China: socio clave para el ambicioso proyecto saudí de NEOM
- NEOM: “The Land of Future”
- La inversión de China juega un papel clave
- ¿Por qué es China la elegida por Arabia Saudí como posible inversor?
- The Line, Oxagon, Trojena y Sindalah
- ¿Es realmente sostenible y viable The Line?
- ¿Cómo se pueden crear espacios que fomenten la interacción humana y la vitalidad comunitaria en un entorno tan lineal y homogéneo?
Las ambiciones de los líderes de Arabia Saudí parecen infinitas. NEOM es probablemente el desafío arquitectónico más grande, futurista y avanzado del mundo. Los responsables realizaron una gira por China con el objetivo de atraer inversores, presentando los planes del proyecto.
Los continuos esfuerzos por desligar a la economía del petróleo han llevado a la familia real saudí a acometer la construcción de proyectos faraónicos como The Line, Sindalah, Oxagon y Trojena. Autodefinidos como “la tierra del futuro”, NEOM se considera con el poder y la ambición de redefinir la habitabilidad y los negocios.
NEOM: “The Land of Future”
A raíz de la creación del proyecto Saudi Vision 2030, el 25 de abril de 2016, el príncipe heredero Mohamed bin Salman anunció un ambicioso programa para diversificar la economía y mejorar la calidad de vida de las instituciones gubernamentales y los ciudadanos: NEOM.
NEOM es un centro global abierto a los negocios. Basándose en el desarrollo de una economía sostenible y con visión de futuro y estableciendo nuevos estándares para el talento y los negocios, da un nuevo significado al urbanismo donde las personas y el cuidado medioambiental son la principal prioridad.
Las redes y la conectividad de la región se convertirán en un modelo para el futuro y establecerán un nuevo nivel de vida global. La protección, la conservación y la regeneración están en el corazón del modelo NEOM.
Formará la comunidad impulsada por el talento y la diversidad más grande del mundo en 14 sectores como el desarrollo y fabricación, tratamiento del agua, avances en la tecnología digital, llevar el entretenimiento y cultura a otro plano, ofrecer una educación de calidad, aumentar la inversión y desarrollo en investigación e innovación, mejorar y adaptar los diseños y construcciones a los objetivos Net Zero, etc.
La inversión de China juega un papel clave
Durante las últimas tres décadas, el notable crecimiento económico y la elevada población de China la han convertido en el mayor emisor de CO2 del mundo en términos absolutos, representando el 28% del total mundial en 2018.
El problema de la superpoblación ha sido siempre un quebradero de cabeza para los dirigentes del gigante asiático. Las energías renovables son a largo plazo altamente sostenibles, pero su coste actual de implantación es altísimo. Esto, en un país de más de 1.420 millones de habitantes, supone un reto de gran magnitud.
Avance y crecimiento económico son las bases del desarrollo de la riqueza del gigante asiático. Aumentando 20 veces su Producto Interior Bruto (PIB) en lo que llevamos de siglo, China es ya una de las potencias económicas más poderosas del mundo. Tal es la fortaleza de su economía que incluso en 2020, año donde comenzó la pandemia por COVID-19, creció a un ritmo del 2,1%.
Su papel en el impulso de proyectos en todo el mundo es activo. Actualmente cuenta con la compra de deuda pública de más de 60 países, la mayoría de ellos de África, y es el actor principal en el comercio a nivel internacional.
Una de las principales problemáticas del futuro a corto plazo de China es el cumplimiento con las medidas para frenar el calentamiento global, pues consume el 40% del carbón de todo el mundo. Es por ello por lo que el proyecto saudí llama la atención entre los inversores chinos.
¿Por qué es China la elegida por Arabia Saudí como posible inversor?
La inviabilidad del proyecto es uno de los problemas que China quiere solucionar. Capaz de o mejor y de lo peor, la República Popular, no vería con malos ojos formar parte del proyecto. Ser el país que más contamina del mundo es la vitola de la que el Gobierno de Xi Jinping quiere desprenderse. Para ello, en la última década ha impulsado su programa Net Zero para 2060 con vistas a que pueda completarse en 2050.
Para alcanzar la neutralidad, necesitará invertir más de 20 billones de euros en áreas como la generación de energía limpia, el almacenamiento avanzado de energía y los edificios libres de carbono. Si el mundo quiere cumplir los objetivos climáticos de París, es esencial que China tenga una estrategia para lograr emisiones netas cero para mediados de siglo.
A pesar de las presentaciones realizadas en Hong Kong, lideradas por Tariq al-Qaddoumi, director ejecutivo de Planificación Urbana de NEOM, y Leonard Chan, presidente de la Asociación de Desarrollo de Tecnología Innovadora de Hong Kong, la reacción de los potenciales inversores fue variada. Aunque la exposición contribuyó a hacer que NEOM fuera “menos misterioso,” según Chan, las reacciones de los invitados fueron “bastante neutrales”.
Esta neutralidad puede atribuirse a preocupaciones sobre la viabilidad y la percepción del proyecto. Algunos inversionistas, como Plato Yip, director de la organización medioambiental Amigos de la Tierra en Hong Kong, expresaron sentimientos de sentirse “prisioneros” dentro del proyecto, mientras que otros, como el ministro de Finanzas, Mohammed al-Jadaan, señalaron la importancia de una inversión extranjera sostenible para el desarrollo del país. La sensación entre los chinos al conocer el proyecto fue de cierta neutralidad y preocupación por su viabilidad y percepción a largo plazo.
