Las deudas de Turquía con sus mercenarios

Turquía parece estar atravesando ciertos problemas de liquidez. Al menos, esa es la realidad que están viviendo los miembros del Ejército Libre de Siria (ELS). Este grupo de combatientes está batallando en la guerra siria bajo las órdenes de Ankara para tratar de impedir que Bachar al-Asad recupere todo el territorio perdido. Los turcos son, por supuesto, quienes pagan las facturas. Sin embargo, parece que esa financiación está brillando por su ausencia últimamente.
Decenas de integrantes de la milicia se han manifestado este jueves a las afueras de la localidad de Tal Abyad, situada en la provincia de Raqqa y fronteriza con Turquía. En un vídeo colgado en redes sociales, puede verse cómo los guerrilleros montan barricadas de neumáticos ardiendo en una carretera y cortan el acceso terrestre a la ciudad para protestar por los continuos retrasos en el pago de sus salarios.
En la guerra siria, que entra ya en su décimo año, el dinero turco ha sido uno de los principales motivos que han impedido una victoria rápida e incontestable del Ejército Árabe Sirio de Damasco, que cuenta con el apoyo desde el aire de Rusia. Las tropas de Al-Asad, en su intento de reconquistar todo el territorio nacional, se han topado con la resistencia en el noroeste del país de decenas de grupos armados -muchos de ellos cercanos a la órbita del terrorismo yihadista- que se mantienen gracias a las sumas facilitadas por Turquía y por Qatar.
El ELS, también conocido como Ejército Nacional Sirio, se configuró en 2011 como las Fuerzas Armadas oficiales de toda la oposición al régimen. Sin embargo, en los últimos años se ha ido mezclando con otros grupos armados más extremistas. Desde que el presidente Recep Tayyip Erdogan inició sus intervenciones armadas en suelo sirio, coincidiendo con la retirada estadounidense, los miembros del ELS han estado combatiendo al junto a los soldados.
Esa historia, sin embargo, corre peligro de acabar mal. Las finanzas turcas, desde luego, no se encuentran en su mejor momento. La lira no muestra buena salud: está registrando su peor valoración desde 2018, en parte, es cierto, debido a la expansión del coronavirus. Uno de los puntos fuertes de la economía de Turquía es el turismo, que se encuentra entre los sectores más perjudicados por la pandemia. No obstante, hay otros signos poco alentadores. En 2019, la inversión extranjera directa (IED) del país registró unos niveles tan bajos que no se habían visto desde 2004. Además, el déficit en materia de comercio exterior subió el año pasado hasta superar los 400 millones de dólares.
Por otra parte, el enfrentamiento que mantiene Recep Tayyip Erdogan con Rusia a nivel geopolítico -ambas potencias apoyan a bandos distintos tanto en Siria como en Libia- no parece que vaya a hacerle ningún bien a las arcas de Ankara, puesto que ambos países son importantes socios comerciales.