Interacción de las grandes potencias en Asia Oriental (1): Estados Unidos, la República Popular de China e India

Este documento es copia del original que ha sido publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en el siguiente enlace.
El papel clave de Estados Unidos en la disputa sobre Taiwán es el mayor ejemplo de que la actuación de las potencias en Asia Oriental es esencial para la región, en primer lugar porque viene marcado por la geopolítica global de nuestros días: la rivalidad estratégica entre China y Estados Unidos. En la misma, los estadounidenses están apostando por las alianzas como el AUKUS, el Quad o el Marco Económico para el Indo- Pacífico. Una política adjunta a la superioridad tecnológica y militar que Estados Unidos aún mantiene sobre China.
Por su parte, China propugna un nuevo orden internacional diferente del liberal surgido tras la II Guerra Mundial, con ideas e iniciativas que introducen nuevas narrativas en la comunidad internacional, en especial atractiva para los países del Sur Global, aunque se acompañe de problemas de deuda externa en el marco de las inversiones y préstamos de la Iniciativa de la Franja y Ruta de la Seda. India, una potencia tradicionalmente no alineada en la política de bloques y que ha estado orientada hacia su vecindario próximo, parece dispuesta a ser un actor relevante en la región, pero ¿conseguirá ser autónoma o se verá arrastrada por la rivalidad chino-norteamericana?
1. La competición EE.UU.-RPC y el dilema de seguridad en el Indo-Pacífico
Desde que Henry Kissinger argumentó que el centro de gravedad de los asuntos mundiales estaba pasando del Atlántico a Asia y el Pacífico, y que Joseph Nye estableciera el debilitamiento de la pre-eminencia normativa de EEUU y Occidente, ha habido también un reenfoque estratégico hacia un nuevo escenario principal, pasando de la competición por el Hearthland hacia el Indo-Pacífico. Este es un escenario esencialmente marítimo (naval, aéreo y espacial en vez de terrestre), en el que aún existe superioridad militar de EEUU, pero hay una redistribución asimétrica y consolidación de capacidades económicas. Por ejemplo, la población suma 1500 millones en Subcontinente Indio y 1300 en la China continental y 600 millones en Suroeste de Asia. Pasa por la zona el 50% del tonelaje mercante; esto es, más de un tercio de todas las mercancías del mundo pasan por los estrechos de Malacca-Lombok; en términos energéticos, el tránsito en el Océano Indico-Malacca-Mar del Sur de China es el triple que el que pasa por Suez y quince veces más que el que pasa por el Canal de Panamá. Dentro del contexto de la dinámica de seguridad en Asia-Pacífico, y la multiplicación de problemas y opciones estratégicas en la zona, esto es, Corea del Norte, el Mar del Sur de China, las islas Senkaku y las relaciones India-RPC (principalmente Doklam y las islas Maldivas), se proyecta un escenario que aumenta peligrosamente las opciones de conflicto en el futuro, ya que produce una escalada gradual de tensión convergente, que hace difícil la solución compartimentalizada de los problemas, y que podría derivar en un enfrentamiento militar no deseado, con consecuencias de difícil previsión. Esta espiral, alimentada además por la conducta de Corea del Norte, no parece que pueda reducirse a pesar de la interdependencia económica en la zona. Esta tendencia podría representar un argumento en las posiciones que defienden el ascenso de la RPC como una amenaza al statu quo, no solo de la zona, sino del orden internacional. La trampa de Tucidides, argumentada por Graham Allison, entre EEUU y la RPC está alcanzando una nueva dinámica que responde a la política de alianzas cada vez más clara con un rearme generalizado como respuesta a las políticas de la RPC en el Mar del Este y el Sur de China, en el Indico, Pacífico y fronteras con India. La percepción de un aumento de beligerancia de forma incremental y ciertas políticas de injerencia en la política interna de alguno de estos Estados y de otros vecinos de la zona, está llevando a una aceleración en el fortalecimiento de alianzas y un programa de rearme (también nuclear), dentro de las respuestas clásicas hacia un dilema de seguridad y la percepción de una amenaza a la seguridad tal como establece el Realismo Estructural y el modelo del dilema de seguridad.
1.1 La evolución de la política de EEUU hacia Asia. El Dilema de Seguridad, la política de alianzas y Asia
Según Robert Jervis (1978), los estados sufren un dilema de seguridad en la política internacional: la incertidumbre relativa a las motivaciones actuales y futuras de otros actores en una situación donde se está bajo la influencia de la anarquía en la estructura del sistema internacional alimenta este dilema de seguridad y aparece según los Estados toman medidas para aumentar su seguridad que otros estas perciben como reducciones en la suya. Esto dispara conductas reactivas que, finalmente, socaban la seguridad de todos los actores y hacen la guerra mucho más probable. Jervis establece que las diferencias entre los Estados, especialmente en la prioridad dada a la seguridad en relación con otras preocupaciones internas y el grado de la percepción de la amenaza, afectarán la severidad del dilema de seguridad y formarán los costes asociados con el sucker’spayoff. La geografía, los compromisos con creencias particulares y la tecnología también perjudicarán el grado con el cual aparecerá el dilema de seguridad. Específicamente, el equilibrio ofensiva-defensa y la habilidad para diferenciar entre estrategias defensivas y ofensivas alterarán la probabilidad de conductas de espirales de seguridad-inseguridad (Jervis, 1978). Así, la formación de alianzas ha sido un mecanismo a través del cual se ha buscado enfrentarse al dilema de seguridad: los problemas de la incertidumbre, los procesos de percepción y, finalmente, el proceso autodestructivo de la búsqueda de seguridad en un sistema internacional anárquico. Así, de acuerdo con la teoría del dilema de seguridad, también los estados podrían enfrentarse a un dilema de seguridad en las alianzas, y este dilema será más severo en sistemas multipolares que bipolares o unipolares: esto se debería a que los sistemas multipolares son menos estables. El juego de la alianza se enfrenta a los aspectos internos de la formación de las alianzas y el juego del adversario es el que considera los aspectos exteriores de las alianzas, esto es, al final, las percepción de la amenazas (threat perception).
1.1.1 Hacia una nueva “Entente Cordial”: del Pivot to Asia y el QUAD hacia El Indo- pacifico y AUKUS
Así como el rápido ascenso de Alemania antes de la Primera Guerra Mundial provocó un "triple entente" entre Francia, Rusia y el Reino Unido, el comportamiento cada vez más asertivo de China está creando un fuerte impulso para que las democracias de Asia- Pacífico formen una coalición más poderosa. Después de todo, como experiencia reciente en el Mar del Sur de China ha dejado en claro, ningún poder único puede imponer costos suficientes a China para su revisionismo marítimo y territorial, y mucho menos obligar a los líderes chinos a cambiar de rumbo. Esto no quiere decir que ningún país haya sido capaz de desafiar a China. En 2018 India mantuvo un enfrentamiento fronterizo de 10 semanas con China que usó la construcción de proyectos para cambiar el statu quo en la meseta del Himalaya de Doklam, tal como lo ha hecho en el Mar del Sur de China. India intervino, paralizando la actividad de construcción de China. Si la administración del presidente Barack Obama hubiera mostrado una resolución similar en el Mar del Sur de China, tal vez China no estaría ahora en posesión de siete islas artificiales militarizadas allí.
Sin embargo, Estados Unidos ha mantenido la seguridad y la estabilidad de Asia-Pacífico a través de un entramado de alianzas, tratados y acuerdos comerciales y económicos cuya piedra angular ha sido el Tratado de Defensa Mutua con Japón firmado en 1960. Además, han existido un buen número de tratados bilaterales, con Filipinas (1952), con Corea del Sur (1954) y un compromiso defensivo con Taiwán a través de la Taiwan Relations Act of 1979, que sustituía al tratado defensivo de 1954. A ello se unieron dos acuerdos multilaterales, con la SEATO (Southeast Asia Collective Defense Treaty, que incluía a Francia, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda, Tailandia y Filipinas) entre 1953 y 1977 (la alianza con Filipinas y Tailandia se mantendría gracias al llamado Pacto de Manila) y el ANZUS (1952) con Australia y Nueva Zelanda. El final de la Guerra Fría y el “Momento Unipolar” posibilitaba a la Administración Clinton reconsiderar la presencia de EEUU en Asia, apostando por el progreso de mecanismos multilaterales en Asia: se crea APEC, se amplía y profundiza ASEAN, y se crea el primer foro multilateral de seguridad ARF y el CSCAP (Council for Security Cooperation in Asia-Pacific). Los acuerdos de seguridad solían ser bilaterales (excepto SEATO, los Acuerdos de Defensa de las Cinco Potencias y el Pacto de Manila, que realmente desaparecieron o eran residuales). Así, la postura estratégica de los años 90, que se iba a sumariar con una reducción de la presencia militar de EEUU junto con la potenciación de las organizaciones multilaterales económicas en el llamado informe Nye de 1995, se revisó en 1998 (llamados East Asia Security Review-NyeReports), manteniendo unas 100.000 tropas en Asia como mecanismo de disuasión y presencia avanzada, debido a varios factores: la crisis nuclear de Corea del Norte en 1994, los intentos chinos de amedrentamiento de Taiwán en 1995-6, las pruebas nucleares de Pakistán y la India de 1998, y el lanzamiento de misiles balísticos coreanos de 1998.
Tras el 11-S, las prioridades de la política de Estados Unidos de Asia cambiaron, sobre todo, en la seguridad nacional y el terrorismo. Esto desvía la atención del noreste de Asia: refuerzo de la Alianza EE.UU.-Japón Alianza; un alto en la política hacia China; una postura aún más dura con Corea del Norte; un alto en el acercamiento a la India debido al enfoque a Pakistán por las operaciones en Afganistán y contra Al Qaeda. Pero la Administración Bush ya se había planteado, a pesar de la GWOT (Global War on Terror), una revisión de su presencia global militar antes del anuncio del GDP de 2004, y en este sentido incluso se había contemplado la reducción de presencia militar en Europa y Asía (50.000 y 20.000 tropas respectivamente). Sin embargo este no significaba una retirada sino una re-configuración más eficiente de las fuerzas norteamericanas, y que facilita el despliegue rápido de sus fuerzas en un escenario global cambiante: (Rumsfeld, 2004).
