El aumento de las exportaciones y el consumo interno libran a Alemania de la recesión

Los temores a que Alemania, la locomotora económica de la UE, se frenase en seco se han disipado este jueves. El país ha crecido un 0,1% en el tercer trimestre del año por el crecimiento de las exportaciones y la fortaleza del consumo interno, según la Oficina Federal de Estadística (Destatis). El PIB germano había caído un 0,2% en el segundo trimestre del año. Si entre julio y septiembre este indicador hubiera sido negativo de nuevo se habría producido lo que los economistas califican como recesión, es decir, dos trimestres consecutivos con cifras en rojo. Habría sido la primera vez en siete años.
La mayoría de los analistas no esperan ahora que haya una recesión en el futuro próximo pese a que se está registrando una ralentización del crecimiento. “El auge ha terminado pero de momento no es de esperable una recesión profunda”, afirma el último informe del Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán, que recoge la agencia de Efe. En el primer trimestre del año el PIB había tenido un crecimiento del 0,5 %. "El auge ha terminado pero de momento no es de esperar una recesión profunda", dice el último informe del Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán, conocido como el grupo de los "cinco sabios".
Sin embargo, el que haya habido crecimiento en el tercer trimestre tomó por sorpresa a algunos analistas, como lo reconoció el director de análisis coyuntural del Instituto de Estudios Económicos (DIW) de Berlín, Claus Michelsen. "El crecimiento es sorprendente, los indicadores hacían esperar un estancamiento o una contracción", dijo Michelsen.
Lo que sí se espera es que en este año el crecimiento esté claramente por debajo del de 2018, cuando el PIB tuvo una subida del 1,5 %. Según los pronósticos de los sabios y la previsión oficial del Gobierno, el crecimiento este año será del 0,5 %. Para el año próximo se cuenta con una recuperación y con un crecimiento del 1,0%. La ralentización actual es atribuida, sobre todo, a los conflictos comerciales internacionales y a la incertidumbre que genera el Brexit, lo que afecta especialmente a sectores claves de la economía alemana que tienen clara vocación exportadora. Sin embargo, en septiembre hubo un claro aumento de las exportaciones, un 4,6 %.
A lo largo del año el crecimiento de las exportaciones ha sido del 1 %, El consumo privado es considerado actualmente como el principal pilar del crecimiento en Alemania, lo que se debe en buena parte a la baja tasa de desempleo. Sin embargo, la ralentización de la coyuntura lleva a que se enturbie el ánimo de los consumidores. Según la Sociedad para la Investigación del Consumo (GfK) el ánimo del consumidor en noviembre es el más bajo registrado desde otoño de 2016. Pese a todo, el experto en coyuntura del Instituto Ifo de Múnich, Timo Wollmerhäuser, considera que los datos del tercer trimestre son "un rayo de esperanza".
"Primero mejoraron las expectativas y ahora mejora también la coyuntura", dijo en un comunicado. Aunque la producción industrial sigue tendiendo a la baja el descenso se ha ralentizado y el aumento de las exportaciones da motivo de moderado optimismo, según el economista. "Una razón (para el aumento de las exportaciones) puede ser una mejora en el clima empresarial en los países importadores, especialmente en los países emergentes", dijo Wollmerhäuser.
Además, pese a que el ritmo de creación de empleo se ha ralentizado, los ingresos de los hogares tienden al alza y el sector de la construcción se ve favorecido por los bajos intereses. Los problemas de la industria, especialmente del sector del automóvil que es clave para la economía alemana, no han repercutido hasta el momento de manera grave sobre el empleo ni sobre el consumo. La tasa de desempleo se mantiene en torno al 4,8 %, el nivel más bajo desde la reunificación de Alemania en 1990.
Según un estudio del Commerzbank, el mercado laboral alemán cuenta con un mecanismo que incluso llevó a que no destruyera empleo durante la recesión de 2009. Ese mecanismo se basa en la flexibilización de la jornada laboral que llevó a que en 2009 cada trabajador alemana trabajase en promedio 46 horas menos que el año anterior. Actualmente existe una reserva ya que en 2018 hubo un promedio de 50 horas extras por trabajador en Alemania, de las que sólo cerca de la mitad tuvo una remuneración adicional.