
La obstinación nace de la estrechez del espíritu
Francois de Rochefoucauld
Sumido en un sueño profundo, el régimen político actual en Argelia imaginó que le bastaba con izar la bandera del anti-imperialismo, lanzar piropos a Rusia y China y poner a última hora un poco de dinero en el cepo para poder integrar el BRICS. Imbuido en un pasado socialista de otro siglo, no quiso ver que dicho organismo es un ente puramente económico en un mundo que prescinde ya de ideologías, ni entender que una economía fuerte y bien articulada, junto con un eficiente Soft Power, son las dos alas que hacen volar a los grandes países.
Algo me hace intuir que el régimen argelino dio crédito al refrán que dice “piensa mal y acertarás” hasta que se percató que las citaciones suelen jugar malas pasadas. Su fracaso estrepitoso a integrar el BRICS dejó claro la importancia de los dos pilares citados. Dicho de otro modo, dejó claro que no tiene ni la una ni el otro.
A nivel económico, el estado argelino, en su pereza crónica fruto del intervencionismo poluto del estado, se ha limitado desde décadas a comprar la paz social a base de ayudas y subvenciones sin ninguna proyección económica ni financiera.
A nivel político, el problema es más grave aún: el presidente argelino, a pesar de repetir asiduamente que Argelia es un país no alineado, ha cometido algunos errores muy graves que reflejan su obcecación política. Entre estas torpezas:
- Apoyar cínica y descaradamente la invasión rusa de Ucrania.
- Ir en visita oficial a Rusia en plena guerra, rebajarse hasta tal punto de ser recibido por el ministro de Agricultura, y declarar neciamente desde allí querer encontrar una alternativa al dólar, como si se olvidara de que semejante declaración fue el verdadero motivo de la caída de los regímenes de Saddam Hussein y Gadafi.
Echemos ahora un vistazo a lo que hicieron Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos que no sólo integraron el BRICS, a pesar de ser aliados históricos de EE.UU, sino que impusieron a Egipto también.
Empecemos por Arabia Saudí:
Cuando este país organizó en junio 23 la cumbre Sino-árabe, 10 mil millones de dólares fueron acordados para financiar proyectos conjuntos, de ellos 5,6 mil millones entre Arabia Saudí y China centrados esencialmente en la industria de coches eléctricos y autónomos.
Arabia Saudí exporta 78 mil millones de dólares a China, esencialmente hidrocarburos (18 % del total de sus exportaciones de hidrocarburos), e importa 38 mil millones de dólares de este país (el 22% de sus importaciones) frente a los 8 mil millones de dólares de Argelia.
A esto habrá que añadir la visión de MBS (el príncipe Muhammad Ben Salman) de cara a 2030 centrada en grandísimos proyectos industriales y de nuevas tecnologías. Con esta jauja se metió a India, Brasil y Suráfrica en el bolsillo.
En cuanto a Emiratos, este país firmó en el 2022 un acuerdo económico histórico con la India para elevar sus intercambios económicos de 40 a 100 mil millones de dólares en los cinco años venideros. A penas un año después de la firma de dicho acuerdo, la cifra ya ha alcanzado los 59 mil millones de dólares. Por otra parte, Emiratos ha invertido en muchas empresas indias de alta tecnología.
Antes hablé de la notable carencia de Soft Power como segunda clave del fracaso del régimen argelino. Demos algunos ejemplos: Argelia no se lleva bien con la India por los problemas que sufren las inversiones indias en este país, tampoco con Arabia Saudí y Emiratos, los dos países más importantes de los cinco nuevos que acaban de integrar el BRICS junto con Argentina, Etiopía y Egipto.
Arabia Saudí aborrece la política hostil que lleva el régimen Argelino con Marruecos, el rechazo reiterado de Argelia a la mediación saudí para resolver el conflicto entre los dos vecinos magrebíes fue recibido como una verdadera ofensa. Riad ve también con recelo el acercamiento de Argel con Hamas e Irán igual que su injerencia en Túnez. Un año atrás, tuvieron serios desentendimientos relacionados con la postura unilateral del régimen argelino para reintegrar a Siria en la Liga Árabe. El discurso tercermundista y bélico del presidente argelino, calcado sobre el de Bumedian, sobre la sumisión de los países árabes a Occidente e Israel frente a la independencia y soberanía de Argelia irrita a las autoridades saudíes (como a la mayoría aplastante de los países árabes).
Con Emiratos pasa lo mismo, los mandatarios de este país condenan la política agresiva y agresora de Argelia hacia Marruecos, el aliado principal del Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo (CCEAG) en la zona. La proximidad de Argelia con Catar y su apuesta por el eje Doha-Ankara a costa del eje Riad-Abu Dhabi-el Cairo ahondan aún más las discrepancias. A Muhammad ben Zayed (MBZ) no le gusta el discurso hostil de Argelia dirigido a los países que han normalizado sus relaciones con Israel (entre ellos Emiratos) tratándoles de traidores. La declinación de la visita a Abu Dhabi del presidente Tebboun por parte de MBZ refleja el grado de malestar entre ambos gobiernos. En Libia y Túnez, existen también serias fricciones entre ambos países. Las diferentes y sucesivas campañas de denigración de EAU llevadas a cabo por medios de comunicación oficiales en Argelia y el señalamiento de Abu Dhabi como la capital del mal donde se elaboran todas las conspiraciones contra Argelia no ha cesado de agravar la situación.
Contrariamente al talante conciliador del ex presidente argelino Abdelaziz Buteflika, y en solo dos años, de 2021 a 2023 para ser más precisos, el régimen argelino actual ha enemistado el país con los dos países árabes más influyentes en el escenario geopolítico internacional a pesar de que todos los analistas económicos y políticos estaban seguros de que Arabia Saudí y Emiratos integrarán el BRICS por las razones que citamos arriba así como por sus inmejorables relaciones con Rusia.
Como dijimos antes, merced al apoyo de Arabia Saudí y Emiratos, la candidatura de Egipto, a pesar de sus problemas económicos y sociales, fue aceptada mientras que la de Argelia fue rechazada a pesar de la postergación de su presidente ante Rusia y su “harakirismo” político. La declaración de Serguei Lavrov después de la conclusión de la cumbre del BRICS en Johannesburgo sobre los criterios de admisión de los países en este organismo refleja lo que piensa Rusia de Argelia. El comunicado final de este grupo -meramente económico- en relación con el tema del Sáhara Occidental ahondó aún más la humillación.
No en vano se dice que el ser humano no tiene mayor enemigo que él mismo…
O hablando en plata: ¡A caballo que se empaca dale estaca!