La coalición internacional contra el Estado Islámico examina su estrategia militar para mantenerse unida
16 de octubre de 2014 (06:07 h.)
Por Samira Maaluf
Foto: Un bombardeo de Estados Unidos contra posiciones yihadistas en Siria.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no lo tiene fácil para mantener unida la coalición internacional que combate al Estado Islámico (EI) en Irak y Siria. Los países occidentales y musulmanes que se integraron en esta coalición tienen intereses distintos y a veces contrapuestos. Francia no es el Reino Unido, y Jordania no es Arabia Saudí. Esto, que parece una obviedad, es lo que Obama intenta cuidar para conservar los equilibrios y la unidad de la coalición. El avance del yihadismo combatiente en Siria e Irak y los bombardeos de Turquía contra posiciones kurdas del PKK han creado cierta inquietud en las filas de la coalición capitaneada por Washington. Mientras, Kobane, la ciudad siria de mayoría kurda situada cerca de la frontera con Turquía, resiste heroicamente frente al asedio yihadista y la inacción de Ankara y de Estados Unidos y sus aliados. Fue es en este contexto marcado por la incertidumbre que los jefes militares de una veintena de países miembros de la coalición internacional que combate al Estado Islámico en Oriente Próximo discutieron esta semana, en la base de Andrews, cerca de Washington, la estrategia contra el yihadismo en Irak y Siria. La reunión de los mandos militares se celebró en un ambiente de nerviosismo y crispación creciente en la opinión pública de Estados Unidos, Europa y los países musulmanes. A la cita convocada por el general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, asistió por parte de España su homólogo militar, el general Fernando García Sánchez. El objetivo del encuentro fue abordar la “estrategia militar” contra el EI. El presidente Obama acudió a Andrews para dirigirse a los jefes militares y convencerles de que la campaña militar contra el EI será “a largo plazo” y tendrá “avances y retrocesos”.
Rebeldes moderados
Cabe destacar como un hecho relevante la ausencia de los rebeldes moderados sirios en la reunión de Andrews. Washington cree que los grupos rebeldes sirios no están entrenados ni preparados para actuar como fuerza terrestre contra los yihadistas. Turquía defiende una intervención terrestre en suelo sirio, pero no quiere mandar tropas si no lo hacen otros países. Además, Ankara y Washington han cruzado declaraciones y desmentidos a propósito del uso, por los aviones estadounidenses, de la base turca de Incirlik, cerca de la frontera con Siria. Estados Unidos afirmó el pasado lunes que Turquía le dio permiso para utilizar la base y este país lo negó, aunque no tajantemente. Mientras, el EI sigue avanzando, pero gracias a los bombardeos de Estados Unidos y sus aliados perdió el control de gran parte de los pozos de petróleo que le habían convertido en el grupo terrorista más rico del planeta. Es lo que afirmó la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Según diversos cálculos, el EI obtenía en el territorio que controla y que denomina califato entre uno y tres millones de dólares diarios. En su informe mensual de octubre, la AIE indicó que la producción de los yihadistas ha caído de 70.000 barriles diarios este verano, procedentes casi todos de Irak, a unos 20.000. En este sentido, la agencia internacional sostiene que los ataques aéreos de la coalición internacional “han frustrado la capacidad” de los terroristas de confesión suní para sacar tanto rendimiento de las instalaciones petrolíferas.