Tebboune supervisa por primera vez unas maniobras militares con fuego real
Abdelmadjid Tebboune saca músculo militar en medio de las crecientes tensiones regionales. Por primera vez, el presidente argelino ha supervisado la realización de un ejercicio táctico con munición real en las maniobras “Fajr (Amanecer, en su traducción del árabe) 2023”, que se han desarrollado en Djelfa, al sur de la capital, en el marco del programa de preparación de las Fuerzas Armadas.
Tebboune ha sido recibido en el campo de tiro por el jefe del Estado Mayor, Said Chengriha, casi un mes después de que ambos encabezaran el Consejo de Alta Seguridad restringido por el que previeron un alto riesgo en una escalada militar con Marruecos.
La retórica belicista estuvo a la orden del día. Para Tebboune, Argelia “no es una fuente de amenaza para nadie”, pero que “no es un secreto que adquirir fuerza es una de nuestras prioridades para proteger nuestra soberanía frente a los intentos de amenazar la estabilidad en nuestra región”. No se refirió a ninguna amenaza concreta, pero no es la primera vez que el régimen argelino evita mencionar Marruecos de su discurso en un mensaje directamente dirigido a su vecino y principal rival en la región.
“Los contextos regionales aumentan nuestra determinación de modernizar y controlar nuestro sistema y equipo de defensa para mantener el ritmo de las tecnologías avanzadas y controlar sus técnicas, con el objetivo de proteger nuestra seguridad e intereses nacionales vitales”, afirmó Tebboune al término de las maniobras.
Los mismos riesgos de seguridad con los que justificó la mayor partida presupuestaria en Defensa desde la independencia del país: más de 23 mil millones de dólares en una inagotable carrera armamentística.
Problemas de suministro
Rusia es el principal suministrador armamentístico de Argelia, pero no es el mejor momento para el arsenal militar ruso. Las prisas de Tebboune por aumentar el grueso de su Ejército coinciden con la mayor aventura militar de Moscú en décadas: su ilegal invasión de Ucrania. Durante los más de dieciséis meses que dura la ocupación rusa, la principal prioridad del Kremlin ha sido asegurar su disposición militar con la tecnología más avanzada. Una obligación que le ha merecido el gran suministro de armas de Occidente a Ucrania, pero todo en detrimento de calidad del envío con destino Argelia.
En el reciente encuentro de Abdelmadjid Tebboune con Vladimir Putin en Moscú, ambos dirigentes firmaron un contrato por el que Rusia suministrará a Argelia material militar por valor de entre 12.000 y 17.000 millones de dólares. Calidad, en todo, caso, en entredicho.
Sin embargo, esta condición entra dentro de los planes de Tebboune. En su discurso a propósito de las maniobras “Amanecer 2023” reiteró la necesidad de modernizar todo el Ejército para dar una respuesta adecuada a cualquier “amenaza”. Y en ese intento está invirtiendo ese estratosférico 15% del PIB provenientes, desde la invasión rusa de Ucrania, de los beneficios generados por la compra de gas de Europa.
La carrera armamentística entre Marruecos y Argelia está tensionando las relaciones en el Magreb, después de que Tebboune rompiera relaciones con Rabat en agosto de 2021 por los “repetidos actos hostiles” en la crisis desatada por el Sáhara Occidental.