Visado argelino obligatorio para los marroquíes
La organización por Marruecos de la próxima edición de la Copa de África de Naciones ha mantenido en vela a los responsables argelinos desde que la CAF anunció su decisión. Había que encontrar la manera de evitar que el vecino occidental albergara el acontecimiento deportivo más prestigioso de África.
Perdido su peso en la escena internacional, el régimen argelino no consiguió primero que se aceptara su candidatura. Después, no logró convencer a la Confederación Africana de Fútbol de que rechazara la candidatura marroquí, con el pretexto de que Marruecos había renunciado a organizar la 30ª edición del torneo unos meses antes de su inicio a causa del ébola, la enfermedad que se ha cobrado miles de vidas en África. Con el apoyo de los órganos de gobierno de la CAF, los dirigentes argelinos han acabado por asumir una realidad que les sabe a poco.
Ah, ¡esa maldita marrocofobia!
El problema número uno del régimen argelino es cómo evitar que los argelinos visiten Marruecos y descubran los logros de un reino cuyos recursos son diez veces inferiores a los de Argelia, pero que ha avanzado considerablemente con respecto a su rico vecino petrolero.
El avance de Marruecos no se mide por la verborrea y los discursos llenos de las mentiras más extravagantes. Este avance puede medirse concretamente por las infraestructuras viarias, la red ferroviaria, que incluye el único tren de alta velocidad de África, y las infraestructuras deportivas que han situado al Reino entre los países más prestigiosos, hasta el punto de confiarle la organización del Mundial de fútbol de 2030 con dos países europeos, España y Portugal. ¡Es un gran negocio!
Los generales argelinos, verdaderos responsables entre bastidores, no pueden soportarlo más. Toda su agitación ha resultado inútil frente a un Marruecos que sigue avanzando sin hacer ruido ni responder a las provocaciones de un vecino en pleno descenso a los infiernos como consecuencia de un “diktat” impuesto al pueblo argelino mediante el fraude electoral, la represión y la propaganda engañosa.
A las numerosas decisiones impopulares tomadas contra el pueblo argelino, como el cierre de las fronteras terrestres seguido del cierre del espacio aéreo y la ruptura de las relaciones diplomáticas, se añade ahora la inicua decisión de imponer la obligación de visado a los nacionales marroquíes que deseen viajar a Argelia, con el único objetivo de que el reino cherifiano haga lo propio aplicando la regla de la reciprocidad.
Y si Marruecos se niega a aplicar la reciprocidad... será la bofetada que se merecen los dirigentes de un régimen que muchos califican de “canalla”. Será el golpe que jamás habrían podido imaginar los cerebros de un régimen aquejado de “marrocofobia” crónica.