La base de la política asiática de la Administración Bush era la relación con Japón y, en particular, la alianza que mantiene el equilibrio de la seguridad en el este de Asia. Esta posición se había establecido con anterioridad por el informe final de un grupo INSS, encabezado por el futuro subsecretario de Estado, Richard Armitage y el antiguo subsecretario de Defensa Joseph Nye, el llamado Informe Armitage/Nye, que pedía la ampliación del papel japonés en esta alianza, utilizando el 1997 U.S.-Japan Defense Guidelines entre Estados Unidos y Japón como el primer paso para la profundización de la cooperación.
Esta posición fue confirmada en 2001 por el secretario Powell en su audiencia de confirmación, y por el secretario de Estado adjunto James Kelly algunos meses más tarde. Esta postura se vio reforzada por la elección de Junichiro Koizumi como primer ministro en abril de 2001. La Administración Bush no había realmente articulado una visión sobre las relaciones entre Estados Unidos y China, cuando asumió el poder. La gama de posiciones pasó de considerar a China como “competidor estratégico”, “competidor por influencia”, una “potencial rival regional” a un “socio comercial” y un potencial socio en áreas de interés común: la única posición clara fue el rechazo de la de la Administración Clinton de “asociación estratégica”.
Sin embargo, el 9/11 provocó un alto en esta política de China, buscando la cooperación con Pekín. Ambas estados aprovecharon este nuevo escenario; la obtención de apoyo de la Administración Bush en la GWOT; China necesitaba un ambiente internacional estable, una relación mejorada vis-à-vis los Estados Unidos, y la cooperación para combatir el separatismo uigur islámica de Xingjian con enlaces en Afganistán. Pero ni los Estados Unidos olvidaron su ansiedad acerca de los misiles chinos y las transferencias de armas de destrucción masiva, ni China su preocupación por la expansión militar de Estados Unidos en Asia Central y la mejora de las relaciones EE.UU.-Rusia.
Sin embargo, la base verdadera de lo que se llamará Pivot to Asia, será el nuevo informe Armitage-Nye II, de febrero de 2007, titulado “The US-Japan Alliance: Getting Asia Right Through 2020”, responde a la visión de continuidad en la defensa de los intereses vitales de EEUU en la política hacia Asia fuera cual fuese el resultado de las elecciones presidenciales tal como fue la filosofía del primer informe de 2000. La publicación de 2007 continúa situando la alianza entre EEUU y Japón como el centro de la seguridad de Asia. Sin embargo, la dinámica en la zona es diferente a la de finales de los años 90, y el informe realiza su análisis en función de la emergencia de grandes potencias. EEUU buscará acelerar el ascenso de potencias clave aliadas en Asia, (que no socaven la posición de EEUU) que establezcan centros de poder para constreñir cualquier intento hegemónico chino y permitan preservar la posición estratégica decisiva norteamericana en la zona.
Posteriormente se abriría el Quadrilateral Security Dialogue (QSD), un diálogo estratégico informal entre los Estados Unidos, Japón, Australia y la India. El diálogo fue iniciado en 2007 por el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, con el apoyo del vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, el primer ministro australiano, John Howard, y el primer ministro indio, Manmohan Singh. El diálogo fue acompañado de ejercicios militares conjuntos de una escala sin precedentes, llamado Malabar. La visita del presidente Obama a Australia el 16 y 17 de noviembre de 2011 marcaría realmente el lanzamiento de la política de Pivot to Asia. Aunque en términos de importancia estratégica, sobre todo en el este de Asia, la alianza con Japón es sobre la que descansa toda la arquitectura de seguridad de Asia-Pacífico, la estrecha relación con Australia desde la Segunda Guerra Mundial, el ANZUS y las instalaciones y acuerdos de inteligencia entre ambos estados (por ejemplo el acuerdo UKUSA), amén de condiciones políticas favorables, la Administración Obama buscaba un escenario para hacer público, no solo una política de reaseguro hacia sus aliados de Asía-Pacífico, sino de compromiso defensivo y militar.
La visita del presidente Obama tuvo lugar después de la reunión de APEC en Hawái e inmediatamente antes de la reunión Cumbre de Asia Oriental (EAS) en Bali. Visto en conjunto, estos eventos enviaron una señal clara a la RPC y los estados de la región sobre el giro estratégico en la región de Asia-Pacífico. Un mes después el artículo de la secretario de Estado Hillary Clinton, en la revista Foreign Policy titulado
«America’s Pacific Century» (Clinton, 2011), diseñaba la política de reaseguro hacia Asia, proporcionando el componente militar a esta política, realmente ampliándola con los planes de redespliegue estratégico comenzados en la Administración Bush.
Esta decisión de la Administración Obama lanzaba el mensaje de reequilibrio las prioridades estratégicas estadounidenses desde Oriente Medio a Asia, tal como había demostrado con la Estrategia de Seguridad Nacional de 2010 y los planes de retirada de Irak. La Administración Obama anunció la publicación del Defense Strategic Guidance (U.S. Department of Defense, 2012) y el discurso del secretario de Defensa Leon Panetta en el Shangri-La Dialogue (2012). Ambos documentos recogían la herencia de la Administración Bush y la ajustaban en un contexto de reducción del presupuesto de defensa. En este sentido, el reforzamiento del ANZUS y de la presencia militar de los Estados Unidos compensará parcialmente esta situación.
1.1.2 El Pivot to Asia y la Estrategia Indo-Pacífico
Desde la década de 1970, el USPACOM, Mando del Pacífico de los Estados Unidos, ha considerado los dos grandes océanos como un teatro estratégico unificado y lo describió como "Indo-Asia-Pacífico". Tokio ha redefinido el Indo-Pacífico "libre y abierto” como un concepto geoestratégico del siglo XXI. La estrategia del Indo-Pacífico "se remonta a su primera etapa como primer ministro, teniendo su origen en su discurso titulado "La Confluencia de los Dos Mares" en el parlamento indio en agosto de 2007. Abe abogó por que Japón e India, como las democracias marítimas afines, deberían promover libertad y prosperidad en la "Asia más amplia".
Esta "Asia más amplia" estaría vinculada con los Estados Unidos Australia y otras naciones del Pacífico, evolucionando en una red inmensa que permitiría personas, bienes, capital y conocimiento para fluir libremente. El desencadenante de la estrategia Indo-Pacífico fue básicamente la creciente asertividad político-militar de China y la enunciación subsiguiente de la estrategia de "el Collar de Perlas" de China en 2005. La RPC ha dominado la estrategia de denegación esencialmente restringiendo la capacidad de otros países para utilizar un determinado espacio o instalación.
Esto permite establecer una zona de amortiguación en torno a la China continental y su periferia marítima que a su vez aumentar la dificultad para otros estados para operar cerca de la parte continental de China. Pero, ya se ha producido una visión en cuanto a la necesidad de la RPC de proyectar sus fuerzas para la protección de sus intereses.
En este sentido, se está produciendo el ascenso de visiones marítimas por parte del PLAN, ya señaladas en el Libro Blanco de 2004, aunque con diferentes posibles proyecciones. Desde mitad de los años 80, el creador de la modernización del PLAN, el almirante Liu Huaqing (Holmes, J. y Yoshihara, 2008), establecía las áreas donde la RPC tenía que tener una capacidad de actuación en diferentes fases: en la primera fase, ya cubierta totalmente, la RPC debía ser capaz de llevar a cabo operaciones defensivas en la llamada "primera cadena de islas", esto es, el Mar Amarillo, los Mares del Sur y el Este de China, el Estrecho de Taiwán y las Islas Ryukyu. De hecho las actividades del PLAN han sido Llevadas a cabo incluso de forma agresiva en esta zona: sobre todo, en el Estrecho de Taiwán, para denegar la capacidad de operar a las fuerzas norteamericanas (y japonesas) en un conflicto por la isla; en el Mar del Sur de China, compite en las reclamaciones de soberanía sobre diversas islas y grupos de arrecifes, incluyendo las Islas Spratly (llamado Nansha por China) y las Islas Paracelso (llamado Xisha por China) en la afirmación de la RPC de la soberanía sobre todo el Mar del Sur de China.
En este sentido, las maniobras realizadas en el Mar Amarillo y las protestas anteriores a las maniobras conjuntas entre EEUU y Corea del Sur, obligaron a cambiar áreas de área. Una concepción que incluye el aumento de la importancia de la seguridad energética y de su suministro en estas consideraciones. Sin embargo, en la Fase II, el PLAN y la fuerza área debían de ser capaces de llevar a cabo operaciones en la segunda cadena de islas y más allá, esto es, las islas Kuriles, Japón, Australia, Guam, las Marianas y las Carolinas. De hecho, el proyecto de construcción de una portaaviones (un grupo de combate y una capacidad de proyección de fuerza) y la creación de la flota de submarinos de ataque más grande del mundo, más el establecimiento de bases o acuerdos portuarios en Gwadar (Pakistán), Marao (Maldivas) Hambantota (Sri-Lanka), Chittagong (Bangladesh) y Sittwe (Akyab, Myanmar) darían esta capacidad operativa al PLAN. Esto provocó ansiedades en muchos países de la región, incluidos India y Japón. En 2006, India y Japón comenzaron a compartir evaluaciones estratégicas viendo la vulnerabilidad estratégica clave de China, a saber, sus medios de vida de la energía que transitan por el Océano Indio. La idea de "Indo-Pacífico" fue una oportunidad para moderar el comportamiento de China, disuadiendo así su agresividad futura.
