
Los líderes del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se reunieron por primera vez en San Petersburgo, Rusia, durante la Cumbre del G8 en julio de 2006. Posteriormente se celebraron una serie de reuniones de alto nivel, tras las cuales tuvo lugar la primera cumbre del BRIC el 16 de junio de 2009 en Ekaterimburgo (Rusia). Tras la inclusión de Sudáfrica en 2010, el grupo pasó a denominarse BRICS.
Antes de la cumbre de este año, el grupo representaba el 41% de la población mundial (3.140 millones de personas), el 24% del PIB mundial, más del 16% del comercio mundial y el 29,3% de la superficie terrestre total.
Para la Cumbre de los BRICS celebrada en Johannesburgo (Sudáfrica) del 22 al 24 de agosto de 2023, se cursaron invitaciones a líderes de otros 67 países, lo que dio lugar a más de 500 participantes oficiales en el evento. Cabe destacar en la cumbre la ausencia física del presidente ruso Vladimir Putin, debido a una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) en el primer semestre de 2023, y la ausencia del discurso del presidente chino Xi Jinping, que estuvo representado por el ministro de Comercio de China. Los motivos de la decisión del presidente Xi no se hicieron públicos.
Los principales puntos del orden del día de la cumbre incluían:
- Ampliación del bloque BRICS, ya que más de 40 naciones expresaron su interés en unirse, y 23 ya han presentado solicitudes oficiales.
- Cooperación económica entre los Estados del Sur Global en áreas como inversiones, energía, infraestructuras estratégicas y tecnologías innovadoras.
- Perspectivas de desarrollo de relaciones monetarias y bancarias comunes.
- Cuestiones de seguridad mundial, incluidos los asuntos relacionados con las nuevas estructuras de orden internacional.
Llama la atención que, si bien este último punto fue discutido durante las sesiones de trabajo, ninguno de los líderes de los BRICS lo abordó en las conclusiones tras la presentación de la declaración final, “Johannesburgo II”, que fue presentada por el presidente del país anfitrión, Cyril Ramaphosa. Además, no se mencionó el entendimiento bilateral alcanzado en Johannesburgo entre el presidente Xi y el primer ministro Narendra Modi sobre la desescalada mutua de las tensiones fronterizas entre China e India.
La ampliación del BRICS se materializó mediante la decisión consensuada de admitir a cinco nuevos miembros a partir del 1 de enero de 2024: Arabia Saudí, Irán, Etiopía, Egipto, Argentina y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Se trata de la primera ampliación en 13 años, y los líderes de los BRICS afirman que la puerta sigue abierta para nuevos miembros, teniendo en cuenta que otros 16 Estados han solicitado oficialmente su adhesión, y unos 20 países han expresado su interés extraoficial en unirse a la organización.
Cabe destacar que, en las evaluaciones finales de los delegados en la cumbre, el presidente Xi Jinping enumeró los nuevos Estados invitados al bloque, empezando por Arabia Saudí y los EAU. Estos Estados forman parte del BRICS+, un grupo que tendrá el potencial de producir más del 50% del petróleo mundial. Además, el PIB combinado de los Estados BRICS+ superará el 37% del PIB nominal mundial total (superando los PIB combinados de los países del G7), y su participación en el comercio mundial será superior al 20%.
Cabe destacar que la población combinada de los países BRICS+ supera el 46% de la población mundial total. Las perspectivas de crecimiento numérico del grupo lo convertirán en una entidad poderosa en las negociaciones políticas internacionales en un futuro próximo. Sin embargo, es importante reconocer que hay líderes políticos y analistas occidentales que siguen restando importancia al BRICS, incluido el BRICS+, por considerarlo “en gran medida una organización disfuncional que no puede ganar peso mediante una mera expansión”.
En el núcleo del BRICS hay tres democracias inmaduras -Sudáfrica, India y Brasil- que quieren mantener una relación constructiva con los financieros occidentales, mientras que en los extremos están China y Rusia como autocracias. No obstante, la declaración final de la cumbre, presentada por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, indicó que el BRICS ha seguido un curso estratégico con una perspectiva clara, respondiendo a las aspiraciones de una parte significativa de la comunidad internacional, actuando de forma coordinada sobre la base de los principios de igualdad entre los Estados, apoyándose mutuamente como socios y considerando los intereses de los demás a la hora de abordar cuestiones globales y regionales urgentes. Al abordar cuestiones de seguridad, Ramaphosa hizo hincapié en la necesidad de respetar las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas para la resolución de disputas a través del diálogo.
La entrada de Argentina en el BRICS, después de Brasil, supone la incorporación de dos países gigantes. La inclusión de Etiopía puede parecer sorprendente, pero es simbólica y un imán para el África subsahariana y central. Además, China mantiene sólidas relaciones con Addis Abeba, y Sudáfrica desea subrayar la importancia de África.
Símbolo y sustancia, dos palabras que pueden aplicarse para describir la ampliación. El G7 es grande, AUKUS es grande, la OTAN es grande. El BRICS+ debe ser grande, global y con recursos.
En cuanto al proceso de “desdolarización” y la creación de una moneda específica del BRICS+, se cree que está lejos de materializarse en una moneda alternativa que desafíe la supremacía del dólar estadounidense en un futuro previsible.
