Rusia e Irán: un matrimonio de conveniencia

Vladímir Putin, presidente de Rusia, con Ebrahim Raisi, presidente de Irán - PHOTO/FILE
Una política exterior alineada ruso-iraní persigue el objetivo de estrechar lazos 

Las guerras de Ucrania y Gaza han tenido un sinfín de consecuencias. Entre ellas, el acercamiento entre Irán y Rusia. Los presidentes de ambos Estados comparten visiones similares sobre el devenir internacional, además de una fuerte rivalidad con Israel.  

Con la reunión celebrada en Moscú el pasado 7 de diciembre entre el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y el presidente ruso, Vladimir Putin, se consolidaba el compromiso diplomático entre ambas naciones desde que estalló el enfrentamiento violento en la Franja de Gaza. Aun así, cabe mencionar que este no ha sido el único acercamiento entre los mencionados actores. Cuando apenas acababa de empezar el conflicto, los dirigentes iraní y ruso ya se comunicaban por vía telefónica o a través de reuniones personales entre funcionarios.  

Vladímir Putin y Ebrahim Raisi - PHOTO/FILE

Rusia e Irán han no solo han alcanzado un entendimiento de manera bilateral. Por ejemplo, con la “Fórmula de Astaná”, reunión tripartita centrada principalmente en el conflicto sirio y en la que participan Rusia, Irán y Turquía, también han discutido la guerra entre Israel y Palestina, coincidiendo en la importancia de frenar los ataques israelíes y acabar con la crisis humanitaria de Gaza.  

Como ha pasado con Siria, Gaza ahora podría ser un importante motivo de entendimiento y cooperación entre las tres mencionadas naciones… pero sea como sea, lo que está claro es que los intereses, por lo menos entre Irán y Rusia, sí que coinciden.  

Por otro lado, el acercamiento entre Moscú y Teherán se empezó a materializar con el inicio del enfrentamiento armado en Ucrania. Cuando Rusia lanzó los primeros ataques, Irán se posicionó públicamente a favor de la ofensiva. Además, desde la capital iraní se acusó directamente a Occidente como principal responsable de las crisis internacionales.  

El programa nuclear iraní, el hecho de que en 2022 se reprimieran las protestas populares en Irán y el apoyo a Rusia en el conflicto con Ucrania, son factores que, ahora sumados al problema en Gaza, han levantado un muro entre Irán y Occidente.  

Si algo está claro es que esta amistad incipiente no ha sido una consecuencia espontánea de los conflictos actuales. En esencia, representa una estrategia geopolítica con la que tanto Putin como Raisi pretenden derrotar lo que perciben como “la tiranía de Occidente”, para reestablecer un nuevo orden en el que Rusia e Irán asumirían la hegemonía, dentro de un esquema multipolar.  

De esto se deduce una realidad relevante en la relación de los dos países: Estados Unidos no es de agrado para Teherán, ni tampoco para el Kremlin. Como pasa con las amistades entre individuos, los países habitualmente encuentran la afinidad en el rechazo a un tercer actor. Tal es así, que ambos concentran esfuerzos para mermar la influencia estadounidense en el mundo.  

Ejército chino - PHOTO/FILE

En este panorama, no se debe ignorar a China. Si bien se conoce el interés ruso en Pekín desde hace tiempo, ahora los dos grandes del continente asiático dicen que se unirán para erradicar los “comportamientos hegemónicos e intimidatorios” de Estados Unidos. Irán también parece estar cada vez más interesado en estrechar lazos con este país.  

En 2023, China, Rusia e Irán realizaron ejercicios militares conjuntos en la región del golfo de Omán y este año han vuelto a hacerlo. Desde el Ministerio de Defensa chino, se anunció que las operaciones eran una acción necesaria para “mantener conjuntamente la seguridad marítima regional”. O lo que es lo mismo, dañar la hegemonía estadounidense hasta acabar con ella.  

 Ebrahim Raisi y Vladimir Putin a la derecha se dan la mano durante su reunión al margen de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en Samarcanda, Uzbekistán - PHOTO/Alexandr Demyanchuk, SputniK

Que no extrañe ver los nombres de Irán y Rusia juntos por lo menos por un tiempo, porque las dos naciones son muy conscientes de que les conviene ir de la mano.