Por su parte, a partir del Libro blanco sobre la Defensa Nacional de 2004, quedo patente la creciente influencia de la Marina de la RPC (PLAN), cuyas actividades en la zona parecen ser especialmente agresivas. En el Estrecho de Taiwan, la marina china ha denegado la capacidad de operar a las fuerzas norteamericanas (y japonesas) en un conflicto por la isla; también ha actuado con cierta dureza en las cercanías de la isla, reclamando soberanía sobre las islas Senkaku y en especial en el mar del Sur de China, donde beijing compite en estas reclamaciones sobre diversas islas y grupos de arrecifes, incluyendo las Islas Spratly (llamado Nansha por China) y las Islas Paracelso (llamado Xisha por China), siguiendo la llamada Nine-dash line. En 2018 EEUU modifico su Pivot to Asia hacia la Estrategia Indo-Pacífico por la Administración Trump con un discurso del Presidente Trump en 2017, renombrando el Pentágono el mando Pacifico (PACOM) como Mando Indo-Pacífico, pero sobre todo con la estrategia de defensa nacional de 2018: “China is leveraging military modernization, influence operations, and predatory economics to coerce neighboring countries to reorder the Indo-Pacific region to their advantage. As China continues its economic and military ascendance, asserting power through an all-of-nation long-term strategy, it will continue to pursue a military modernization program that seeks Indo-Pacific regional hegemony in the near-term and displacement of the United States to achieve global preeminence in the future. The most far-reaching objective of this defense strategy is to set the military relationship between our two countries on a path of transparency and non-aggression”.Finalmente, la Estrategia Indo-Pacifico de 2019 y la de 2022 hablaban de “competencia de grandes potencias” o "competencia estratégica". La “competencia estratégica” se alinea más estrechamente con el pensamiento de la administración Biden sobre China. Pero la frase "competencia estratégica" no es nueva: la administración Trump incluso la usó en su Estrategia de Defensa Nacional de 2018. “Estados Unidos está decidido a fortalecer nuestra posición a largo plazo y nuestro compromiso con el Indo-Pacífico. Nos centraremos en todos los rincones de la región, desde el noreste de Asia y el sudeste de Asia hasta el sur de Asia y Oceanía, incluidas las islas del Pacífico. La República Popular China está combinando su poderío económico, diplomático, militar y tecnológico mientras busca una esfera de influencia en el Indo-Pacífico y busca convertirse en la potencia más influyente del mundo. La coerción y agresión de la República Popular China se extiende por todo el mundo, pero es más aguda en el Indo-Pacífico”. Además avanzaba una profundización de cinco alianzas de tratados regionales con Australia, Japón, la República de Corea (ROK), Filipinas y Tailandia.
- Fortalecimiento de las relaciones con socios regionales líderes, incluidos India, Indonesia, Malasia, Mongolia, Nueva Zelanda, Singapur, Taiwán, Vietnam y las islas del Pacífico.
- Contribuir a una ASEAN empoderada y unificada-Fortalecimiento de la Quad y cumplimiento de sus compromisos
- Apoyando el ascenso continuo y el liderazgo regional de la India-Asociarse para construir resiliencia en las Islas del Pacífico
- Forjando conexiones entre el Indo-c y el Euroatlántico
- Expansión de la presencia diplomática de EEUU en el Indo-Pacífico, particularmente en el sudeste asiático y las Islas
A la vez la Administración Biden lanzó la Iniciativa de Disuasión para el Pacífico en el Presupuesto del Departamento de Defensa para el año fiscal 2022 en mayo de 202. También en el eje económico los planes de Administración de Biden para un marco económico del Indo-Pacífico se anunciaron en la Cumbre de Asia Oriental en octubre de 2021, con la creación de un Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF) liderado por Estados Unidos. IPEF contará con cuatro "pilares" que abordarán la energía limpia, las cadenas de suministro, la lucha contra la corrupción y el comercio "justo y resistente". Claramente tras la ausencia de EEUU del TPP, la Administración Biden ha estado buscando mecanismos alternativos en este ámbito que sobre todo estaban pedidos por muchos de sus aliados. Pero quizá el game changer fue el anuncio del acuerdo AUKUS en septiembre de 2021 (White House, 2021). Realmente AUKUS busca expandir una estructura de alianza existente: la alianza de inteligencia Five Eyes (Australia, Reino Unido, EEUU, Canadá y Nueva Zelanda), un proyecto transnacional que compite para aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial, la computación cuántica y la tecnología cibernética. Estados Unidos y Gran Bretaña propusieron transferir tecnología para construir una flota de submarinos de propulsión nuclear para Australia dentro de 18 meses. Con esto, Australia se convierte en la segunda nación después del Reino Unido con la que Estados Unidos ha compartido su tecnología de submarinos nucleares. Los submarinos deben estar armados de manera convencional y funcionan con reactores nucleares. Esto incluye también armamento y estructura industrial y tecnológica para su construcción. Asi la nueva estratégica de defensa de 2022 identifica claramente a la RPC como “el único país con la intención de reformar el orden internacional y, cada vez más, con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para hacerlo” (NDS 2022) y la Estrategia de seguridad nacional de 2022 (NSS 2022) establece que la post-Guerra Fría ha terminado definitivamente y está en marcha una competencia entre las principales potencias para dar forma a lo que viene después.
1.2 La RPC y su visión de un orden internacional
Durante varios milenios, China se consideró el país más poderoso del mundo habitado, dominador del resto de pueblos a través de un sistema de contactos transnacionales interestatales que enfatizaban su supremacía cultural y su sofisticación burocrática, sin excluir las imposiciones de carácter bélico, comercial o diplomático. Tras el acentuado declive durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, el nuevo periodo que se abrió tras la proclamación de la República Popular China puso de manifiesto la pervivencia de estas ideas de superioridad cultural, aunque orientadas a la ideología comunista. Solo tras la muerte del Mao, la posibilidad de una hegemonía mundial de un Imperio Central renovado se ha convertido en un hecho factible. La relevancia de las representaciones y la necesidad de modelar las imágenes propias lleva a observar con atención las declaraciones del gobierno chino sobre la seguridad global, el derecho internacional y la gobernanza mundial, así como sus conductas arriesgadas, que entrañan costes humanos, económicos e incluso políticos. El contexto geográfico también es decisivo, puesto que unas declaraciones en relación al mar del Sur de China, por ejemplo, pueden influir en la reputación de un país tanto en un sentido positivo como negativo, como estado mantenedor del statu quo o como un estado revisionista. La interpretación de sus señales y sus indicios resulta en ocasiones más decisiva que los hechos mismos. La validez de los conceptos occidentales, aunque aparentemente sean ajenos a algunas prácticas de la política exterior china, resulta crucial para entender las ambiciones a largo plazo de la elite gobernante china y de su política exterior. El llamado “marco general de las relaciones exteriores” de la RPC establece categorías de países y organizaciones superponiendo varios conceptos, tradicionales y los propiamente ideológicos del nuevo régimen comunista y proporciona un esquema conceptual sobre el que el PCCh elabora instrucciones generales en torno a cómo abordar cada actuación en política exterior. A partir de 1946, y siguiendo las ideas generales expresadas por Mao Zedong, se establecía “la zona intermedia”, zhongjiandidai, y la “Teoría de los Tres Mundos”, di san shijie lun: el Primer mundo: EEUU y la URSS, el Segundo mundo: estados desarrollados que median entre el primer y el Tercer mundo, y el Tercer mundo, las naciones en vías de desarrollo. Tras la muerte de Mao, Deng redefinió este marco ligeramente (“grandes potencias”, daguo; los países vecinos, zhoubian ––también llamados la “periferia”, y “países en desarrollo”, fazhanzhong de guojia) y después se han ido añadiendo nuevas categoría: con Jiang Zemin, “las organizaciones multilaterales” durante el 16º Congreso del Partido en 2002; y con Hu Jintao, los “dominios” lingyu o la “diplomacia pública” unos años más tarde, en el 18º Congreso del PCCh.
