Un mundo en transición: claves de defensa y seguridad

XXXVII Seminario Internacional de Seguridad y Defensa que, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos (APE), se ha celebrado en Toledo - PHOTO/PEDRO GONZÁLEZ
Comprender el papel de la defensa, sus avances, su importancia estratégica y la necesidad de invertir en ella: claves analizadas en el XXXVII Seminario de Defensa y Seguridad

Ante las crecientes amenazas de regímenes autocráticos, la erosión de los valores democráticos, el auge del populismo y la irrupción de nuevas formas de conflicto - como la guerra digital, la desinformación o el uso militar de la inteligencia artificial -, Europa se enfrenta al reto urgente de redefinir su modelo de seguridad. En este contexto, reforzar la autonomía estratégica y adaptar la defensa a un entorno global cambiante se convierte en una prioridad ineludible. 

Para abordar estos asuntos, se celebró la segunda jornada del XXXVII Seminario de Defensa y Seguridad, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos (APE). Bajo un contexto global marcado por la incertidumbre, el cambio tecnológico y las nuevas amenazas, el evento reunió a destacados expertos nacionales e internacionales para debatir, a través de tres paneles temáticos, el papel esencial de la defensa en un mundo en constante transformación. A lo largo de las sesiones se insistió en la necesidad de adaptarse a esta movilidad estratégica y en la importancia de mantener una visión clara sobre el papel de Europa, la innovación tecnológica y la lucha contra la desinformación. 

  1. La defensa de Europa en un mundo que desafía a Occidente
  2. La política exterior y la defensa como solución
  3. Riesgos a la inversión en defensa
  4. El espacio
  5. El rol de la IA
  6. Una nueva era: dominio cognitivo y un plan de “operaciones multidominio”

El seminario se estructuró en tres bloques principales. El primero, titulado “OTAN: valores básicos, pilar europeo y mirada al SUR”, contó con la participación de Margaritis Schinas, exvicepresidente de la Comisión Europea, María Dolores de Cospedal, exministra de Defensa, Pascal Boniface, director del Instituto IRIS de Francia, moderados por la periodista Araceli Infante. El segundo panel se centró en “La inteligencia artificial y los nuevos espacios de combate”, con intervenciones de expertos como David Ramírez Morán, representante el IEEE, Javier Izquierdo, responsable de Hispasat, y el general de brigada Carlos Javier Frías, bajo la moderación de Juan José Fernández, periodista de El Periódico. Finalmente, el último debate se llevó a cabo bajo el título “Los retos para la defensa en la era de la desinformación”, con la participación del general de división Fernando Morón Ruíz y un cierre institucional a cargo de Diego Carcedo y Miguel Ángel Aguilar, presidente y secretario general respectivamente de la APE.

XXXVII Seminario Internacional de Seguridad y Defensa que, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos (APE), se ha celebrado en Toledo - PHOTO/PEDRO GONZÁLEZ

La defensa de Europa en un mundo que desafía a Occidente

Desde la cumbre de la OTAN en La Haya, donde los jefes de Estado y de Gobierno acordaron avanzar hacia un gasto en defensa del 5 % del PIB en la próxima década, se ha reabierto un debate crucial sobre el papel estratégico de la defensa en Occidente. Este compromiso, impulsado con fuerza por Estados Unidos, aunque no es nuevo ni exclusivo de la Administración de Trump, responde a una transformación profunda del orden internacional. 

Vivimos en un mundo en el que las grandes potencias actúan cada vez más bajo una lógica transaccional, guiadas por el interés propio y por la creencia de que solo sobrevive el más fuerte. Como ya advertía Hobbes en “Leviatán”, nos enfrentamos a una “guerra de todos contra todos”, donde el poder se impone sobre las normas. Mientras tanto, Europa ha permanecido anclada en su defensa del multilateralismo, la diplomacia y el Estado de derecho, incluso cuando muchos actores operan abiertamente mediante el uso del poder duro (hard power), sin preocuparse por legitimidad ni consenso. 

Especialmente desde el estallido de la guerra en Ucrania, hemos despertado de la ingenua idea de que los conflictos armados a gran escala no volverían a ocurrir en Europa. Esta guerra ha sacudido la conciencia colectiva del continente y ha generado un nuevo sentido de urgencia.  

Hoy, Europa y Occidente enfrentan una doble amenaza: una externa y una interna. Por un lado, los regímenes autoritarios desafían abiertamente nuestros valores y tratan de imponer modelos alternativos basados en el control, la censura y la fuerza. Por otro, crece la desunión interna: fragmentación política, escepticismo ciudadano, desinformación, y la falta de una voz común. Este debilitamiento interno ha dejado un vacío, especialmente en el llamado "Sur global", que esos mismos actores autocráticos están aprovechando para ganar influencia.

