Rusia y China insisten en un nuevo orden mundial “multipolar”

El presidente ruso Vladimir Putin y al presidente chino Xi Jinping dándose la mano durante una reunión en Pekín el 18 de octubre de 2023 -AFP/SERGEI GUNEYEV
Con el objetivo de contrarrestar la influencia de Estados Unidos y Occidente en el mundo
 
  1. China, salvavidas económico de Rusia

La semana pasada, el presidente de Rusia, Vladimir Putin viajó a China en su primer viaje al extranjero desde su reelección el pasado mes de marzo. Durante su visita, Putin se reunió con uno de sus principales aliados extranjeros, el mandatario chino Xi Jinping. Además de reforzar los ya sólidos lazos entre las dos naciones y la asociación estratégica bilateral en diferentes áreas, ambos líderes subrayaron la necesidad de impulsar un nuevo orden mundial basado en la multipolaridad

Con anterioridad, ambos presidentes han hecho referencia a este concepto cuyo objetivo es contrarrestar la influencia de Estados Unidos y Occidente en el mundo, especialmente en el llamado Sur Global, donde tanto Rusia como China luchan por posicionarse como socios fiables. 

En Pekín, Xi y Putin han hecho referencia al papel de Washington en el mundo, acusándolo de perturbar el “equilibrio estratégico de seguridad” y, de la misma forma, prometiendo “contrarrestar sus movimientos destructivos y hostiles hacia la llamada ‘doble contención’”, tal y como señala una declaración conjunta. 

Tanto Rusia como China abogan por un mundo “más justo” en el que el poder de Estados Unidos sea limitado con el fin de impulsar distintos centros de poder. Esto, de acuerdo con ambas potencias, permitirá a las naciones del mundo vivir bajo sus propias reglas, en lugar de adaptarse a las normas de Washington y Occidente. 

Los líderes de los países miembros de los BRICS - PHOTO/Gianluigi Guercia/AFP

No obstante, para Estados Unidos y sus aliados internacionales, la idea de un mundo “multipolar” presentada por Rusia y China se basará en las propias reglas dictadas por Moscú y Pekín, lo que permitiría imponerse sobre Ucrania y Taiwán. En este sentido, cabe destacar que, mientras en territorio chino Xi y Putin hablaban sobre resolver la “crisis ucraniana”, el Ejército ruso intensificaba su ofensiva sobre Járkov y el noroeste de Ucrania. 

Dentro de este mundo “multipolar” impulsado por Rusia y China, los BRICS y los países del Sur Global tienen un papel clave. Prueba de esto último son los grandes esfuerzos de Moscú y Pekín por expandir su influencia en países de África y América Latina. 

Dentro del continente africano, en el Sahel encontramos un ejemplo muy ilustrativo de como ambas potencias tratan de posicionarse aprovechando la retirada de Occidente de la región. Rusia, a través de las alianzas militares, ha logrado posicionarse como un socio clave en los países de la zona, especialmente aquellos gobernados por Juntas militares dictatoriales. 

Manifestantes en apoyo de los soldados golpistas en Níger con banderas rusas - REUTERS/ BALIMA BOUREIMA

China, por el contrario, sigue la estrategia que ha mantenido en otros países basada en el llamado ‘soft power’. A través de inversiones, planes de desarrollo y relaciones comerciales, el gigante asiático se está haciendo un hueco en África -en lo que muchos ya consideran neocolonialismo-, mientras que en otros lugares como Oriente Medio lo hace a través de la diplomacia.

“La asociación de la “nueva era” China-Rusia muestra que el mundo se está dividiendo en bloques geopolíticos con vínculos crecientes entre los autócratas revisionistas contra Estados Unidos y el orden basado en reglas”, señala Matthew Kroenig, experto del Atlantic Council. 

El presidente chino Xi Jinping durante la Cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en San Francisco - REUTERS/CARLOS BARRIRA 

Kroenig recuerda que Putin respaldó la posición de Xi sobre Taiwán, mientras que Xi apoyó indirectamente la guerra de Rusia en Ucrania, oponiéndose a la “interferencia externa en los asuntos internos de Rusia” y resaltando los esfuerzos de Moscú para “garantizar su seguridad”.

El analista también señala que, tanto China como Rusia acusan a Estados Unidos de militarizar diferentes partes del mundo, cuando son ambas potencias las que están militarizándose a pasos agigantados. “Moscú y Pekín parecen preocupados de que Washington decida emprender la carrera armamentista que estos dictadores le están imponiendo”, concluye. 

China, salvavidas económico de Rusia

China es un apoyo vital para Rusia después de las sanciones impuestas por los países occidentales tras su invasión sobre Ucrania. El gigante asiático, así como otras naciones como la India- se ha convertido en un salvavidas económico para el Kremlin.

Ambos países comercian en yuanes chinos y rublos rusos, lo que les permite eludir las sanciones occidentales. El volumen del comercio bilateral entre ambas naciones alcanzó los 240 mil millones de dólares el año pasado, lo que supone un aumento del 26% en comparación con 2022, según datos de The Financial Times.

Ambos países comercian en yuanes chinos y rublos rusos, lo que les permite eludir las sanciones occidentales - PHOTO/FILE

China utiliza la misma táctica que usa con otros países sancionados también por Occidente. “Cada vez está más claro que China es el eje de la evasión de sanciones. China continúa apoyando a Rusia, Irán y Corea del Norte, entre otros regímenes adversarios, para desafiar el liderazgo estadounidense y el orden global”, escribe Kimberly Donovan en Atlantic Council. 

Sin embargo, el acercamiento que se ha ido produciendo en los últimos años entre Rusia y China podría ser perjudicial para Pekín. Según Michael Schuman, otro analista del think tank estadounidense, la potencia asiática está “intercambiando unos Estados Unidos que no puede controlar por una Rusia aislada y en decadencia que sí puede controlar”.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el presidente de China, Xi Jinping - PHOTO/AFP/SAUL LOEB 

“El problema es que Xi está cambiando los vínculos con una economía de veinticinco billones de dólares con la tecnología avanzada que China necesita por una economía de dos billones de dólares”, indica.