Dilma Rousseff, presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) del BRICS+, presentó un informe escrito sobre los objetivos de la institución. El NDB pretende conceder préstamos en monedas nacionales, especialmente en Sudáfrica y Brasil, como parte de un plan para reducir la dependencia mundial de las liquidaciones en dólares y promover un sistema financiero internacional multipolar. Este planteamiento pretende evitar los riesgos que plantean el tipo de cambio basado en el dólar y las fluctuaciones de los tipos de interés estadounidenses. En la fase inicial, el NDB prevé conceder préstamos de hasta 10.000 millones de dólares hasta diciembre de 2023. El objetivo a medio plazo del NDB es que el 30% de todos los préstamos dentro del BRICS+ sean en moneda nacional y, lo que es más importante, sin ninguna condición política previa (a diferencia de las prácticas del FMI y el Banco Mundial).
Esta idea, presentada en Johannesburgo, supone el desafío más impactante para la comunidad occidental y representa un riesgo estratégico a largo plazo para todo el mundo occidental. Las implicaciones del posible éxito de esta iniciativa podrían perturbar la estabilidad de todo el sistema de seguridad militar y socioeconómico mundial. Esta idea se menciona explícitamente en el punto 10 del comunicado final de Johannesburgo II: “Apoyamos una sólida red de seguridad financiera mundial con un Fondo Monetario Internacional (FMI) basado en cuotas y con recursos suficientes. Pedimos que se concluya la 16ª Revisión General de Cuotas del Fondo Monetario Internacional antes del 15 de diciembre de 2023. La revisión debería reajustar las cuotas en el FMI. Cualquier ajuste de los niveles de las cuotas debería traducirse en aumentos de las cuotas de las economías de mercado emergentes y en desarrollo (EMDE), protegiendo la voz y la representación de los miembros más pobres. Pedimos la reforma de las instituciones del Acuerdo de Bretton Woods, incluido un mayor papel para los mercados emergentes y los países en desarrollo, incluyendo posiciones de liderazgo en las instituciones del Acuerdo de Bretton Woods que reflejen el papel de las EMDE en la economía mundial”.
Otra conclusión que cabe extraer de la cumbre de Johannesburgo es que el grupo BRICS+ está empezando a intensificar su desafío a la posición de Estados Unidos como primera potencia mundial, contrarrestando el uso que Occidente hace de las sanciones contra Rusia y, lo que es más importante, intentando debilitar el papel del dólar como moneda de referencia en las transacciones internacionales, además de configurar una nueva política en la industria energética mundial (petróleo, gas y energía nuclear). Las perspectivas no parecen positivas si se consideran los esfuerzos de Venezuela, Indonesia, Kazajistán, Kuwait y Cuba por acercarse a los BRICS+. Estos países están acelerando la tendencia a reestructurar el actual orden mundial hacia uno multicéntrico, sin un actor dominante desde el punto de vista geopolítico y económico, aunque se esfuerzan por abstenerse de desarrollar una retórica explícitamente antiestadounidense.
Otra perspectiva emergente después del 24 de agosto de 2023 es que Occidente (probablemente con la excepción de Alemania) ya no puede permitirse ignorar a los BRICS+ como entidad. En este contexto, EE. UU. tendrá que replantearse su política exterior en relación con Oriente Medio y la región Indo-Pacífica, así como el futuro de la cooperación bilateral con Argelia, Egipto, Brasil, Sudáfrica e India, especialmente en lo que respecta a la continuación de los acuerdos en la QUAD (India, Australia, Japón, EE.UU.).
Por último, se plantea una pregunta retórica. ¿Significa la reciente cumbre de los BRICS en Johannesburgo el inicio de un proyecto carente de transparencia (es decir, antidemocrático) insinuado sutilmente por dos frases célebres que el mundo sigue sin descifrar?
- Primera: “La cooperación entre Rusia y China será ilimitada” (de la declaración oficial tras la visita de Vladimir Putin a Pekín, febrero de 2022)
- Segundo: “Estamos siendo testigos de cambios que no se habían visto en más de un siglo, y los estamos experimentando juntos. Cuídate, querido amigo”. (Xi dirigiéndose a Putin a través de un intérprete mientras se despiden frente al Kremlin durante la visita de Estado de Xi Jinping a Rusia, marzo de 2023)
La cumbre de Johannesburgo también podría representar una oportunidad real para que Washington reajuste todo su marco de política exterior centrado en los BRICS+ debido a la probabilidad de que una nueva oleada de países sea aceptada en el núcleo del Sur Global en un futuro próximo. Gran parte de la evolución de la estabilidad mundial dependerá de las tasas reales de crecimiento de China, India y la Federación Rusa, que no están exentas de incertidumbres, así como de la forma en que Estados Unidos supere los obstáculos derivados de la disminución de su papel hegemónico.
Al mismo tiempo, no deben pasarse por alto las limitaciones y dificultades internas del BRICS+, así como los distintos intereses de sus miembros y la forma en que trabajarán para alcanzar objetivos comunes.
¡Se avecinan "tiempos interesantes"!
General (ret.) Corneliu Pivariu
Miembro del Consejo Asesor de IFIMES y fundador y exdirector general de INGEPO Consulting
IFIMES - Instituto Internacional de Estudios sobre Oriente Medio y los Balcanes, con sede en Liubliana, Eslovenia, tiene estatus consultivo especial en ECOSOC/ONU, Nueva York, desde 2018 y es editor de la revista científica internacional “European Perspectives”.