De izquierda a derecha: David Ramírez, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, Javier Izquierdo, director de Estrategia de Hispasat, Juan José Fernández, moderador y periodista de El Periódico, especialista en Seguridad y Defensa, general de Brigada Carlos Javier Frías, director de la Escuela de Guerra y Liderazgo del Ejército de Tierra

La política exterior y la defensa como solución

Según el exvicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, para enfrentar este entorno cambiante, Europa necesita corregir la política exterior y la falta de una voz diplomática unificada.  

El problema no son las personas, sino que la política exterior europea no existe como tal porque está paralizada por el sistema de vetos: cualquier Estado miembro puede bloquear una posición común, lo que nos hace parecer débiles y poco serios ante el mundo. Un ejemplo claro es que en Naciones Unidas se han votado tres resoluciones distintas sobre Oriente Medio, algo impensable en una política exterior coherente.  

Como advertía el director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas, Pascal Boniface, nuestro silencio ante conflictos clave es peligroso: se nos critica por no actuar, y nuestra supuesta autoridad moral y estratégica se pone en duda. Hemos pedido a Israel que detenga ciertas acciones, pero no hemos hecho nada al respecto, lo que lleva a que nuestra posición se perciba ridícula.  

La segunda gran área que Europa debe mejorar, según Schinas, y posiblemente la más importante, es la defensa. Afortunadamente, hay un consenso creciente entre los jefes de Estado y de Gobierno: es el momento de actuar, porque no siempre podremos contar con un escudo externo que nos proteja. Todo esto debe hacerse dentro del marco de la OTAN, pero de forma más coordinada, coherente y con mayor autonomía operativa.  Como afirmaba la ministra de Defensa, los europeos hemos construido “un proyecto político que no tiene parangón en ningún lugar del mundo”. A través de la defensa, no solo buscamos seguridad fronteriza, sino también la protección de un modelo de vida basado en la buena gobernanza y en valores que surgieron tras la Segunda Guerra Mundial y que deben seguir prevaleciendo.  

 De izquierda a derecha: David Ramírez, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, Javier Izquierdo, director de Estrategia de Hispasat, Juan José Fernández, moderador y periodista de El Periódico, especialista en Seguridad y Defensa, general de Brigada Carlos Javier Frías, director de la Escuela de Guerra y Liderazgo del Ejército de Tierra

Riesgos a la inversión en defensa

Se abre una oportunidad macroeconómica clave para los países europeos: la posibilidad de que parte del gasto en defensa no compute como déficit público. Esto permitiría a los Estados invertir más en su capacidad militar sin infringir las estrictas reglas fiscales de la Unión Europea. Sin embargo, esta flexibilidad debe aprovecharse con responsabilidad. Convertir este margen fiscal en gasto ineficiente o que alimente la inflación sería un grave error. El Banco Central Europeo sólo tolerará esta excepción si se traduce en una mejora real de la capacidad de defensa europea, no en despilfarro ni en políticas improvisadas. 

Por otro lado, existen las fuerzas populistas, tanto de extrema derecha como de extrema izquierda, que se oponen a esta Europa de la defensa, como se ha visto en Francia o España. El populismo tiende a priorizar políticas de corto plazo y alto impacto popular, como subsidios o aumentos de salario, por encima de inversiones estratégicas de largo plazo, poniendo en riesgo la modernización militar o el desarrollo tecnológico en defensa. 

De izquierda a derecha: Pascal Boniface, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) (Francia), Araceli Infante, moderadora. Antena 3 TV, Miguel Ángel Aguilar, secretario general de la Asociación de Periodistas Europeos, María Dolores de Cospedal, vicepresidenta del Real Instituto Elcano y exministra de Defensa, Margaritis Schinas, exvicepresidente de la Comisión Europea y excomisario europeo para la Protección del Estilo de Vida Europeo)

El espacio

En los últimos años, el uso del espacio —especialmente los sistemas de comunicaciones y satélites— ha sido clave para la defensa y la guerra modernas. Aunque esto no es una novedad absoluta, ahora el interés ha crecido, especialmente en Europa. Por ejemplo, en España ya existe una empresa especializada en el desarrollo de satélites militares, que permiten al Ministerio de Defensa contar con comunicaciones seguras y observación estratégica, especialmente en misiones en el extranjero. 

