Mauritania dice que la ONU se equivocó en la gestión de seguridad en el Sahel
EFE/Atalayar
Pie de foto: El presidente de Mauritania, Mohamed Ould Abdel Aziz. REUTERS/LUDOVIV MARIN
El presidente saliente de Mauritania, Mohamed uld Abdel Aziz, convocó por sorpresa una conferencia de prensa para marcar el fin de sus once años de presidencia. El 22 de junio se celebran comicios para elegir a su sucesor, en la que concurren seis candidatos, y Aziz quiso pasar revista a algunos de los asuntos más importantes o polémicos de su era.
Su principal mensaje fue una crítica a la ONU porque a su juicio "no entiende" lo que está pasando en Mali, y añadió que "ha equivocado de objetivo" en su gestión de la inseguridad en el Sahel. Abdel Aziz consideró que la Misión de la ONU en el norte de Mali debería ser "una misión de combate en lugar de ser de estabilización". La Misión de la ONU de estabilización en el norte de Mali (Minusma) cuenta con 15.000 efectivos y recibe una financiación de más de 1.000 millones de dólares, recordó el presidente mauritano, pese a que "no tiene una misión precisa".
Al mismo tiempo, Aziz añadió que las pérdidas de las fuerzas de la ONU en Mali son más importantes que la fuerza conjunta del G5 Sahel (que integran, además de Mauritania, Mali, Níger, Tchad y Burkina Faso). Según las últimas cifras de la Minusma, la misión ha perdido en combate o atentado 123 "cascos azules" desde su creación en 2013, siendo así la misión de la ONU que más pérdidas humanas tiene en el mundo.
El saliente presidente mauritano recurrió al sarcasmo al recordar que el G5 Sahel pidió a la comunidad internacional 560 millones de euros para su arranque, y 130 millones de euros al año para su funcionamiento, pero que solo ha recibido hasta hoy en día "algunos chalecos antibalas".
El G5 Sahel se topa con "un muro de incomprensión por parte de la ONU, que no le quiere ayudar", lamentó Uld Abdel Aziz. Creada para luchar contra el terrorismo yihadista transfronterizo entre los países miembros, el G5 Sahel estableció en un primer momento su sede en Sévaré, a las fuerzas de Mopti en el centro de Mali.
Tras sufrir su primer ataque armado en junio de 2018 que causó entonces la muerte de seis soldados, el G5, según el gobierno maliense, decidió trasladarse al barrio de Badalabougou, en la periferia de Bamako. Ese cambio de sede se topó con la oposición feroz de los habitantes del barrio, por temor a que sea un factor que incremente la inseguridad en Bamako, y el gobierno anunció de hecho anoche que buscará una nueva ubicación.
El yihadismo en Mali adquirió especial fuerza en 2012 cuando se produjo un golpe de Estado en Bamako del que se aprovecharon grupos tuareg rebeldes, apoyados por células terroristas, para hacerse con el control del norte del país durante diez meses. Y pese a que fueron teóricamente expulsados en 2013 gracias a una intervención militar encabezada por Francia, extensas zonas en el norte y centro del país siguen fuera del control del Gobierno y donde grupos locales leales a Al Qaeda o al autodenominado Estado Islámico aprovechan para atentar contra el Ejército maliense (FAMA), la Minusma, o las fuerzas francesas de Barkhane. A ello se añade la violencia interétnica en el centro de Mali que se ha recrudecido en los últimos cuatro años entre los agricultores dogon y los nómadas peuls por el control de las tierras.
Bloguero mauritano
El bloguero mauritano Mohamed Cheij uld Mjaitir, encarcelado desde hace más de cuatro años pese a no pesar actualmente condena en su contra, está en prisión "por su propia seguridad y la de los mauritanos", dijo anoche el presidente saliente Mohamed uld Abdel Aziz.
El caso del bloguero fue muy controvertido, pues fue condenado a muerte en diciembre de 2014 por un artículo considerado injurioso contra el profeta Mahoma, pero posteriormente, y fruto de la presión internacional, la pena de muerte fue conmutada por una de prisión de dos años que ya cumplió en 2016. Y aunque Mjaitir es "liberable desde un punto de vista judicial", sigue en prisión por una "decisión administrativa", aclaró Aziz: "Es una detención dictada por imperativos de su propia seguridad y la de los mauritanos".
Aunque no las citó, el presidente Aziz respondía asi a la carta que le fue enviada el día de ayer por once organizaciones humanitarias, entre ellas Human Rights Watch, para exigirle la liberación del bloguero y "corregir así esta burda injusticia". Un comunicado de HRW emitido hoy recuerda que Mjaitir está recluido en una celda aislada, sin derecho a visitas salvo raras excepciones y con serios problemas de salud mental y física, pues padece un glaucoma que podría dejarle ciego.
El caso de Mjaitir ilustra las profundas diferencias entre los valores considerados universales y los locales cuando se trata de cuestiones relacionadas con el islam: mientras que la presión internacional pedía su exculpación, las calles mauritanas vivían las mayores manifestaciones nunca vistas para reclamar su ejecución. Mjaitir pertenece a la casta de los Lemaalmine (herreros), un grupo tradicionalmente estigmatizado en la sociedad mauritana y considerado inferior, y fue precisamente esa discriminación la que trató en el blog que le costó su encarcelamiento y juicio.
En su artículo, escrito en árabe y que tuvo amplia repercusión mediática antes de ser borrado poco después de su publicación, el joven indicaba que "la injusticia practicada hoy en día" contra su grupo ya fue "ejercida anteriormente por el propio profeta Mahoma durante su vida, cuando intercedía a favor de los árabes y los suyos contra los judíos u otros grupos lejanos".