Siria empieza de nuevo con un parlamento diferente
- El final de una era, el inicio de otra... ¿diferente?
- ¿Justicia histórica o purga política?
- Un cuerpo electoral técnico… pero vigilado
- El peso simbólico del momento y las incógnitas del futuro
- Refundar sin repetir
Siria se reinventa políticamente, pero no sin interrogantes. Tras más de 60 años bajo el mando del partido Baath y la familia Assad, el país, de la mano de Ahmed Al-Shaara, ha decidido escribir un nuevo capítulo político en su historia reciente.
Con la firma del Decreto No. 143, el cual establece un sistema electoral provisional para conformar una Asamblea Popular, que rompa con el pasado autoritario e imponga un sistema que represente mejor al pueblo sirio.
El final de una era, el inicio de otra... ¿diferente?
La caída del régimen Assad es un símbolo del cambio que Siria está dispuesto a realizar. El principal objetivo de Al Shaara es desmantelar la red de clientelismo en la que el Deep State sirio había convertido a las instituciones, y forjado a través de la represión.
En este contexto, la entrada en vigor del nuevo Decreto No.143 se presenta como el primer paso hacia una nueva Siria. Sin embargo, revocar todo el sistema como tal no es una tarea simple. Este nuevo decreto permitirá elegir a dos tercios de la cámara, pero el tercio restante seguirá siendo designado por el presidente, por lo que en la buena fe de Al Shaara quedará que el cambio que los sirios han pedido se realice de verdad.
Para ello el Ahmed Al Shaara tendrá que superar las presiones e intentos de desestabilización internos y externos, puesto que Siria es un país clave en la región y hay numerosas organizaciones militares, milicias de mercenarios y estados que quieren que Siria sea un país maleable.
¿Justicia histórica o purga política?
60 años de represión dan para mucho, y son miles de personas las que han sufrido las consecuencias, por lo que ahora... ¿se amnistía o se realiza una purga política? Uno de los aspectos que más han llamado la atención de los expertos que han estudiado el Decreto No. 143 es el énfasis que realiza sobre quien sí y quien no podrán participar de la nueva Asamblea Popular.
Según se lee en el texto, se excluye a cualquier persona asociada con el régimen anterior, a quienes hayan sido candidatos desde 2011 (salvo si prueban su deserción), a los que hayan apoyado organizaciones terroristas y a quienes promuevan la secesión o pidan apoyo extranjero. En este punto es clave saber a qué organizaciones –de cualquier tipo- el actual régimen va a considerar dentro de la lista negra, y cuáles serán los criterios que sirvan para probar la deserción.
A simple vista, la medida parece razonable y que servirá para: evitar que las viejas estructuras del poder se reciclen bajo nuevas formas. No obstante, hay todavía flecos que revisar puesto que se presentan interrogantes importantes como la definición de apoyo al régimen anterior; como se distingue entre autodeterminación legítima y separatismo; o cuáles son los apoyos internacionales que cuentan como traición.
Una serie de preguntas que deben ser respondidas, puesto que de lo contrario podría tratarse de una nueva represión encubierta que, en lugar de fomentar la reconciliación, podrían cristalizar nuevas fracturas, ante las cuales el pueblo sirio podría relevarse y ser apoyado por agentes externos que quieren que Ahmed Al-Shaara no gobierne en Siria.
Un cuerpo electoral técnico… pero vigilado
Aunque parezca que la clase política sea quien mejor preparada está esto no siempre es así. Motivo suficiente para que el decreto también defina con detalle la composición de los órganos y comités electorales; y establezca una distinción entre “competentes”, con formación universitaria, y “notables”, personas influyentes con al menos bachillerato.
El 70 % de los comités deben estar compuestos por los primeros y el 30 % por los segundos. Además, se fija una cuota mínima del 20 % de mujeres, y se garantiza la representación de personas desplazadas, tanto internas como externas.
Estas medidas son avances formales que buscan introducir profesionalismo en la política y cierto equilibrio social. No podemos dejar de lado que la participación electoral está condicionada, ya que solo pueden postularse personas inscritas en los colegios electorales autorizados, excluyendo a quienes ocupen cualquier cargo público excepto académicos y profesores.
El peso simbólico del momento y las incógnitas del futuro
Hay que reconocer el valor simbólico de este proceso. Siria no está cambiando, se está reconstituyendo. Siria ha sido durante más de 15 años un país devastado por las guerras donde millones de personas han tenido que decidir de un día para otro entre dejar todo atrás o morir por o bien culpa de conflictos, de la dictadura o de las intervenciones extranjeras que buscaban instaurar la paz a base de matar. Solo reorganizarse bajo un sistema electoral es un signo de esperanza.
El pueblo sirio quiere alejarse del pasado, pero sin olvidarlo. Millones de familias marcadas por la guerra tienen por fin motivos para pensar que sus hijos podrán vivir en un país que parece haber recuperado el rumbo.
El país necesita instituciones legítimas, procesos participativos y una clase política renovada. Pero también necesita memoria, justicia y apertura. No se trata solo de borrar al Baathismo y sus estructuras, sino de garantizar que no surja otra versión con diferente rostro.
No obstante, a pocas semanas de unos nuevos comicios, son muchas las preguntas que los ciudadanos sirios se hacen. ¿Serán unas elecciones justas? ¿Habrá garantías de que no se manipulen los resultados? ¿Se permitirá participar a todo el mundo por igual sin ninguna discriminación?
La inclusión de sectores críticos, siempre que no promuevan la violencia ni la fragmentación del Estado, debería ser una condición mínima para un parlamento legítimo. En teoría, el nuevo sistema electoral quiere asegurar una representación más justa y diversa. Pero en la práctica, está plagado de filtros ideológicos, históricos y burocráticos.
La entrada en vigor del nuevo Decreto parece tener todas las respuestas, pero si la intención de los de arriba es la de seguir controlando a la gente, el cambio no sucederá, y muy posiblemente surjan manifestaciones que deriven en conflictos que hagan sufrir de nuevo al pueblo sirio.
Refundar sin repetir
De momento, es tan solo un decreto que regula el nuevo parlamente, pero tiene un valor simbólico e histórico, puesto que marca el fin de la época más oscura de uno de los países más importantes de la historia, y el inicio de una nueva etapa.
Aunque son pocos los avances, la sociedad siria está logrando establecerse bajo nuevas cuotas de género, mayor representación territorial, y la tecnificación del proceso electoral.... pero siempre con la duda de si el poder se blindará de forma encubierta.
La democracia puede forjarse a partir de decretos, pero solo se consigue a través con participación, con inclusión, y con conocimiento. Pero, sobre todo, se necesita tener firmeza y conocer bien las consecuencias de la carencia de valentía contra el régimen, por muy incómodo que sea.
El primer paso ya está dado. El nuevo sistema electoral es solo el comienzo de una transición que no será fácil, pero que cuenta con el apoyo del pueblo sirio, por lo que Al-Shaara tiene todo para poder restablecer de nuevo la tranquilidad y la seguridad dentro de sus fronteras.