido a su gran potencial a la hora de establecer asociaciones multilaterales e impulsar la integración económica africana. 

La Iniciativa Atlántica de Marruecos, cuya clave es el gasoducto Marruecos-Nigeria, transformará el escenario geoestratégico de África y pondrá fin al aislamiento de países del Sahel como Burkina Faso, Níger, Chad o Mali. El gasoducto Marruecos-Nigeria tendrá una capacidad de 30.000 millones de metros cúbicos aproximadamente y su longitud rondará los 6.000 kilómetros. Recorrerá unos 5.600 kilómetros por alta mar, a los que se suman otros 1.700 kilómetros por tierra. El coste será de en torno a 25.000 millones de euros. Datos que dan muestra de la envergadura del proyecto.