1.2.1 La “Guerra Ilimitada” y la Guerra Política (Political Warfare)
La República Popular de China (RPC) con el Partido Comunista de China (PCCh) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) pusieron en marcha hace más de una década al menos, un programa de guerra política (political warfare) dentro de su estrategia de guerra ilimitada en 1999 y el plan de fusión civil-militar. Este marco general avanza no solo las ideas que desarrollan Qiao Liang y Wang Xiangsui2, sino un marco concreto para llevar a cabo dos elementos fundamentales relacionados con esta visión: el plan de fusión civil militar, y el modelo de guerra política llevado a cabo por la estrategia de las Tres Guerras. La fusión civil-militar (FMC) se refiere a un plan liderado por el Estado usando todas sus capacidades y su poder comercial, con civiles participando en iniciativas militares y la conversión de iniciativas militares para propósitos civiles. Por ejemplo, desde 2016, la Comisión Militar Central ha financiado proyectos sobre ciencia cerebral militar, sistemas biomiméticos avanzados, materiales biológicos, mejora del rendimiento humano y biotecnología de «nuevo concepción» (Kania, 2019) . La FMC busca promover una integración más profunda de las economías civiles y de defensa de la PRC y sus respectivos ecosistemas tecnológicos. Este esfuerzo tiene como objetivo crear y aprovechar las sinergias entre el desarrollo económico y la modernización militar, lo que permite que las empresas comerciales y de defensa colaboren y sincronicen sus esfuerzos mediante el intercambio de talento, recursos e innovaciones. La FMC tiene un alcance sorprendentemente amplio, que incluye todo, desde esfuerzos en big data e infraestructura hasta logística y movilización de defensa nacional. El presidente Xi Jinping ha llevado estas ideas a un nuevo nivel: una transición de la integración civilmilitar (junmin jiehe, 军民结合) a la fusión civil-militar (junmin ronghe, 军民融合). Así se estableció la Comisión Central para el Desarrollo de la Fusión Civil-Militar en enero de 2017. Desde 2016, la Comisión Militar Central ha financiado proyectos sobre ciencia cerebral militar, sistemas biomiméticos avanzados, materiales biológicos y biomiméticos, mejora del rendimiento humano y biotecnología de nuevo concepto: por ejemplo, Science
and Technology Military-Civil Fusion Special Projects Plan (科技军民融 合发展专项规划) se publicó en septiembre de 2017 con prioridad en biología, inteligencia artificial y tecnología cuántica. Fusión civil-militar (MCF), este término parece una contraparte del término estadounidense integración civil-militar (CMI), pero en realidad es mucho más profundo y complejo. Para la Oficina de Evaluación Tecnológica del Congreso de EEUU la integración civil militar es «cooperación entre el gobierno y las instalaciones comerciales en investigación y desarrollo (I+D), fabricación y operaciones de mantenimiento». Sin embargo, el modelo chino es un programa y plan dirigido por el estado para aprovechar todas las palancas del poder estatal y comercial. El 20 de junio de 2017, Xi Jinping, hablando con la Comisión Central para el Desarrollo de la Fusión Civil-Militar (CCMCFD), articuló su visión para la estrategia de Fusión Civil-Militar:
«Debemos acelerar la formación de un patrón de desarrollo profundo de fusión militar- civil de elementos completos, multidominio y de alto rendimiento, y construir gradualmente el sistema unificado de estrategias y estrategias militares-civiles de China». Cuatro meses después, Xi reiteró esta visión a la audiencia nacional, haciendo referencia a la «fusión militar-civil» tres veces en su discurso del XIX Congreso del Partido pronunciado el 18 de octubre de 2017 (China Daily, 2017). Actualmente, el sector de Defensa de China sigue estando fuertemente dominado por sus empresas estatales (SOE), y aunque la proliferación de empresas del sector privado en el panorama de DTIB de China está en alza, reunir a estos dos tipos de actores tan diferentes sigue siendo un desafío. Se han implantado comités del PCCh en más de 35 gigantes tecnológicos chinos para asegurarse de que los objetivos de la empresa no se desvíen de los del partido. Las La guerra política con características chinas El departamento de Estado estadounidense designó en octubre de 2020 a una organización del Partido Comunista Chino (PCCh) que opera en Estados Unidos como una misión extranjera. También puso fin a un acuerdo de 2011 con Pekín para celebrar una cumbre de colaboración entre gobernadores de ambas naciones. La Asociación Nacional para la Unificación Pacífica de China (NACPU), una organización controlada por el Departamento de Trabajo del Frente Unido de China (UFWD), recibió la designación el 28 de octubre de 2020, lo que significa que ahora será tratada como una embajada o misión diplomática y será debe registrar sus listas de personal y propiedades estadounidenses en el Departamento de Estado. Según un informe de 2018 publicado por la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China (USCC), la NACPU es la rama estadounidense del Consejo de China para la Promoción de la Reunificación Pacífica (CPPRC), que es operado directamente por el Frente Unido. La entidad aboga por la vuelta a la RPC de Taiwán. Según este informe, la CPPRC tiene al menos 200 capítulos en 90 países, incluidos 33 en Estados Unidos: «United Front organizations such as the National Association for China’s Peaceful Unification actively cultivate ties to campaign donors and politicians in the United States in order to lobby for Beijing’s policy priorities» and «encourage overseas Chinese to get involved in politics to advocate for Beijing’s interests». La importancia de este entramado de organizaciones y su estrategia más definida, la llamada Estrategia de las Tres Guerras, es auténticamente una estrategia de guerra política (political warfare) que nos retrotrae a los comienzos de la Guerra Fría.
En gran medida, esta estrategia, dentro de los aspectos no militares (sobre todo relativos al uso de la información) de la Guerra Ilimitada (García Cantalapiedra, 2020), busca establecer, aunque no solamente como veremos después, un marco general favorable a la RPC en el ámbito psicológico (psychological milieu) que influirá decisivamente en cómo operan los actores internacionales en el ámbito en el mundo real (operational milieu). Tal y como argumenta el recientemente fallecido profesor Robert Jervis., en dos de su magna obra The Logic of Images in International Relations y Perceptions and Misperceptions in International Politics., y en España el profesor Rubén Herrero de Castro con su La realidad inventada (Herrero, 2007), las visiones, valores, imágenes y percepciones van a conformar cómo se construirán las narrativas en un escenario de competición estratégica, que puede ser la antesala a un conflicto estratégico. Las relaciones entre actores se construyen, de hecho, sobre esas imágenes y así Jervis establece que los actores operan en el mundo real (Operational milieu), pero desde un ámbito psicológico (psychological milieu) (Jervis, 1976:15). Las imágenes en relaciones internacionales, dice Jervis, son aquellas creencias acerca de los otros que afectan las predicciones de cómo se comportarán bajo determinadas circunstancias (Jervis, 1970:5). Siguiendo esta idea, Herrero establece que esas imágenes son las representaciones mentales de las percepciones que son «un proceso integrativo por el cual los estímulos son interpretados por los individuos junto con los conocimientos previos y las creencias del actor»(Herrero, 2007:143). Randall L. Schweller and Xiaoyu Pu ya en 2011 argumentan que la RPC y el PCCh han trabajado en la construcción de una nueva narrativa que justifique la legitimidad del Partido y que a la vez deslegitime la narrativa occidental, sobre todo la de EEUU (Schweller y Pu, 2011). Han trabajado dentro del actual sistema internacional para expandir su economía y aumentar su visibilidad y como un actor político global, evitando durante mucho tiempo acciones que desafiaran directamente a EEUU. Usando los canales institucionalizados existentes, China busca aumentar su influencia política y prestigio a través de la participación activa, sin confrontación con el orden existente. Las tácticas especificas son han sido denunciar el unilateralismo de EEUU y la promoción del concepto (aunque no siempre la práctica) del multilateralismo; la creación de nuevas organizaciones internacionales; poner en marcha una iniciativa soft power de potenciar la diplomacia «en el mundo en desarrollo»; votar en contra de los Estados Unidos en las instituciones internacionales; y establecimiento de la agenda internacional en las organizaciones regionales. Esta estrategia se pone en marcha para conseguir uno de los grandes objetivos del PCCh para poder llevar a cabo el llamado Sueño de China. Desde las primeras ideas que delineaba Joseph Nye sobre el soft power, con su evolución posterior en términos de smart power y sharp power, entra de lleno el ámbito de la comunicación estratégica, y concretamente en lo que sería las operaciones de influencia, incluyendo el revisionismo histórico y la creación de un discurso y una narrativa propia, diferente y distinta de la dominante occidental. Joseph S. Nye utiliza las «tres caras del poder» para explicar cómo un actor puede influir o moldear las preferencias de otro en las relaciones internacionales. Así, la primera de ellas hace referencia al ejercicio directo del poder de un actor sobre otro, forzando a ir en contra de sus preferencias iniciales. La segunda se refiere a limitar las opciones de otros actores mediante el control de sus agendas políticas e instituciones. Finalmente, la tercera cara del poder como la capacidad de moldear las preferencias iniciales de otros actores, más que cambiar las situaciones que éstos han de afrontar. En este sentido, la reconstrucción del pasado en su primer capítulo está enmarcada en las diferentes iniciativas del PCCh desde la presidencia de Jiang Zeming, pero que se remontan en plan y estructura a la era maoísta, está teniendo su culmen desde la llegada al poder de Xi Jingping. Es parte de una ingente estrategia de comunicación estratégica, que tiene como último instrumento las operaciones de influencia. Estas proporcionan estrategias y tácticas utilizadas en apoyo de campañas de guerra política más amplias. Son acciones diseñadas para influir en los líderes de gobiernos extranjeros, empresas e industrias, la academia, los medios de comunicación y otras élites clave de una manera que beneficie la República Popular China. Estas operaciones se realizan a menudo, pero no siempre a expensas de los intereses propios de los países en los que las acciones son dirigidas. Ya en 2007, el PCCh hizo público una Gran Campaña de Propaganda Exterior, destinando miles de millones en un intento de controlar las narrativas externas sobre China. Xi Jingping ha intensificado enormemente ese esfuerzo, librando una «guerra del discurso» global. Establecía en la Reunión Nacional de Ideología y Propaganda de 2018:
«Debemos mejorar nuestra capacidad de comunicación internacional, contar bien las historias de China, difundir la voz de China, mostrar una China auténtica y completa al mundo y aumentar el poder blando del país y la influencia de Cultura china». La estrategia de las Tres Guerras: la Guerra Política con características china.
El concepto clave de la política exterior china, que une el partido con las instituciones del estado en este esfuerzo es un concepto leninista llamado el Frente Unido. El trabajo del Frente Unido es una estrategia clásica de guerra política leninista ya empleada por los bolcheviques durante la Guerra Civil rusa. En un frente unido, los comunistas «cooperan con los no revolucionarios con fines prácticos, por ejemplo, para derrotar a un enemigo común y ganárselos para la causa revolucionaria»: «The more powerful enemy can be vanquished only by exerting the utmost effort, and without fail, most thoroughly, carefully, attentively and skilfully using every, even the smallest, ‘rift’ among the enemies, of every antagonism of interest among the bourgeoisie of the various countries and among the various groups or types of bourgeoisie within the various countries, and also by taking advantage of every, even the smallest, opportunity of gaining a mass ally, even though this ally be temporary, vacillating, unstable, unreliable and conditional» (Scalapino, 1977:1057): La estrategia llegó a ser «una parte integral del pensamiento comunista chino y su práctica» (Parello-Plesner and Li, 2018:8) Como para Mao, esta es una de las «armas mágicas» de Xi Jinping para lograr el Sueño de China. Es un elemento vital de la guerra política de la República Popular China, en el interior para mantener el control sobre grupos potencialmente problemáticos, como minorías religiosas y étnicas y chinos de ultramar. Pero también como parte importante de la estrategia de injerencia de China en el exterior, que también incluirá empresas y corporaciones y entidades privadas. El PCCh empleó el trabajo del Frente Unido durante décadas tanto en su política exterior e interior, pero Xi, cuyo propio padre dirigía operaciones de guerra política durante gran parte de su carrera, ha ampliado la estrategia enormemente16. Si bien el departamento de Trabajo del frente unido del PCCh tiene la responsabilidad de estas operaciones y actividades, el trabajo es una tarea de todas las agencias y miembros del PCCh. Cada agencia del PCCh, como el departamento de Enlace Internacional, el departamento Central de Propaganda y departamento de la Asociación del Pueblo Chino para la Amistad con países extranjeros, tiene la tarea de participar en las actividades del frente unido, al igual que todos los departamentos gubernamentales de la República Popular China y las autoridades locales. Los ejecutivos de las empresas estatales de China son miembros del PCCh, y a medida que el PCCh se entromete cada vez más en la gestión de empresas conjuntas, es seguro asumir que existe una intensa actividad empresarial en la República Popular China y compromiso en el trabajo del frente unido.
