La ONU y el Consejo de Cooperación del Golfo abordan las tensiones de Oriente Medio

En el marco de la cumbre anual de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se celebra esta semana en Nueva York, el secretario general, Antonio Guterres, y el secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Abdullatif bin Rashid Al Zayani, se han reunido para abordar los últimos acontecimientos que han sacudido la estabilidad del golfo Pérsico, sobre todo, tras los ataques contra Saudi Aramco de hace una semana.
Sobre la mesa, ha estado fundamentalmente la crisis de Yemen, en la que están involucrados la milicia hutí y la coalición internacional liderada por Arabia Saudí, también denominada Coalición Árabe. Un portavoz del CCG ha declarado al diario emiratí The National, que ambos acordaron que el Consejo tenía que desempeñar “un papel en los esfuerzos realizados por el enviado de la ONU para establecer contactos con las partes preocupadas por la crisis de Yemen, en un intento por reanudar las conversaciones políticas que conduzcan a una solución política para el conflicto en Yemen de conformidad con el Diálogo Nacional de la Iniciativa del CCG”.
Con esto último, el portavoz se ha referido a la Conferencia del Diálogo Nacional que tuvo lugar entre marzo de 2013 y enero de 2014 en Saná, por la que se acordó un periodo de transición de un año en el que el presidente Abd Rabbuh Mansur al-Hadi tenía encomendadas una serie de reformas. En el documento de las conclusiones, sin embargo, no se abordaron las reivindicaciones de la milicia hutí ni del separatista Consejo Transicional Sureño, que en la actualidad marcan la agenda del país, con enfrentamientos abiertos contra el Gobierno de Al-Hadi y entre ellos.
Otra cuestión en el orden del día de la reunión ha sido las relaciones de Qatar con sus países de la región. El secretario general de la ONU ha vuelto a reiterar su compromiso para apoyar todos los esfuerzos diplomáticos que sean necesarios para devolver la cohesión a la zona, al tiempo que ha mostrado su preocupación por la ruptura de relaciones diplomáticas con el país por parte de Emiratos Árabes Unidos (EAU), Arabia Saudí, Egipto y Bahréin, naciones que acusan a Qatar de tener vínculos con organizaciones extremistas.
La delegación iraní ha escogido para la celebración de la cumbre anual de la Asamblea General los lemas “Coalición de Esperanza” e “Iniciativa de paz de Ormuz”. En este sentido y en el marco de dicho evento, según informa la agencia iraní Tasmin News, el presidente iraní, Hasán Rohaní, presentará ante los asistentes un plan “para garantizar la seguridad en el golfo Pérsico y el mar de Omán con la ayuda de los países en la región”.
El mandatario reiteró, durante un desfile militar celebrado este domingo en Teherán, que “la presencia de fuerzas extranjeras en la región pone en peligro las rutas marítimas internacionales y la seguridad de las industrias navieras, petroleras y energéticas”, en una clara referencia al recién anunciado despliegue de tropas estadounidenses en Arabia Saudí y EAU y a la puesta en marcha de la Operación Centinela. Por ello, Rohaní ha pedido a los países de la región “alianza, unidad y coordinación”, para contrarrestar la influencia occidentalista.
Un comunicado emitido por la Oficina de la Presidencia este lunes ha seguido esta misma línea: “Buscamos una cooperación masiva dentro de la región del golfo Pérsico para lograr seguridad y queremos que todos los países de la región participen en este camino”, reza la nota.
La Unión Europea, durante esta semana protagonizada por el cruce de acusaciones y amenazas entre Irán y Estados Unidos por los ataques contra Saudi Aramco, ha mostrado una postura equidistante, si bien ha condenado, al igual que la mayor parte de la comunidad internacional, la ofensiva que produjo un recorte del 5% de la producción mundial de petróleo.
Ahora, en este contexto, Francia y Reino Unido han movido ficha en el tablero global. En el caso del país galo, cabe recordar que con la celebración de la cumbre del G7 en Biarritz a finales del mes de agosto, el presidente Emmanuel Macron buscó erigirse en el mediador por excelencia entre los dos bloques antagónicos representados por Washington y Teherán. Entonces, incluso se abría la posibilidad de que los dos mandatarios, Donald Trump y Hasán Rohaní, mantuvieran una reunión con la cumbre de Naciones Unidas como telón de fondo.
En estos momentos, todo ello parece haberse esfumado: “En el momento del G7 había algunas posibilidades, algún espacio para el debate. Hoy, el potencial de las negociaciones es más limitado. Este período de tiempo es peligroso para el mundo”, ha declarado el ministro francés de exteriores, Jean-Yves Le Drian, quien, además, ha recordado que su país continuará ejerciendo labores de mediación siempre que sea posible: “Nos acercamos a estos eventos [la cumbre de la ONU] con nuestra confianza en el multilateralismo y nuestra capacidad para reducir las tensiones”, ha señalado al respecto.
Así, el diario emiratí The National concluye este lunes que “la crisis de Irán se estanca cuando Francia dice que la ventana para la diplomacia”.

En este sentido, tampoco ayuda a la distensión las últimas declaraciones realizadas por el primer ministro británico, Boris Johnson. “Reino Unido atribuye a Irán una responsabilidad muy alta por los ataques de Aramco. Creemos que es muy probable que Irán fuera realmente responsable”, ha declarado el jefe de Gobierno a los medios de camino a la cumbre de la Asamblea General. Las islas británicas se unen, así, a la postura adoptada por Estados Unidos y Arabia Saudí, que acusa directamente a Teherán de estar detrás de la ofensiva contra la petrolera estatal Saudi Aramco. Cabe recordar que el vínculo entre estos tres países se ha reforzado recientemente, pues participan en la Operación Centinela (‘Sentinel’) liderada por el gigante norteamericano para garantizar la seguridad del estrecho de Ormuz y las zonas aledañas.
En esta línea, Johnson también ha asegurado que trabajarán con “sus amigos estadounidenses y europeos para construir una respuesta que intente reducir las tensiones en la región del Golfo”. Preguntado sobre si esta podría ser de naturaleza militar, el primer ministro se ha limitado a responder que “si los sauditas o los estadounidenses nos piden que desempeñemos un papel, consideraremos de qué manera podríamos ser útil”.

Johnson ya viró su política exterior desde Bruselas hacia la Casa Blanca al descartar por completo el plan del que fuera secretario de Exteriores durante el mandato de Theresa May, Jeremy Hunt, que también consistía en la protección de las aguas del Golfo, pero a través de un plan puramente europeo en sintonía con el bloque comunitario, alejado de la política exterior dura estadounidense.