Irán derriba un dron de Estados Unidos en el estrecho de Ormuz
Henar Hernández
Pie de foto: El buque USS Kearsarge de la Armada de Estados Unidos y el destructor de misiles guiados de clase Arleigh Burke USS Bainbridge navegan en el Mar Arábigo. U.S.NAVY/MASS COMMUNICATION SPECIALIST BRIAN M. WILBUR/via REUTERS
En un comunicado televisado, la Guardia Revolucionaria de Irán ha asegurado que ha derribado un “dron espía estadounidense intruso” del modelo RQ-4 Global Hawk porque se encontraba sobrevolando la región de Kouh-e-Mobarak, localizada al sur de Irán, lo que implicaba una violación del espacio iraní.
No obstante, un oficial del Ejército de Estados Unidos ha desmentido esta acusación y ha confirmado que el avión no tripulado, al que se ha referido como un MQ-4C Triton, ha sido derribado cuando se encontraba en el espacio aéreo internacional sobre el estrecho de Ormuz por el sistema de defensa aérea antimisiles de Irán. La fuente estadounidense ha calificado el derribo como un “ataque no provocado”. En esta línea, un portavoz del comando central de EEUU, el capitán Bill Urban, ha reiterado que “no había ningún dron sobre el territorio iraní”.
Pie de foto: El sistema de aeronaves no tripuladas MQ-4C Triton se prepara para aterrizar. U.S.NAVY/via REUTERS
El estrecho de Ormuz también ha sido el escenario estas últimas semanas de otro episodio de tensiones entre EEUU e Irán: el pasado 13 de junio, dos petroleros extranjeros eran atacados en las aguas del golfo de Omán, las cuales confluyen en el estrecho de Ormuz. Los tripulantes de ambos buques fueron rescatados por una embarcación iraní, antes de que uno de ellos se hundiera (el Front Altair, de bandera de las Islas Marshall, pero propiedad de una empresa noruega) y el otro terminase envuelto en llamas por la carga que transportaba, metanol (el Kokuka Courageous, de bandera de Panamá y operado por una compañía japonesa).
Al día siguiente del incidente, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, denunciaba que Irán era el responsable de los ataques. Entonces, el Gobierno de EEUU justificaba su acusación por las armas usadas, porque en la zona no existe ningún grupo que tuviese los recursos y la capacitación para llevar a cabo dichas operaciones de “inteligencia” y a ese “nivel de sofisticación” y por los ataques similares de Irán a otros barcos – como ocurrió el pasado 12 de mayo cuando otros cuatro petroleros fueron atacados en aguas emiratíes -. Si bien la responsabilidad de Irán en los sucesos del 12 de mayo no ha quedado esclarecida de forma oficial, un informe presentado por Emiratos Árabes Unidos (EAU), Arabia Saudí y Noruega de forma conjunta ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas revela que los sabotajes a los cuatro petroleros serían obra de un “actor estatal”.
Pie de foto: La foto tomada el 19 de junio de 2019 durante una visita guiada por la Armada de los Estados Unidos (NAVCENT) muestra un objeto supuestamente encontrado en el Kokuka Courageous, de propiedad japonesa, relacionado con el ataque de la semana pasada contra el petrolero en el Golfo de Omán. PHOTO:AFP
Ahora, el Pentágono ha aportado nuevos indicios que probarían la participación iraní en el ataque a los petroleros de hace una semana. Se trata de unas fotografías en las que se observa un objeto metálico adherido al casco del Kokuka Courageous, presumiblemente una mina que no estalló y que posteriormente fue retirada por soldados iraníes. El comandante Sean Kido, de la Quinta Flota de EEUU, la unidad militar estadounidense que opera en la región, en una rueda de prensa que ofreció este miércoles, ha asegurado que los materiales recuperados tras el ataque, en concreto, aluminio y otros metales, indican el empleo de “minas magnéticas”, que guardan una gran similitud con las “minas iraníes visibles en los desfiles militares” que organiza Irán.
Pie de foto: Objetos recogidos de la empresa japonesa Kokuka Courageous relacionados con el ataque de la semana pasada contra el petrolero en el Golfo de Omán, en una instalación naval de los EAU cerca del puerto del emirato del Golfo de Fujairah. PHOTO:AFP
La semana pasada ya se hizo público un vídeo en el que se podía ver cómo una embarcación se posicionaba al lado del petrolero japonés y cómo los soldados iraníes que supuestamente iban en ella retiraban un objeto metálico que, según EEUU, se trataría de una mina que no habría explotado en el momento del ataque.
Pie de foto: Imagen tomada de un video del ejército de EE.UU. que muestra a la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC) retirando una mina de lapa sin explotar del costado del buque tanque Kokuka, el 13 de junio de 2019. CORTESÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS DE LOS EE.UU./via REUTERS
La elección del estrecho de Ormuz como el campo de batalla
La utilización del estrecho de Ormuz como el principal escenario del recrudecimiento de las tensiones entre EEUU e Irán no es casual. Esta ruta, de 280 kilómetros de longitud y 33 kilómetros de ancho, se configura como la principal vía marítima del mundo por la que pasa cerca del 30% del comercio global del petróleo, esto es, unos 18,5 millones de barriles al día (mb/d), según datos de la Administración de Información de Energía de EEUU (EIA, por sus siglas en inglés).