Probablemente la política de la RPC lleva a un reforzamiento de las alianzas en tal como demuestra el QUAD, AUKUS y las aproximaciones bilaterales y trilaterales de diferentes estados. Por lo tanto, con respecto a las concepciones de seguridad que se encuentran en los planteamientos norteamericanos, el principal problema no es la definición de la estructura del sistema internacional como multipolar. Desde este punto de vista, la alianza entre EEUU y Asia ha estado experimentando un proceso de ajuste estructural. La alianza actual, sin embargo, no es completamente nueva y persistirían algunas de las características de la alianza de la Guerra Fría, como los que reflejan ciertos intereses generales y particulares que predisponen a EEUU y Asia para alinearse unos con otros. El principal problema dentro de las alianzas de EEUU en Asia, descansaba sobre un desacuerdo acerca de cómo lidiar con el juego del adversario dentro del dilema de seguridad, y de cómo esto afecta a la negociación intra-alianza (Snyder, 1984).
El despliegue global estadounidense posterior a la II Guerra Mundial parece que está siendo imitado por una RPC cada vez más centrada en una expansión marítima, lo que está provocando que un buen número de estados asiáticos ribereños reafirmen su parte de su alianza con EEUU. Sin embargo, la cuestión más importante en este debate es probablemente si Estados Unidos está abandonando los dos postulados básicos de su postura estratégica que se remontan a la Segunda Guerra Mundial: el mantenimiento de un orden internacional favorable a los intereses y valores de Estados Unidos, y evitar el ascenso de una potencia regional que dominando una región clave consiguiera los recursos suficientes para convertirse en un aspirante global. La conducta de la RPC muestra una mayor agresividad hacia sus vecinos en diferentes disputas territoriales, independientemente de si son o no aliados de Estados Unidos. Así, la ruptura del orden internacional liberal multilateral (el statu quo en el Mar del Sur de China o las islas Senkaku y la Convención sobre el Derecho del Mar de 1982) parece confirmar este argumento. El giro hacia la creación de un área de influencia y control “exclusivo” de la RPC, hace que los planteamientos sobre la búsqueda de la hegemonía regional parecen más cerca de ser confirmados. Además, la expansión y modernización de sus fuerzas convencionales y nucleares, junto con los últimos acontecimientos en el mar del Sur de China, Doklam y el Indico suscitan una serie de percepciones que alimentan y confirman estas imágenes y las conductas consecuentes.
2. La India y la búsqueda de la independencia estratégica: de Asia-Pacífico al Indo- Pacifico
Hay que comprender el contexto histórico general y el ascenso progresivo de la India como gran potencia, pero también en gran medida, su contexto económico y social interno, para comprender el fundamento básico de su política exterior: la búsqueda de evitar la dependencia excesiva de cualquier país mientras aprovecha diversas asociaciones en una búsqueda de seguridad y estatus como gran potencia emergente. El actual equilibrio internacional de poder y una cooperación más estrecha con los EEUU y sus aliados aumenta la influencia global de la India, mientras que se mantienen diferencias significativas sobre las ideas de orden. A nivel nacional y niveles regionales, la India se enfrenta a grandes desafíos. Su primer objetivo de política exterior —y limitación— sigue siendo el desarrollo económico y social.
El surgimiento de un imaginario regional distintivo se vio inicialmente limitado por el compromiso del primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru, con la necesidad de una “comunidad mundial”. “No me gusta la división del mundo en unas pocas áreas supranacionales enormes”, argumentó, “a menos que estén unidas por algún fuerte vínculo mundial” (Nehru 1982 [1946], 536). Sin embargo, un imaginario regional centrado en el sur de Asia pasó a primer plano en las décadas de 1970 y 1980 debido a diversas presiones nacionales e internacionales que se consideraban una amenaza para el proyecto estatal de desarrollismo nacional. El liderazgo de la entonces primera ministra Indira Gandhi fue cuestionado cada vez más por una variedad de fuerzas sociales internas y su mala relación con Richard Nixon y las revelaciones de la participación de la CIA en el derrocamiento de Salvador Allende en Chile la habían hecho cada vez más aprensiva sobre las intenciones estadounidenses en la India. Dar 2000, 254). Posteriormente, como argumenta Gupta (1990, 712), los formuladores de políticas “imaginaron amenazas externas al país desde todos los rincones. Las relaciones con China eran incómodas; Pakistán, a pesar del gobierno elegido democráticamente de Benazir Bhutto, siguió siendo el principal adversario; incluso los vecinos más pequeños eran sospechosos de albergar diseños anti-India' y este 'clima de inseguridad psicológica' ayudó al 'ascenso de los halcones en la formulación de políticas de vecindad'. Si bien el engrandecimiento territorial no se convirtió en una característica de la política exterior, la idea de que la India fuera reconocida como el líder regional preeminente se afianzó y la participación política y militar abierta y encubierta de la India en el conflicto civil de Sri Lanka en la década de 1980 fue un ejemplo de este cambio (Krishna 1999).
Para 1990, el proyecto de estado desarrollista de la India se había vuelto cada vez más insostenible desde el punto de vista político y económico, y esto se vio exacerbado por los costos financieros, la inestabilidad política y los desafíos a la legitimidad asociados con una política regional militarista. La intervención militar en Sri Lanka finalmente resultó en la guerra más larga y costosa de la India, ya que su contingente militar se empantanó en una guerra de contrainsurgencia con el grupo militante Liberation Tigers of Tamil Eelam (LTTE). Las tropas indias finalmente abandonaron Sri Lanka en 1990 contaminadas por acusaciones sobre el uso de niños soldados y abusos contra los derechos humanos y sin lograr el objetivo de desarmar a los LTTE (Krishna 1999). Aunque India experimentó un crecimiento industrial y económico constante, aunque modesto, durante la era Nehru, los beneficios de este crecimiento no se distribuyeron uniformemente, lo que contribuyó a la erosión del apoyo al Partido del Congreso y su modelo de desarrollo centrado en la industrialización urbana. El surgimiento de programas de bienestar 'populistas' en la década de 1970, que incluyeron intentos de reformas agrarias, una expansión del sector público y la nacionalización de los principales bancos, representó un cambio significativo en el modelo dominante de desarrollo, alejándose de la noción de crecimiento industrial con redistribución hacia un énfasis en la redistribución por derecho propio (Gupta 1998, 69). En la década de 1980, cuando quedó claro que estas políticas habían hecho poco para aliviar la pobreza y habían contribuido al estancamiento del crecimiento económico, se hizo un esfuerzo adicional para reorganizar el estado desarrollista prestando mayor atención a las políticas favorables a las empresas, como la reducción de los impuestos corporativos, la provisión de subsidios corporativos y el aumento de la inversión pública en ciertas áreas como la agricultura (Kohli 2004, 278-285). Si bien estas políticas aumentaron el crecimiento económico y detuvieron el aumento de la pobreza rural, la disminución de los ingresos por impuestos directos y el aumento de los gastos dieron como resultado un déficit presupuestario y una deuda pública crecientes (Kohli 2006, 1257). El subsiguiente déficit de la balanza de pagos en 1991 brindó la oportunidad a los formuladores de políticas que buscaban reformas económicas más amplias de señalar el contraste entre los problemas económicos de la India y las economías de alto crecimiento de Asia oriental y presionar por la necesidad de reformas. En las décadas de 1960 y 1970, el modelo de Asia oriental fue rechazado por ser inapropiado dado el tamaño y la complejidad social y económica de la India. En la década de 1980, cuando se implementaron algunas reformas favorables a las empresas, se reconocieron las tasas superiores de crecimiento industrial de Asia Oriental frente a las tasas de crecimiento de India del 3 al 3,5 %; sin embargo, la economía india todavía se consideraba demasiado grande y compleja para la implementación de un Oriente Modelo de industrialización orientado a la exportación al estilo asiático por parte de muchos formuladores de políticas (Alamgir 2009, 98). No obstante, esta posición fue cada vez más cuestionada y en la década de 1990, los formuladores de políticas a favor de la reforma, como Jairam Ramesh, invocaron repetidamente la experiencia de Asia oriental para deslegitimar el modelo ISI (Alamgir 2009, 100). Además de esto, la década de 1990 vio el surgimiento de una nueva clase de intereses comerciales que estaban orientados tecnológica y globalmente, y se habían beneficiado de las políticas favorables a las empresas de la década de 1980, así como de las políticas proteccionistas y las inversiones en educación profesional y técnica del estado desarrollista (D'Costa 2003; Pedersen 2000). La aparente crisis económica, el surgimiento de una nueva clase capitalista y el cambio de pensamiento entre las élites estatales allanaron el camino para un cambio a favor de la idea de que el desarrollo económico se aseguraba mejor a través de políticas de liberalización económica (Alamgir 2009, 101; Mukherji 2008). ). A principios de la década de 1990 se creó en el Ministerio de Relaciones Exteriores una División Económica, dirigida por un burócrata de alto nivel, lo que institucionalizó el nuevo enfoque en las políticas de economía abierta y, significativamente, los formuladores de políticas plantearon repetidamente la necesidad de fortalecer el compromiso regional del sur de Asia con el Este. y el sudeste asiático. Las políticas Look East y del “Vecindario ampliado” fueron los resultados políticos de este proceso. La política Look East surgió poco después del inicio de las reformas económicas y tenía como objetivo fortalecer el compromiso regional de la India con el este y el sudeste de Asia, en particular, de modo que, como señaló el entonces primer ministro del Congreso, Narasimha Rao, en 1994: 'La región de Asia y el Pacífico podría ser el trampolín para nuestro salto al mercado global' (Citado en Jaffrelot 2003, 46). En 2003, como reflejo de preocupaciones más amplias sobre la militancia islamista y las interrupciones en los flujos comerciales, el Ministro de Asuntos Exteriores de la India en el gobierno de coalición liderado por el BJP, Yashwant Sinha (Sinha 2003), señaló el surgimiento de una "nueva fase" en el Look East política 'caracterizada por una definición ampliada de 'Este', que se extiende desde Australia hasta el este de Asia, con la ASEAN [Asociación de Naciones del Sudeste Asiático] en su núcleo' y 'un cambio del comercio a cuestiones económicas y de seguridad más amplias, incluidos los esfuerzos conjuntos para proteger las rutas marítimas y coordinar las actividades antiterroristas». A fines de la década de 1990, el espacio regional de la India se expandió una vez más a través de la promoción de la noción de “vecindario extendido” en el Informe Anual 1998-1999 del Ministerio de Relaciones Exteriores, que proclamó que las “preocupaciones e interacciones de la India van mucho más allá del sur de Asia”. Incluyen a otros vecinos y países inmediatamente colindantes con esta región, nuestra "vecindad extendida", que se define como "países de la ASEAN - región del Pacífico, Asia Central, el Golfo, Asia Occidental y África del Norte, y el borde del Océano Índico" (Gobierno de India 1999). La política Look East fue cuestionada por la crisis financiera de Asia oriental que obstaculizó la expansión del comercio y por el fracaso de la India en su intento de convertirse en miembro del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en 1997.