The Line, Oxagon, Trojena y Sindalah
Con el paso de los años, NEOM ha ido implementando nuevos proyectos a su cartera. Desde la implementación del Fondo Soberano como parte de la financiación y la anexión de la empresa Saudi Aramco al proyecto en 2018, el crecimiento ha sido exponencial. El primer proyecto finalizado por la compañía fue el aeropuerto NEOM Bay. Aunque su expansión internacional dio un gran salto con la inauguración del proyecto The Line.
The Line es la joya de la corona y en la que el reino saudí confía la economía en un futuro. El proyecto presentado en 2022 se componía de dos rascacielos principales conectados con más de 488 metros de altura que recorrerían más de 170 kilómetros en línea recta. Ciudad autosostenible, sin emisiones de CO2, con conexiones mediante trenes de alta velocidad que unirían los dos extremos de la urbe en 20 minutos.
El apoyo tras el anuncio de The Line llevó a los principales dirigentes de NEOM y Saudi Vision 2030 a anunciar el nuevo modelo de ciudad flotante: Oxagon. Este proyecto, situado en un punto de paso estratégico de barcos de mercancías que proceden del sudeste asiático con destino Europa, peleará por ser uno de los puertos más importantes del mundo y el primer puerto de coste energético cero.
La ambición no se detuvo en Oxagon. El éxito deportivo de la región de Oriente Medio tras la celebración de la Copa del Mundo de Qatar y el anuncio del Mundial en Arabia Saudí de cara a 2034, motivaron el desarrollo de Trojena, el complejo deportivo más grande y avanzado del mundo. Su estreno se prevé en 2026 y su primer gran evento serán los Juegos de Invierno de Asia en 2029.
Sindalah es donde la naturaleza se encuentra con el diseño responsable, la tecnología de vanguardia y la arquitectura inspiradora. Ofreciendo experiencias inolvidables tanto sobre como bajo el mar, excelentes conexiones con el cercano Mediterráneo y excelentes campos de golf. Sindalah ofrece diversión durante todo el año gracias a su clima perfecto. El complejo incluirá un club de playa, un club náutico, un spa y centro de bienestar, además de 51 tiendas de lujo, un hotel de lujo y un gran puerto deportivo.
¿Es realmente sostenible y viable The Line?
Dos años han faltado para empezar a ver las primeras grietas del faraónico proyecto de la realeza saudí de manos de NEOM.
El proyecto de The Line en Arabia Saudí, impulsado por NEOM, plantea una visión radical de urbanismo. En un mundo donde la innovación tecnológica y la planificación urbana avanzada son cada vez más prominentes, este proyecto pretende redefinir los límites de lo que una ciudad puede ser. Sin embargo, mientras contemplamos el potencial de esta ciudad en línea recta, es crucial reflexionar sobre cómo podría afectar la experiencia humana y la calidad de vida de quienes la habitan.
Cuando se presentó el proyecto, se esperaba que The Line albergará a 9 millones de habitantes, pero las expectativas se han reducido drásticamente y ahora solo se espera que vivan poco más de 250.000 personas. Esta reducción significativa plantea dudas sobre la viabilidad y el atractivo del proyecto a largo plazo. Además, se ha anunciado que, debido a los problemas económicos, solo se construirán aproximadamente 2,8 km de los 170 km originalmente planeados, lo que pone en tela de juicio la implementación completa del proyecto.
Vivir en una ciudad dispuesta en línea recta plantea interrogantes sobre la esencia misma de lo que significa vivir en comunidad. Las ciudades tradicionales se caracterizan por la diversidad de espacios, la interacción social y la conexión con la naturaleza. Los callejones sinuosos, los parques urbanos y los mercados bulliciosos son elementos fundamentales de la experiencia urbana. En contraste, una ciudad en línea recta podría carecer de la vitalidad y el carácter distintivo que define a las ciudades tradicionales.
¿Cómo se pueden crear espacios que fomenten la interacción humana y la vitalidad comunitaria en un entorno tan lineal y homogéneo?
El diseño lineal presenta desafíos únicos para el diseño urbano y la planificación del espacio. La variedad y diversidad de espacios puede resultar en experiencias monótonas e impersonales para los residentes. Incluso en estas ciudades diseñadas, hay pocas oportunidades para parques, espacios verdes y entornos naturales, lo que puede llevar a una pérdida de conexión con la naturaleza.
Las ciudades tradicionales suelen ser lugares donde viven e interactúan personas de diferentes orígenes y estilos de vida, fomentando la diversidad y la tolerancia. Sin embargo, en un entorno homogéneo como The Line, existe el riesgo de que se creen grupos aislados con interacción e intercambio cultural limitados.
Otro aspecto por considerar es cómo las ciudades lineales pueden afectar el bienestar emocional y psicológico de sus habitantes. La arquitectura y el urbanismo tienen un enorme impacto en el estado de ánimo y la salud mental de las personas. La falta de variedad visual y la sensación de estar confinado a un espacio lineal pueden crear sensaciones de claustrofobia y aislamiento.
En conclusión, mientras exploramos las oportunidades y desafíos del proyecto The Line de Arabia Saudí, vale la pena considerar las implicaciones más amplias de vivir en una ciudad lineal. Este enfoque radical de la planificación urbana promete innovación y eficiencia, pero plantea importantes cuestiones sobre el significado de la vida urbana y la calidad de vida de los residentes.
Se requiere un análisis y una planificación cuidadosos para garantizar que The Line no solo sea funcional y eficiente, sino también un lugar humano y habitable para quienes lo consideren su hogar.