Esta vía es indispensable para el negocio mundial de crudo, pues con un consumo global situado en los 100 mb/d, esto implica que alrededor de una quinta parte del petróleo pasa por el estrecho de Ormuz. En suma, para la exportación de la mayor parte del crudo producido en el territorio de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) – Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait e Irak, entre otros – se utiliza esta ruta al ser la más cercana, la más inmediata y la más eficaz. Otro dato revelador es que por el estrecho de Ormuz también discurre la mayor parte del gas natural licuado (GNL) producido por el mayor exportador mundial de este recurso, Qatar.
Asimismo, e históricamente, el estrecho de Ormuz ha sido el escenario de diversos enfrentamientos bélicos. En la guerra que tuvo lugar entre 1980 y 1988, Irán e Irak se amenazaron constantemente y lanzaron operaciones para interrumpir y sabotear las exportaciones de petróleo realizadas por el país contrario. En este campo de batalla, denominado ‘guerra de los petroleros’, EEUU llegó a orquestar, en 1987, la operación Earnest Will, la más grande lanzada por el país norteamericano desde la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de proteger a los petroleros kuwaitíes de los ataques iraníes.
En el contexto de la escalada de tensiones, las autoridades iraníes han amenazado en reiteradas ocasiones con cerrar el estrecho de Ormuz si sus intereses se veían comprometidos. Esta decisión podría tambalear el negocio petrolero mundial, dada la magnitud de las cifras expuestas anteriormente e incrementando, sin precedentes, el precio de la energía.
De acuerdo con Félix Arteaga, investigador del Real Instituto Elcano, “es muy difícil que Irán pueda cerrar el Estrecho indefinidamente sin entrar en un enfrentamiento militar directo con EEUU, en el que Irán tendría muchas posibilidades de perder”. Quizá sea, por esta razón, por la que las amenazas iraníes se hayan quedado solo en eso, en amenazas que no se han materializado de forma oficial, si bien hay que tener en cuenta la presunta y denunciada implicación estatal iraní en los últimos sabotajes a los petroleros que circulaban por las aguas del estrecho de Ormuz. Como recoge el Council of Foreign Relations, aunque “sería difícil para Irán cerrar el estrecho durante un período prolongado, Irán tiene pequeños botes que pueden interrumpir el envío, así como submarinos que pueden colocar minas. También tiene otros medios para perturbar las exportaciones de petróleo y gas de los países árabes vecinos”.
Pie de foto: Mapa de los principales puertos del Estrecho de Hormuz. AFP/AFP
Irán y Al Qaeda
El derribo de un dron también coincide en el tiempo con una información publicada por The New York Times que revela que la Administración Trump le ha comunicado al Congreso de EEUU que existen “lazos alarmantes entre Irán y Al Qaeda”. El senador demócrata Tim Kaine ha reconocido que altos funcionarios de la Casa Blanca habían hablado sobre que “Irán era un refugio seguro para Al Qaeda”, pero sin ofrecer más detalles. Kaine, que fue gobernador de Virginia entre 2006 y 2010, ha alertado, en este sentido, de que el presidente Donald Trump y su equipo “están buscando iniciar un argumento para permitir que el presidente haga lo que le gusta sin ir al Congreso, y creen que la autorización de 2001 les permitirá ir a la guerra con Irán”.
Tras los atentados del 11-S de Nueva York, el Congreso de EEUU aprobó una resolución conjunta bajo el nombre ‘Autorización para el Uso de la Fuerza Militar’, que postulaba que “el Presidente está autorizado a utilizar todas las fuerza necesaria y apropiada contra aquellas naciones, organizaciones o personas que él determine que están planeadas, autorizadas, comprometidas, o ayudó a los ataques terroristas ocurridos el 11 de septiembre de 2001, o albergaba a tales organizaciones o personas, con el fin de prevenir cualquier futuro acto de terrorismo internacional contra los Estados Unidos por tales naciones, organizaciones o personas”.
Pie de foto: El secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, durante una rueda de prensa, en el Departamento de Estado en Washington, DC, el 13 de junio de 2019. AFP/ERIC BARADAT
La estrategia de la cúpula ‘trumpiana’ de alarmar sobre una supuesta vinculación entre Irán y la organización terrorista Al Qaeda, responsable del 11-S, le serviría como pretexto para organizar una posible operación militar contra Teherán, acogiéndose a la legalidad de la autorización de 2001.
Pompeo inauguró esta narrativa durante el encuentro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado celebrado en abril. “Las conexiones de Irán con Al Qaeda son muy reales. Ellos han acogido a Al Qaeda. Ellos han permitido a Al Qaeda transitar por su país”, declaró Pompeo. En aquel momento, el senador republicano Rand Paul le preguntó al secretario de Estado si esto se iba a utilizar como una justificación para invocar la autorización de 2001 e incurrir en una “guerra legal”. Pompeo respondió que “preferiría dejar eso a los abogados”.
El escepticismo en el Congreso estadounidense, entre los oficiales de inteligencia y entre los funcionarios del Departamento de Estado y de Defensa ante la retórica empleada por el secretario de Estado, ha sido la nota predominante desde entonces, como recoge Time. En este sentido, el que fuera el oficial principal de lucha contra el terrorismo de la Administración Obama, Daniel Benjamin, ha rechazado los argumentos de Pompeo, declarando que: “Los iraníes quieren saber qué está haciendo Al Qaeda y los vigilan de cerca, pero el enfoque actual de Irán y uno que ha mantenido durante muchos años ha sido evitar cualquier cosa que provoque un ataque estadounidense”.