The European Investment Bank opens its doors to security and defence projects

El hecho de ser el único Banco cuyos accionistas son los Estados miembros de la Unión Europea ha convertido al Banco Europeo de Inversiones (BEI) en poco más de dos años en uno de los instrumentos que utiliza Bruselas para apoyar la amplia Agenda Europea de Seguridad y Defensa.
Pero ni mucho menos ha sido siempre así. Las líneas de financiación del BEI desde su creación en 1958 desterraban cualquier tipo de proyecto de seguridad o defensa que pudieran presentar las empresas e incluso las instituciones de los países socios de la Unión Europea.
Sin embargo, las medidas de exclusión han quedado revocadas a raíz de una demanda formulada en octubre de 2017 por el Consejo Europeo. El resultado fue que en diciembre de ese mismo año, el Consejo de Administración del Banco dio luz verde a una nueva política de financiación concebida ex profeso para el sector de la seguridad y la defensa.
“Antes teníamos prohibido financiar cualquier proyecto relacionado con la seguridad y la defensa, pero las cosas han cambiado”, recuerda Emilio de la Guardia alto responsable del departamento de Operaciones de Financiación del BEI para España y Portugal. “Ahora nuestro objetivo para el trienio 2020-2022 es prestar dinero por un importe de 6.000 millones de euros, lo que supone 2.000 millones anuales”.
El alto funcionario expuso las oportunidades que brinda su Banco ante autoridades y empresarios españoles presentes en la 1ª Jornada del Foro Invierte, evento organizado por las patronales TEDAE y AESMIDE, que agrupan a las principales empresas españolas del sector de la seguridad, defensa y aeroespacial.
La financiación del BEI puede materializarse de manera directa ‒al ser un banco mayorista‒ o indirecta, a través de una entidad financiera local, por ejemplo, BBVA, Santander, Bankia, Bankinter, Ibercaja, CaixaBank, Banca March… El coste de cada proyecto no debe ser superior a los 25 millones de euros y en el caso de los préstamos a PYMES, la financiación puede llegar al 100% de la inversión con un máximo de 12,5 millones de euros.
En el marco del instrumento que ha sido bautizado como Iniciativa de Seguridad Europea (ESI), el BEI financia proyectos en cuatro grandes áreas: tecnologías de doble uso, seguridad de infraestructuras civiles, ciberseguridad y actividades complementarias de la Policía y Fuerzas Armadas. Por ejemplo, la Gendarmería Nacional de Francia ha recibido una financiación de 33 millones para mejorar la eficiencia energética de los hogares de los gendarmes, comisarías y establecimientos policiales.
El conjunto de proyectos presentados por las entidades europeas al BEI en 2019 ascendió a 2.531,1 millones de euros, casi en doble que en 2018. El mayor volumen económico fue a parar a iniciativas relacionadas con material de doble uso, que ascendieron a 1.352,8 millones (53,45%).
En el ámbito español, el Banco favoreció a lo largo de 2019 la puesta en marcha de proyectos de seguridad y defensa por valor de 1.054,9 millones de euros, de los que en el capítulo de proyectos de doble uso se enmarcaron 768,5 millones (72,85%), al campo de la seguridad de las infraestructuras civiles se dedicaron 193 millones (18,36%) y a la vertiente de ciberseguridad fueron a parar 90,7 millones (8,60 %).

Bajo el concepto de seguridad de infraestructuras civiles se encuadran los proyectos para la protección de espacios públicos. También las medidas encaminadas a mejorar la protección de los accesos a plantas de producción y refinado de productos petrolíferos, centrales nucleares e hidrológicas, así como de infraestructuras energéticas, de telecomunicaciones y transporte, principalmente en aeropuertos, puertos, fronteras y aduanas.
En el plano nacional, entre las propuestas aprobadas por el Banco en materia de protección de infraestructuras críticas está el caso de éxito de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) ‒la entidad pública empresarial responsable de administrar los aeropuertos públicos civiles en España‒, que ha recibido un préstamo del orden de los 400 millones para adquirir sistemas de detección de explosivos y de verificación de equipajes con destino a 28 aeropuertos españoles.
También es el caso de ENAIRE, la entidad pública empresarial que gestiona la navegación aérea en España, que ha recibido un préstamo de 200 millones para incrementar las medidas de ciberseguridad de su sistema de gestión del tráfico aéreo y adaptarlo a su programa Plan de Vuelo 2020.

