El presidente iraquí designa a Adnan al-Zarfi como primer ministro

El presidente de Irak, Barham Saleh, le ha encargado a Adnan al-Zarfi la labor de formar gobierno. El país lleva casi tres meses en funciones, después de la renuncia de Adel Abdul-Mahdi el pasado 1 de diciembre. Las protestas sociales, que estallaron el pasado octubre, comenzaron precisamente por la ingobernabilidad del Estado, junto con otros factores, como el deterioro de la situación económica o las injerencias externas de otras naciones como Estados Unidos e Irán en los asuntos internos. Cabe recordar, en este punto, que la crisis política se acentuó el pasado 26 de diciembre, cuando Saleh amenazó con dimitir llegando a presentar su renuncia ante el Parlamento.
Al-Zarfi dispone ahora de 30 días para conseguir constituir un Gabinete. Antes que él, otras figuras como Mohammed Allawi, quien fuera ministro de Telecomunicaciones durante el mandato de Nuri Maliki (2006-2014) fracasaron en el intento.
Los desafíos que enfrenta el país son sustanciales: por un lado, trabajar para celebrar elecciones anticipadas y justas y responder a las demandas legítimas de los manifestantes con la implementación de reformas, como recoge el analista Dilshad al-Dalawi en Al-Ain. Por otro lado, tendrá que hacer frente al abismo económico, que se está recrudeciendo con el impacto del coronavirus, enfermedad que también se está aprovechando de la debilidad de la infraestructura sanitaria.
“El papel es un potencial cáliz envenenado, ya que el país se ha visto afectado por un movimiento de protestas que ha durado meses, las milicias han aumentado los ataques contra las fuerzas estadounidenses y se avecina un posible desastre para la salud como resultado de la propagación del coronavirus”, advierte el analista Alex MacDonald en Middle East Eye.
Otro reto que tiene por delante es el de conseguir la aprobación de la sociedad iraquí, tanto de la clase política como del pueblo. En el primer caso, cabe resaltar que se someterá a un voto de confianza del Parlamento. Por el momento, la segunda coalición más grande de la Cámara, la pro-iraní Fatah (‘La Conquista’) ya ha rechazado su candidatura, por sus vínculos con Estados Unidos, ya que fue nombrado gobernador de Najaf por la Autoridad Provisional de la Coalición de Ocupación estadounidense en 2004. En cambio, sí ha sido bien recibida por la enviada especial de la ONU para Irak, Jeanine Hennis-Plasschaert: “Damos la bienvenida al nombramiento de un candidato a primer ministro para formar gobierno, ante las crisis de seguridad, política, económica y de salud sin precedentes”, ha señalado en un comunicado.
Nacido en 1966, el nominado a jefe del Ejecutivo desempeñó, como se ha mencionado anteriormente, entre 2004 y 2014 el puesto de gobernador de Najaf y también ocupó el cargo de subsecretario asistente de la Agencia de Información en el Ministerio del Interior de 2006 a 2009. Actualmente, es miembro del Parlamento iraquí y encabeza la coalición Nasr (‘La victoria’), que fue fundada por el ex primer ministro Haider al-Abadi.
La historia de Al-Zarfi en el plano público se remonta a 1983, cuando se integró en las filas del partido de corte islámico Dawa, formación que fue posteriormente prohibida. Entonces, en 1988, fue arrestado durante la era de Saddam Hussein y sentenciado a cadena perpetua por sus actividades políticas. Tres años más tarde, en 1991, logró escapar de la prisión de Abu Ghraib durante el levantamiento popular que se produjo tras la invasión de Kuwait. Con el fracaso de la revolución, Al-Zarfi se exilió en Estados Unidos entre 1994 y 2003. En 2004, volvió a su país de origen para fundar el movimiento iraquí Al-Wafa.