En este nuevo escenario, Europa busca ganar soberanía estratégica en el ámbito espacial y no depender tanto de potencias como Estados Unidos. Esa autonomía implica poder operar sistemas propios en caso de que, por ejemplo, una potencia aliada como EE. UU. decida cortar acceso a ciertas tecnologías (como ha pasado con Ucrania y Starlink). 

Se mencionó el programa europeo IRIS², una iniciativa que pretende crear una constelación de satélites europeos. No es una competencia directa de Starlink (el sistema de SpaceX), pero sí busca crear una capa de comunicaciones segura y autónoma en Europa, con aplicaciones tanto civiles como militares. 

Además, se subrayó que la industria espacial europea debe colaborar entre países, ya que ningún país por sí solo puede desarrollar un sistema completo. Incluso Estados Unidos actúa como cliente o socio en algunos aspectos, lo que demuestra que la interdependencia tecnológica es inevitable, pero debe gestionarse con equilibrio. 

De izquierda a derecha: Diego Carcedo, presidente de la Asociación de Periodistas Europeos, general de División Fernando Luis Morón Ruiz, director de Investigación, Doctrina, Orgánica y Materiales, Miguel Ángel Aguilar, secretario general de la Asociación de Periodistas Europeos 

El rol de la IA

Hasta hace poco, en la mayoría de los ejércitos del mundo, la IA era más una promesa que una realidad concreta. Sin embargo, la guerra en Ucrania marcó un cambio importante. Aunque se esperaba que el Ejército ruso fuera más avanzado en términos tecnológicos, fue Ucrania quien logró aplicar de forma creativa herramientas comerciales de IA al campo de batalla. Un ejemplo notable es cómo las aplicaciones que antes servían para que los ciudadanos informaran a los ayuntamientos sobre daños en infraestructuras (como farolas rotas o baches) fueron adaptadas para que los civiles pudieran reportar la ubicación de tropas o equipos enemigos. Esto demuestra el poder de la “tecnología de doble uso”, donde herramientas comunes se transformaron en recursos estratégicos en un conflicto real. 

En términos prácticos, la IA ofrece hoy dos grandes tipos de aplicación en el ámbito militar: la inteligencia predictiva y la cognitiva. La primera, y la más desarrollada, analiza enormes volúmenes de datos para identificar patrones estadísticamente significativos, lo que permite mejorar enormemente la eficiencia en inteligencia militar. En el pasado, el problema era la falta de información - los ejércitos dedicaban grandes esfuerzos a localizar al enemigo. Hoy, con cientos de miles de sensores desplegados en el campo de batalla, el verdadero reto es organizar toda esa información, seleccionar lo verdaderamente útil y hacerlo en tiempo real, por lo que la IA predictiva se vuelve esencial. 

XXXVII Seminario Internacional de Seguridad y Defensa que, organizado por la Asociación de Periodistas Europeos (APE), se ha celebrado en Toledo - PHOTO/PEDRO GONZÁLEZ

Una nueva era: dominio cognitivo y un plan de “operaciones multidominio”

En el contexto actual, los ejércitos occidentales enfrentan una clara desventaja: han quedado atados a normas tradicionales del conflicto que ya no se ajustan a la realidad. Mientras que en nuestras democracias se exige una declaración formal, protocolos y justificaciones para actuar, otros actores operan en lo que se conoce como la "zona gris", un espacio ambiguo entre la paz y la guerra. En ese terreno se despliegan estrategias híbridas, que combinan tácticas militares convencionales con herramientas no convencionales como la desinformación, las redes sociales, los ciberataques o el uso de actores no identificables - como los famosos “hombrecillos verdes” en Crimea.  

Para hacer frente a estos retos, tanto Europa como la OTAN están avanzando hacia el concepto de “operaciones multidominio” como comentó el general de División Fernando Luis Morón Ruiz. Se integran los cinco espacios de confrontación: tierra, mar, aire, ciberespacio y el dominio cognitivo. Este último representa una novedad crítica: la guerra ya no se libra solo con armas, sino también en la mente humana, donde se intenta influir, manipular o desestabilizar al adversario mediante una combinación sincronizada de instrumentos de poder. Frente a esta guerra cognitiva, uno de los objetivos clave de la OTAN es fortalecer la resiliencia psicológica - fomentar el autocontrol, la estabilidad emocional, la confianza en los valores democráticos y la capacidad de juicio autónomo. Esta resiliencia es esencial para mantener la cohesión social y militar frente a los ataques invisibles pero devastadores de la era híbrida. En este sentido, la alfabetización mediática emerge como una herramienta indispensable para defenderse de la manipulación y preservar una ciudadanía informada y crítica.