Lo anterior se engloba en el conjunto de la masa monetaria que el BEI ha dedicado el año pasado a respaldar proyectos nacionales, que se eleva a 8.966 millones de euros, equivalente al 0,7 % del PIB nacional. Ello representa “el 12% de la actividad económica del Banco, lo que significa que España es el segundo país que recibe un mayor volumen de financiación del BEI”, subraya Emilio de la Guardia.
Del total de los 8.966 millones volcados en España, nada menos que 4.755 millones se encaminaron hacia pequeñas y medianas empresas (PYME,s), lo que supone un préstamo medio del orden de los 84.100 euros, que repercutió en beneficio de 625.000 empleados, datos que sitúan a España, resalta de la Guardia, como “la nación que mayor financiación para PYME,s ha recibido a lo largo de 2019”.
El BEI también ha puesto en marcha un instrumento que denomina Mecanismo de Cooperación Financiera (CFM), que facilita el acceso a la financiación a aquellos proyectos cooperativos de defensa en los que intervienen varios estados miembros de la UE, principalmente cuando faltan fondos públicos debido a la ausencia de sincronización presupuestaria.
El CFM se estructura en dos pilares. Uno de ellos es el acuerdo existente entre la Agencia Europea de Defensa (EDA) y el BEI ‒firmado el 9 de diciembre de 2019‒ por el que la Agencia “identifica los proyectos cooperativos de defensa en los que el BEI puede ser el financiador exclusivo”, subraya Emilio de la Guardia. En segundo lugar dispone de una línea de financiación orientada hacia los estados miembros, que incluye un sistema de avances reembolsables y pagos diferidos. Diez estados de la UE ya se han sumado al CFM, entre ellos España.
Las operaciones a las que el Banco brinda su apoyo son proyectos tanto del sector privado como también del público. De forma mayoritaria se orientan hacia el sector empresarial industrial, pero también hacia las entidades financieras, por ejemplo, para poner en marcha sus propios programas de protección frente a los ciber ataques.
¿Cómo entiende el BEI el concepto de tecnología de doble uso? La entidad considera que una iniciativa se enmarca bajo el epígrafe de uso dual cuando se constata que su componente civil es igual o superior al 50% del coste del proyecto en gastos de I+D e inversiones. Pero no solo eso, también deben cumplirse tales requisitos en los ingresos estimados a lo largo del ciclo de vida del proyecto.
En el entorno de la UE, el BEI también ha apoyado a la multinacional sueca Ericsson con un préstamo de 500 millones en sus trabajos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) para conformar el marco de ciberseguridad de su red de infraestructuras de telecomunicaciones 5G.

En el plano aeronáutico, ha concedido un préstamo de 300 millones a la rama de helicópteros de la corporación industrial italiana Leonardo para desarrollar programas de I+D+i que le permitan integrar las últimas tecnologías sobre helicópteros dedicados a fines comerciales, servicio público, defensa y seguridad.
En definitiva, la financiación del BEI dedicada a proyectos de seguridad y defensa se concentra en el apoyo institucional al Plan de Acción Europeo de la Defensa (EDAP), principalmente a las cadenas de suministro del sector de la defensa en el ámbito privado de las PYMES y las empresas de mediana capitalización o Midcaps.
También se aprueban líneas de apoyo para la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades causadas por armas biológicas en la cadena alimentaria y el suministro de agua, así como para la construcción de laboratorios dedicados a la fabricación de vacunas.

El BEI es una entidad financiera sin ánimo de lucro, con un rating financiero muy elevado (AAA), que hace las veces de catalizador de otros bancos y entidades financieras. La cuantía máxima de sus préstamos es del orden del 50% del proyecto una vez definido, con plazos largos de amortización y carencia de acuerdo con la vida económica de la inversión, generalmente entre 5 y10 años o incluso más, y con tipo de interés que pueden ser fijos, variables, revisables y convertibles, con facilidades para elegir el tipo de divisa.