Sin embargo, ni la política Look East ni la idea del vecindario extendido generó una seria oposición entre las élites de la política exterior y posteriormente fue adoptada por el gobierno de coalición liderado por el Congreso que ganó el poder en 2004 (Business Standard 1997). Los imaginarios regionales anteriores se han deslegitimado definitivamente a través de los procesos de transformación del Estado iniciados en la década de 1990 y el nuevo imaginario regional se consolidó aún más porque los hacedores de políticas pudieron señalar algunos resultados tangibles. En particular, India comenzó a lograr altas tasas de crecimiento económico en la década de 1990 y la mayoría de sus principales socios comerciales ahora se encuentran en su 'vecindad ampliada', incluidos los dos principales, China y los Emiratos Árabes Unidos, mientras que el comercio con Asia y África del Norte constituye la mayor parte de su comercio total (Exim Bank of India 2012).
2.1 El surgimiento del concepto del Indo-Pacífico
El surgimiento del concepto del Indo-Pacífico en el discurso político internacional fue recibido con beneplácito por los funcionarios del gobierno de la UPA liderado por el Partido del Congreso porque, como dijo el exembajador de la India en los Estados Unidos, Nirupama Rao (2013, 9), el Indo-Pacífico El concepto dio reconocimiento internacional a los cambios en el compromiso regional de India desde la década de 1990: '[e]l concepto anterior de Asia-Pacífico había buscado excluir a India', en contraste, 'hoy el término Indo-Pacífico abarca el subcontinente como un parte integrante de este mundo oriental». Sin embargo, como he argumentado en otra parte, el concepto del Indo- Pacífico fue inicialmente promovido con más fervor en India por analistas estratégicos asociados con destacados grupos de expertos indios, como la Observer Research Foundation y el Indian Council for Research on International Economic Relations, que forman parte de una red más amplia de think tanks australianos y estadounidenses que también han estado a la vanguardia de la promoción del concepto Indo-Pacífico (Chacko 2014). En el centro de sus argumentos se encontraban supuestos basados en una lógica geopolítica, en la que el ascenso de India y China y su alcance cada vez mayor en Asia y el Pacífico y los océanos Índico, respectivamente, requiere la revisión de las categorías y posturas geopolíticas tradicionales. Analistas como C. Raja Mohan y Brahma Chellany instaron a los políticos indios a ver el Indo-Pacífico como un "teatro geopolítico único" y abandonar el principio de no alineación para aliarse con otros estados preocupados por el ascenso de China (Chacko 2014, 12- 13). Sin embargo, la noción del Indo-Pacífico que finalmente adoptó el gobierno se basó en una lógica geoeconómica que reformula discursos geopolíticos como el de la no alineación.
La no alineación, como se señaló anteriormente, fue un producto de la ideología nacionalista anticolonial y surgió como una parte clave del proyecto de estado desarrollista de la India. Como discurso y política, contribuyó a los reclamos de legitimidad de la élite estatal al ayudar a poner fin a la dominación y marginación de la civilización india bajo el régimen colonial. Lo hizo reivindicando un ethos indio que repudiaba la política maniquea de la Guerra Fría ya que el "pensamiento y nuestro enfoque de la India no encajan con esta gran cruzada del comunismo o cruzada del anticomunismo", y creando un camino para que la India desempeñar un papel importante en los asuntos mundiales porque "existe una posibilidad... de que en un momento de crisis nuestros esfuerzos pacíficos y amistosos puedan marcar la diferencia y evitar esa crisis" (Nehru 1961, 69, 47; 1982 [1946], 540 ). Al contribuir al mantenimiento de la estabilidad global y, además, la autonomía interna de la India, la no alineación permitiría a la India seguir su modelo de desarrollo económico endógeno.
El caso de reformular en lugar de reemplazar este principio clave de política exterior a medida que India avanza hacia una mayor integración económica global se hizo más explícita en un informe destacado, Nonalignment 2.0, que fue coescrito por académicos y ex burócratas cercanos al gobierno de UPA, como Shyam Saran, exsecretaria de Relaciones Exteriores y enviada especial del primer ministro. El informe constituye el esfuerzo más completo para reelaborar "el principio fundamental que ha definido los compromisos internacionales de la India desde la independencia" al vincular un aspecto de este principio, la autonomía estratégica, con el nuevo enfoque de desarrollo económico de la India. Según el informe, una política de autonomía estratégica da a 'India las máximas opciones en sus relaciones con el mundo exterior, es decir, para mejorar el espacio estratégico de la India y la capacidad para la agencia independiente, lo que a su vez le dará las máximas opciones para su propio desarrollo interno. ' (Khilnani et al. 2012, 8). En línea con este objetivo, Saran (2011; citado en Sharma 2013) adoptó la visión de los océanos Índico y Pacífico como un espacio “interconectado”, viéndolo como un “corolario lógico” de la política Look East. Destacó una creciente convergencia estratégica con los Estados Unidos, Australia, Japón, Indonesia y los países del sudeste asiático, mientras que al mismo tiempo, minimizó la amenaza de conflicto con China y alentó un "papel más activo de Rusia en el teatro emergente del Indo-Pacífico' para 'ayudar a crear una arquitectura de seguridad más equilibrada en la región'.
Un examen de las declaraciones oficiales que se refieren al Indo-Pacífico, así como el discurso y la práctica de la política exterior en general, muestra que fue esta concepción geoeconómica reformulada del Indo-Pacífico la que adoptó el gobierno de la UPA. Los funcionarios indios comenzaron a utilizar la terminología del Indo-Pacífico en 2012, particularmente en discursos ante audiencias estadounidenses, japonesas y de la ASEAN y sobre el tema de la creación de una arquitectura regional y relaciones bilaterales más sólidas (Mathai 2012; Rao 2012; Singh 2013). Así, por ejemplo, en su visita a Japón en 2013, el Primer Ministro Manmohan Singh elogió a Shinzo Abe por su noción 'visionaria' de la 'confluencia de dos mares' para proporcionar un nuevo marco para la relación bilateral entre Japón y la India y sus relaciones regionales. Cooperación para construir interdependencia, 'una arquitectura regional más equilibrada' y seguridad marítima (Singh, 2013). El énfasis predominante en estos discursos, sin embargo, fue el establecimiento de 'una arquitectura regional abierta, equilibrada, inclusiva y transparente', con la ASEAN, en particular, como el 'pilar' de las 'estructuras e instituciones económicas y de seguridad', lo que permite a India mantener su autonomía estratégica (Singh 2012). El Consejero de Seguridad Nacional, Shivshankar Menon (2013, 3-4) desafió la conceptualización del Indo-Pacífico como un solo teatro geopolítico, señaló los peligros de seguir una receta de seguridad singular para las distintas áreas del Pacífico, el Océano Índico y el Mar de China Meridional, y rechazó la suposición de rivalidad marítima chino-india. Además, esta concepción del Indo-Pacífico encaja bien con las narrativas nacionalistas sobre la historia del internacionalismo antiimperialista de la India y, por lo tanto, con las ideas sobre lo que constituía un Estado legítimo: '[c]uando en la India exigimos una seguridad plural, inclusiva y abierta arquitectura en el Indo-Pacífico estamos bien dentro de una tradición y una cultura de pensamiento relativista, impulsada por ideas y omnidireccional' (Menon 2012).
Por lo tanto, aunque el gobierno de UPA hizo causa común con los Estados Unidos en el tema de la 'libertad de navegación sin trabas en aguas internacionales', se unió a los diálogos y ejercicios de defensa trilateral con los Estados Unidos y Japón y aumentó el gasto naval, lo que llevó a la adición de portaaviones y el desarrollo de un submarino nuclear, también rechazó la participación de terceros en disputas en el Mar de China Meridional, pidió un 'concierto real de potencias asiáticas', incluidos China y Estados Unidos, para garantizar la seguridad marítima en el Océano Índico , e hizo hincapié en la necesidad de "fortalecer la arquitectura de seguridad multilateral en Asia-Pacífico y avanzar a un ritmo cómodo para todos los países interesados" en lugar de centrarse en asociaciones militares bilaterales (Menon 2009; Pubby 2012). El Ministro de Defensa del gobierno, A.K. Antony en particular, emergió como particularmente resistente a una relación militar más estrecha con los Estados Unidos a pesar de las demandas en contrario de la marina, en particular (Unnithan 2011). Antony, por ejemplo, rechazó una oferta estadounidense de colocar un oficial de enlace indio en el Comando del Pacífico de los Estados Unidos y rechazó los ejercicios navales multilaterales con el argumento de que los ejercicios Malabar 2007 realizados anteriormente en los que participaron India, Estados Unidos, Singapur, Australia y Japón a las percepciones de una OTAN asiática (Organización del Tratado del Atlántico Norte) para contener a China. En cambio, se buscó nuevos diálogos trilaterales y ejercicios militares con Estados Unidos y Japón, pero buscó equilibrarlos con ejercicios contra la piratería con China.
