Miles de manifestantes apoyan a las fuerzas separatistas de Yemen, que han visto reforzada su influencia en la contienda
Decenas de miles de personas se han manifestado este jueves en la ciudad de Adén, al sur de Yemen, para mostrar su apoyo a las fuerzas separatistas del sur después de que se hicieran con el control el pasado sábado de la sede presidencial y otras instituciones del Gobierno reconocido internacionalmente. La manifestación ha sido convocada por diversos grupos políticos que buscan agrupar a sindicatos y organizaciones para apoyar a las fuerzas separatistas del Consejo Transitorio Sureño (CTS). Mientras, estos grupos separatistas han desalojado, con la supervisión de la coalición internacional, algunas de las instituciones que tomaron buscando el diálogo.
Los asistentes se congregaron en el distrito de Khormaksar y agitando banderas del antiguo Estado del sur de Yemen y mostrando carteles en apoyo al CTS aclamaban lemas como “Oh revolución del sur”. “Nos reunimos hoy para renovar nuestros convenios y nuestra lealtad a la sangre de todos los mártires y para anunciar nuestro respaldo absoluto al método y las directrices del Consejo Transitorio Sureño”, indicaron los organizadores en un comunicado. Los manifestantes han exigido a las fuerzas separatistas del sur que se mantengan en sus posiciones conseguidas en Adén después de los incidentes de la semana pasada contra las fuerzas del Ejecutivo de Yemen en los que 40 personas murieron y 260 resultaron heridas, según datos de las Naciones Unidas. Hechos que el Gobierno de Yemen definió como “golpe de Estado”.
Los organizadores han expresado que la toma de instituciones gubernamentales fue el “resultado inevitable” de la situación contra los rebeldes hutíes y el fracaso del Gobierno reconocido internacionalmente. Además, comunicaron que asistentes de diferentes provincias vecinas del sur del país han viajado hasta la ciudad para unirse a las voces que aclaman la secesión. Yemen se dividió en dos Estados durante buena parte de la Guerra Fría siendo uno de ellos la República Democrática de Yemen en el sur, hasta que se produjo la unificación en 1990.
Por su parte, las tropas de las fuerzas separatistas del CTS se han retirado este jueves del palacio presidencial de Adén, que funcionaba como sede interina del Gobierno de Yemen en el exilio, así como de la sede del Banco Central. Esta acción ha sido supervisada por una delegación del Ministerio de Defensa de Arabia Saudí y un funcionario de enlace de Emiratos Árabes Unidos (EAU). De este modo, la guardia presidencial ha vuelto a tomar el control del palacio de Al-Maashiq después de haberlo perdido en los enfrentamientos del 10 de agosto. Una fuente gubernamental que ha decidido mantenerse en el anonimato ha confirmado a la agencia Efe la retirada, aunque no supo precisar a qué se debía y si esta medida dará pasó a un diálogo entre las partes, sin embargo, parece que Arabia Saudí y EAU están buscando sentar a las dos partes a dialogar.
El Gobierno de Yemen ha descartado las conversaciones con el CTS hasta que las fuerzas sureñas entreguen a la guardia presidencial todas las posiciones que capturó. Mientras, el Consejo Transitorio Sureño, se ha mostrado dispuesto a asistir a una cumbre en Arabia Saudí que busca resolver el enfrentamiento: “Agradecemos a Arabia Saudí sus sinceros esfuerzos para contener la crisis e invitamos a las partes a conversar en Jeddah”, ha dicho el CTS en un comunicado recogido por la agencia Reuters. “La reunión se realizará tan pronto como se completen los arreglos necesarios”, añadió.
La coalición árabe contra los rebeldes hutíes, con Riad a la cabeza, se mantenía sólida hasta que se produjeron los incidentes del pasado fin de semana. Las grietas de la alianza internacional de la guerra de Yemen comenzaron a aparecer hace unas semanas cuando los islamistas de Al-Islá, también aliados del Gobierno yemení, y una de sus piezas fundamentales, anunciaron que rompían sus promesas del alto al fuego con los separatistas del sur debido a sus visiones radicalmente opuestas del futuro del país después del conflicto armado, lo que derivaría en los episodios de violencia del pasado fin de semana.
Los combatientes del sur resultan un aliado importante dentro de la coalición internacional, además, estas fuerzas sureñas han recibido el apoyo financiero y militar de EAU. En una entrevista reciente recogida por Reuters, el portavoz en Reino Unido del CTS, Saleh Alnoud, afirmó que “renunciar al control de Adén no está sobre la mesa en este momento. Estamos allí para permanecer, pero para permanecer por una razón positiva: para mantener la estabilidad”. En esta entrevista el portavoz expresó que, para poner fin al enfrentamiento, el partido islamista Al-Islá, que además Emiratos ve como una rama de la Hermandad Musulmana, deberían ser expulsados de los puestos de influencia en el sur junto con cualquier político del norte: “Ese sería un muy buen comienzo si Al-Islá fuera removido de todo el sur y permitiera a los sureños gobernarse a sí mismos”.
Emiratos, pese a que el Gobierno de Yemen le acusó de apoyar las consecuencias del golpe de Estado, no ha retirado públicamente el apoyo a las fuerzas del sur. De esta forma EAU se ha distanciado de las políticas de Riad contra los hutíes, y ahora en el rompecabezas de la coalición internacional contra los rebeldes que arrebataron el Gobierno de Al-Hadi, las fuerzas del sur se han vuelto un factor importante, porque ya no se muestran conformes con estar en un papel secundario y han demostrado ser una fuerza estable en la guerra civil. Arabia Saudí parece haberse mostrado abierta a una mayor presencia sureña en la coalición para poder poner fin de una vez por todas al poder de los rebeldes hutíes en el país. Después de la retirada de las fuerzas del sur de algunas instituciones gubernamentales de Adén, bajo la supervisión de Arabia Saudí y EAU, queda por ver cómo se desarrollarán las negociaciones entre las partes en Jeddah. Mientras tanto los ataques hutíes no cesan y la población de Yemen sigue viviendo “la peor crisis humanitaria de la historia”, como ha sido denominada por las Naciones Unidas. Después de cuatro años de conflicto armado, el escenario para el proceso de paz se muestra todavía más enrevesado.