El Gobierno también incrementó las actividades de India en el Océano Pacífico, particularmente a través de la expansión de las iniciativas de exploración de petróleo y gas y la cooperación militar y con Vietnam, ante la desaprobación de China, que reclama las aguas del Mar de China Meridional (Brewster 2009). Sin embargo, la presencia naval de la India en el Océano Pacífico bajo el gobierno de UPA se mantuvo discreta y la Estrategia de Seguridad Marítima de 2007 definió el Mar de China Meridional como un área secundaria de interés (Cuartel General Integrado del Ministerio de Defensa (Marina) 2007). Más bien, el enfoque de los compromisos del Indo-Pacífico de la India permaneció en el Océano Índico y se centró en la diplomacia naval a través del Simposio Naval del Océano Índico (IONS), que se fundó en 2008, la Asociación de la Cuenca del Océano Índico (IORA) y un acuerdo de cooperación de seguridad marítima involucrando India, Sri Lanka y Maldivas con Seychelles y Mauricio como países invitados. Por lo tanto, si bien se adoptó la terminología del Indo-Pacífico, tomó la forma de un discurso y una estrategia geoeconómicos reformulados que mantuvieron un enfoque en las iniciativas de autonomía estratégica y diplomacia marítima en lugar del poder militar.
2.2 Modi y la evolución del Indo-Pacífico
El Gobierno liderado por el Partido del Congreso perdió el poder en mayo de 2014 y fue reemplazado por la coalición NDA liderada por el BJP. El BJP hizo poca mención del concepto del Indo-Pacífico durante la campaña electoral o en su manifiesto electoral, pero el concepto había hecho apariciones ocasionales en el discurso de política exterior de la NDA mientras se enfoca en expandir los compromisos de la India en la región del Océano Índico y Asia-Pacífico. Elegido sobre una plataforma de crecimiento económico y desarrollo, el gobierno encabezado por Narendra Modi hizo de la atracción de inversiones extranjeras en la India para impulsar la fabricación nacional y el desarrollo de infraestructura como prioridades clave. Esto reflejó el camino anómalo de las políticas de economía abierta de la India, que a diferencia de China y el este de Asia, ha llevado al crecimiento del sector de servicios en lugar de la fabricación industrial. Como resultado, se intensificaron estrategias geoeconómicas tales como la re-escala espacial de la región de la India como el Indo-Pacífico, con un enfoque, en particular, en el fortalecimiento de los vínculos de la India con Asia continental y el Océano Pacífico mientras se desarrollaban más las iniciativas del Océano Índico iniciadas por el gobierno anterior. La política 'Act East', por ejemplo, es una versión renovada de la política Look East que tiene como objetivo demostrar la centralidad de Asia-Pacífico en la política exterior de la India, y ha dado lugar a numerosas visitas bilaterales de Modi a los países de la ASEAN, una un enfoque renovado en proyectos de conectividad marítima y terrestre entre India y Asia, la participación de India en el Banco Asiático de Infraestructura e Inversión liderado por China, un nuevo diálogo trilateral India-Japón- Australia y el establecimiento del Foro para la Cooperación India-Islas del Pacífico. El Proyecto Mausam, que se ejecuta desde el Ministerio de Cultura y la iniciativa Ruta de las Especias encabezada por el gobierno del estado de Kerala, se lanzaron como iniciativas de "poder blando" destinadas a revivir antiguas rutas comerciales y vínculos culturales a través del Océano Índico.
Al mismo tiempo, las percepciones del creciente unilateralismo de China han aumentado en los últimos dos años, debido a las incursiones a través de la disputada frontera entre India y China, la recuperación de tierras de China en las disputadas aguas del Mar de China Meridional, su Zona de Identificación de Defensa Aérea en el Sur China Sea y su iniciativa One Belt One Road (OBOR). Además, el gobierno ha tratado de diferenciarse de su predecesor al reclamar una política exterior más "proactiva" (Parameswaran 2015). Esto ha llevado a la revitalización de narrativas geopolíticas más antiguas que retratan a China como un rival y una amenaza para India. Muchos pensadores estratégicos indios han construido durante mucho tiempo a China como un rival. Esta caracterización de China data de principios del siglo XX y la geopolítica imperial de la India colonial, que presentaba a China como una amenaza perpetua a la integridad territorial de la India (Alamgir 2009, 48-50). Nehru buscó cuestionar esta construcción en los primeros años de la independencia de la India a través de un énfasis en la experiencia compartida del anticolonialismo, sin embargo, la guerra fronteriza de 1962, que sigue sin resolverse; la alianza de China con Pakistán, con el que India tiene una disputa territorial grave y de larga data; y el rápido crecimiento económico de China en las décadas de 1980 y 1990 ha alimentado el dominio de los discursos de rivalidad y amenaza (Chacko 2012, Cap. 3) (Alamgir 2009). El ascenso de China y su nueva asertividad percibida ha revitalizado estos discursos. La iniciativa OBOR en particular, ha sido criticada porque 'no fue una iniciativa internacional que discutieron con todo el mundo, o con los países que de una u otra forma tienen opiniones (al respecto) o que se ven afectados por ella' (Deccan Heraldo 2015). Una preocupación clave es el corredor económico propuesto entre China y Pakistán, que atravesará el territorio en disputa de la Cachemira ocupada por Pakistán. Refiriéndose implícitamente a China durante su visita a Tokio, Modi señaló:
The 21st century is Asia's century… The question is - how will it be? There are two ways - one of 'Vistarvaad' (expansionism) and the other of 'Vikasvaad' (development). Those who walk on the path of Buddha, those who have faith in the path of development, they come with a guarantee of peace and progress. But we are witnessing today the expansionism that prevailed in the 18th century (NDTV 2014).
Este nuevo enfoque en China ha creado una nueva prominencia para los Estados Unidos en el discurso del Indo-Pacífico de la India. Durante la visita del presidente estadounidense Barack Obama a la India en enero de 2015, los dos países anunciaron que "Como líderes de las dos democracias más grandes del mundo que unen la región de Asia-Pacífico y el Océano Índico y reflejando nuestro acuerdo de que una asociación más estrecha entre los Estados Unidos e India es indispensable para promover la paz, la prosperidad y la estabilidad en esas regiones, hemos acordado una Visión Estratégica Conjunta para la región' (Gobierno de la India y Gobierno de los Estados Unidos 2015). China figura de manera silenciosa pero prominente en la Visión Estratégica Conjunta de Estados Unidos e India para Asia-Pacífico y el Océano Índico, que hizo una mención especial a "garantizar la libertad de navegación y sobrevuelo en toda la región, especialmente en el Mar de China Meridional" y afirmó que " Para lograr esta visión regional, desarrollaremos una hoja de ruta que aproveche nuestros esfuerzos respectivos para aumentar los lazos entre las potencias asiáticas, lo que permitirá a nuestras naciones responder mejor a los desafíos diplomáticos, económicos y de seguridad en la región' (Gobierno de India y Gobierno de los Estados Unidos). La Visión Estratégica Conjunta ha establecido un plan de cinco años para fortalecer la integración regional, realizar diálogos regionales, consultas trilaterales con terceros países y explorar oportunidades para el compromiso multilateral. Sin embargo, como el Secretario de Relaciones Exteriores de la India, S. Jaishankar, dejó en claro más tarde en marzo, la Visión Estratégica Conjunta no equivale a una alianza, sino que "para nosotros, el hecho de que EEUU sea tanto una fuente de suministro como un socio militar ayuda a crear suficientes incertidumbres que en realidad podrían fortalecer la seguridad en la región del Indo-Pacífico' (Economic Times, 2015). India, señaló Jaishankar (2015) en un discurso en Singapur en julio, aspiraba a ser una "potencia líder" en lugar de una "potencia de equilibrio" en un mundo multipolar, con un "poder compartido" en "el corazón de la arquitectura de seguridad emergente de Asia". '. Esto no está muy alejado de la noción de la UPA de una arquitectura de seguridad plural, inclusiva y abierta en el Indo-Pacífico y sugiere una continuidad significativa.
No obstante, los críticos de la Visión Estratégica Conjunta argumentan que, a pesar de las intenciones en contrario, puede asociar demasiado a la India con los Estados Unidos y su sistema de alianzas (Varadarajan 2015). Además, India y Estados Unidos están comprometidos en distintos proyectos regulatorios e institucionales en el Indo-Pacífico que imponen límites a su asociación en la región. India es miembro de una serie de organizaciones centradas en China, incluido el Nuevo Banco de Desarrollo, la Organización de Cooperación de Shanghai, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y también es parte de la Asociación Económica Integral Regional, la alternativa al Transpacífico liderado por Estados Unidos. Asociación que incluye a China. Además, poco después del anuncio de la Visión Estratégica Conjunta, los tres principales estados involucrados en estas agrupaciones, China, India y Rusia, emitieron una declaración en la 13ª reunión trilateral de ministros de Relaciones Exteriores Rusia-India- China que 'pidió el desarrollo de un arquitectura de seguridad y cooperación abierta, inclusiva, indivisible y transparente... en la región de Asia y el Pacífico en el marco de la Cumbre de Asia Oriental' (Gobierno de Rusia, Gobierno de India y Gobierno de China, 2015). La mención del término 'indivisible' afirma la primacía de una arquitectura de seguridad centrada en la ASEAN en Asia-Pacífico en oposición a un sistema de alianza de EEUU Sin embargo, la falta de mención de la región del Océano Índico en esta declaración refleja la incomodidad de India con las actividades chinas en el Océano Índico.
Aunque China ha tratado de disipar las preocupaciones de India al sugerir formas de vincular el proyecto OBOR con sus iniciativas Act East, Make in India, Mausam y Spice Route, las conversaciones formales no han comenzado (Aneja 2015). Si el proyecto OBOR se desarrolla según lo previsto por China e India se mantiene al margen, existe una posibilidad muy real de que el discurso geoeconómico del Indo-Pacífico en India evolucione hacia uno geopolíticamente cargado que enfrente a India, Estados Unidos y sus países aliados contra China. Alternativamente, si India desarrolla un compromiso más sustancial con China en el Océano Índico al vincular sus proyectos económicos y de conectividad con OBOR, entonces el Indo-Pacífico bien podría convertirse en una estrategia geoeconómica que acerque a India y China. Sin embargo, dada la escala mucho mayor de OBOR, esto potencialmente también implica colocar a India en una posición subordinada a China, un movimiento que contradiría su principio clave de política exterior de autonomía estratégica, así como los discursos geopolíticos persistentes que posicionan a China como una amenaza y rival. Como ha dicho Gurpreet Kharuna: “No podemos tolerar la idea de jugar un papel secundario frente a China en algo, incluso si nos ayuda” (Kasturi 2015). En este sentido Japón e India anunciaría el Corredor de Crecimiento Asia-África como una iniciativa conjunta para construir conectividad entre el Pacífico y África. Si bien sus recursos financieros pueden ser limitados, la India puede desempeñar un papel importante. Por ejemplo, Delhi usó su influencia diplomática en la decisión de Bangladesh de adjudicar el proyecto del puerto Matarbari a Japón. India y Japón también pueden asociarse en otros proyectos futuros, incluso en Trincomalee en Sri Lanka, y potencialmente (sujeto a sanciones estadounidenses) en el puerto de Chabahar en Irán. El Corredor de Crecimiento Asia- África (AAGC) previsto conjuntamente por India y Japón se anunció en la cumbre de la 52ª Reunión Anual del Banco Africano de Desarrollo (BAfD) en Gandhinagar, India, del 22 al 26 de mayo de 2017. Durante el anuncio, el Primer Ministro Narendra Modi declaró que tanto India como Japón tienen como objetivo lograr una cooperación más estrecha para el desarrollo en África.
2.3 ¿Actor independiente o arrastrado a la espiral de competición EEUU-RPC?
A diferencia de los gobiernos anteriores, la ideología del BJP y la lengua en la que se desarrolla su política exterior sigue una narrativa religiosa de una nación hindú en lugar de una secular visión de civilización india. Además claramente incorpora la doctrina de la esfera de influencia soberana o la teoría Rajamandala, introducida en el trabajo más célebre de Kautilya, el Arthashastra, como el más fundamental en términos de proporcionar un imperativo estratégico viable a la proyección del poder externo del estado (Misra, 2016: 11). Tres factores dan forma particular a la India política exterior actual. A pesar del entusiasmo recurrente por la “ascenso de la India”, su mayor estrategia el reto – y la limitación – permanece desarrollo económico y social interno. En primer lugar, la India busca socios para lograr este objetivo. En segundo lugar, el ascenso de China complica el entorno estratégico de Nueva Delhi en varios niveles – en la frontera en disputa, en la vecindad de la India, y en el Océano Indio, la competencia creciente entre Estados Unidos y China. En este contexto, finalmente, India se está acercando a EEUU., mientras continúa diversificando sus alianzas externas con países como Australia, Francia, Irán, Israel, Japón y Arabia Saudita. Hoy en día, la política exterior de la India puede volver a estar en un punto de inflexión. Por un lado, la alineación entre India y EE.UU. y sus aliados; la guerra en Ucrania y el consiguiente debilitamiento de Rusia, el enfoque más musculoso de China hacia la India; y la asociación “sin límites” chino-rusa puso a la India en una posición estratégica difícil. Ante la perspectiva de un Asia unipolar, aparecía el papel de EEUU y sus aliados como equilibradores frente a China y su potencial socio menor, Rusia. En el otro lado, las concepciones indias del orden global están en varios aspectos más cerca de aquellos de China y Rusia que a los de Estados Unidos y sus aliados. En teoría, esto podría contribuir a la capacidad de Nueva Delhi para actuar como un "poder puente".
La política exterior de alineamiento múltiple de Modi podría describirse como una “evolución natural” de la política de Singh, ya que ha ofrecido una visión más clara definición de los intereses estratégicos indios, ha impulsado la relación bilateral con EE.UU., y ha enmarcado alianzas estratégicas como algo que aumenta en lugar de restringir la autonomía.(Frank O’Donnell / Mihaela Papa, 2022:805) Sin perjuicio de estos diversos puntos de fricción, la importancia económica de China para la India sigue siendo crucial. En 2022, Beijing fue el segundo socio comercial y la balanza comercial bilateral alcanzó un gran déficit comercial para India. Es revelador que la India, a pesar del enfrentamiento actual a lo largo de la frontera en disputa, es el único país que esta incómodo con el QUAD con los aspectos de seguridad. El QUAD se enfoca en cambio en temas más suaves como la tecnología, desarrollo y vacunas. A pesar de la retórica, su disposición o capacidad para distanciarse más de Beijing parece tener ciertos límites.
La invasión rusa de Ucrania obligó a la India para realizar un acto de equilibrio difícil entre su socio estratégico desde hace mucho tiempo Rusia y su cada vez más importante relaciones con Estados Unidos y sus aliados. Rusia e India comparten una” Asociación Estratégica Privilegiada” que se remonta a la Guerra Fría.53 (Ministry of External Affairs, 2019). La relación se sustenta en un mutuo “entendimiento geopolítico”, declaró el Ministro de Asuntos Exteriores Jaishankar en 2020 (Jaishankar, 2020) la percepción de la población sobre Rusia permanece relativamente positiva un año después del estallido de la guerra. Sin embargo, la importancia de Rusia en la estrategia de la India ha disminuido constantemente desde el final de la Guerra Fría. La guerra en Ucrania y las economías asociadas, y el debilitamiento político y militar de Rusia es probable que refuercen esta tendencia. Debido a las fuertes dependencias de defensa y consideraciones estratégicas, sin embargo, la India no querrá, y no podría – renunciar a su estrechar lazos con Moscú tan rápidamente. El aspecto más importante de la bilateral la relación es la cooperación de defensa. Alrededor del 75% del inventario militar es ruso o soviético de origen. A diferencia de los socios occidentales, Moscú desarrolla y produce estratégicamente tecnologías importantes como como el misil de crucero supersónico BrahMos conjuntamente con la India. Sin embargo, India ha logrado reducir su dependencia significativamente sobre las importaciones de armas rusas. Mientras que hace diez años India obtuvo más del 80% de su producción anual importaciones de armas de Rusia, para 2021 la participación se había reducido al 40 por ciento. India ha recurrido a EE.UU., Francia, e Israel, entre otros, para diversificar sus importaciones. Mientras que las relaciones comerciales con Moscú son generalmente moderados, India ha aumentado dramáticamente sus importaciones de petróleo ruso con descuento desde la invasión de Moscú a Ucrania. Desde febrero de 2022, Rusia se ha ido de ser un proveedor marginal de crudo al principal proveedor de la India. Reducciones significativas de la defensa rusa equipo en el ejército indio el inventario no sólo tomará décadas, pero también requerirá la voluntad de otros países de apoyar India en el cierre de la emergente brechas en áreas clave. Tras la invasión de Ucrania, India canceló algunas compras previamente acordadas de equipo de defensa como el MiG-29. Se ha argumentado, sin embargo, que estas cancelaciones fueron planeado antes de la invasión para promover el uso de las capacidades indígenas en el contexto de la autosuficiencia India” (Sameer Lalwani and Happymon Jacob, 2023) India está llevando a cabo a adquisiciones de importancia estratégica como el sistema de defensa aérea S-400. El acuerdo EE.UU.-India y la iniciativa de tecnología emergente (iCET), lanzado en mayo de 2022, puede ser visto como un intento de EE.UU. de apoyar los esfuerzos de diversificación de la India. Bajo la iniciativa, los dos países buscan una cooperación más estrecha en materia de municiones tecnologías, seguridad marítima, semiconductores, computación cuántica, e Inteligencia Artificial (IA). En la primera reunión bilateral bajo la iniciativa en enero de 2023, EE.UU. dijo que estaba evaluando una propuesta de General Electric para producción conjunta de motores a reacción para aviones de combate indios.
Nueva Delhi también teme un descontrolado eje Rusia-China. En 2022, China y Rusia declararon una asociación “sin límites”. Aunque esta relación estará limitada por varios factores, una mayor alineación entre Rusia, y su principal adversario, Beijing, que puede aumentar la presión a lo largo de la frontera en disputa, podría complicar seriamente el entorno estratégico de Delhi. Cuanto mayor sea este desafío, más se alineará Nueva Delhi con Estados Unidos y sus aliados. En el contexto de la visión de la India de un mundo multipolar y su búsqueda de socios para construir resiliencia, Europa – el UE y sus estados miembros individuales – también está asumiendo un papel más destacado lugar en el pensamiento estratégico de Nueva Delhi. Asi el Ministro de Relaciones Exteriores de India, Jaishankar declaró en 2021 que India está haciendo un esfuerzo por “comprometerse con los 27.
La creciente importancia estratégica de la India y su papel decisivo en el QUAD ilustra cómo la económica, política y el peso militar se está desplazando hacia Asia. Es probable que la India desempeñe un importante papel en la negociación del futuro marco Indo- Pacífico “libre y abierto”, con sus ideas de orden ganando más influencia. En este sentido, Nueva Delhi también puede ser capaz de mediar entre ciertos intereses divergentes de los Estados Unidos, Asia, Europa y África. Por ahora, esto permitirá que la India siga siendo un país relativamente independiente y beneficiado de las crecientes divisiones internacionales. Los factores restrictivos de la India siguen siendo sus capacidades materiales limitadas y la perspectiva de una China más agresiva obligando a Nueva Delhi a hacer más concesiones sobre su autonomía.
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David García Cantalapiedra
Universidad Complutense